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martes, 26 de septiembre de 2023

PRESBÍTERO SEDABA A MUJERES PARA AGREDIRLAS Y GRABARLAS

Por J. J. Madueño para ABC (España).
  
La denuncia partió de la ‘novia’ del párroco, una feligresa con la que mantenía una relación. Hay una quinta víctima, pero la Policía Nacional investiga un delito de intromisión en la intimidad.
   
La Policía Nacional ha detenido al párroco // EP 
   
Drogaba, violaba y grababa el crimen. Así actuaba Francisco Javier Cuenca Villalba, un sacerdote presunto agresor sexual en Vélez-Málaga de 34 años, que ha sido detenido por la Policía Nacional. Hay constancia de las sedaciones por las imágenes y los agentes de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) se han hecho con las grabaciones encontradas en su vivienda. Hasta el momento, hay cinco mujeres localizadas e identificadas como víctimas, pero no se descartan la aparición más casos en otros lugares donde haya residido.
   
El párroco llevaba varios años ordenado y los hechos conocidos, hasta el momento, se remontan hasta 2017. Algunos de ellos, según explican fuentes de la investigación a ABC, se habrían producido en una casa parroquial. Estos serían en los primeros años de sacerdote. Estas fuentes insisten en que llevaba poco tiempo ordenado como párroco cuando comenzaron las presuntas agresiones, así como que ha estado en varias parroquias de la Diócesis de Málaga, de la que depende Melilla, ejerciendo su acción pastoral.
    
Eso sí, fuentes consultadas explican que no ejerció en Vélez-Málaga, sino que era natural de esta localidad. En Málaga sólo tuvo contacto con los municipios de El Burgo, Yunquera y Ardales. La acción pastoral como sacerdote la concentró principalmente en Melilla, donde sí estuvo más tiempo.
     
Las mujeres que sufrieron los abusos eran todas pertenecientes al círculo de amistades del supuesto agresor. Durante años, fue localizando, estudiando y viendo los puntos por los que podía supuestamente atacar a cada una. Las cinco víctimas identificadas fueron sometidas en diferentes años, así como nunca en la misma localidad. La Policía Nacional confirma en un comunicado que ellas no eran conscientes de haber sufrido ningún delito sexual.
   
El supuesto violador sabía ocultar sus huellas. Según las fuentes consultadas, se investiga si el párroco aprovechó varios viajes de las parroquias en las que ejercía para poder cometer las supuestas agresiones. Al detenido, que ha ingresado en prisión, se le atribuye la comisión de cuatro agresiones sexuales y cinco delitos contra la intimidad. La investigación se inició el pasado mes de agosto, aunque ya en junio se tuvo conocimientos. La detención fue en septiembre.
    
Una mujer fue la que denunció en la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de Melilla. En ese momento, señaló que había localizado en el domicilio, que compartía con su «pareja sentimental», un disco duro que contenía fotografías y vídeos de contenido sexual. El párroco mantenía una relación con una feligresa, pese a haber tomado los hábitos y tener promesa de celibato.
   
Denuncia de la ‘novia’
En las imágenes, según la denuncia de esta mujer, aparecían varias mujeres semidesnudas, dormidas o bajo los efectos de algún tipo de sedante. Eran las víctimas, a las que la ‘pareja’ de la denunciante les realizaba todo tipo de prácticas sexuales. La mujer sospechó que las mujeres de las fotos y los videos podían estar siendo violadas.

Así, la ‘novia’ del párroco en Melilla puso primero los hechos en conocimiento del Obispado, que lo trasladó a Vélez-Málaga. Luego denunció ante la Policía Nacional. La investigación pasó a UFAM Central en agosto ya que la investigación estaba abierta en varias provincias de España por iniciarse la denuncia en Vélez-Málaga y luego pasar las pesquisas a Málaga. Último destino antes de la detención.
   
Ante la posibilidad de que tales actos sexuales con esas mujeres no fueran consentidos, la denunciante realizó una copia del disco duro hallado sin que su pareja lo supiera. Es lo que entregó a los agentes cuando acudió a la Comisaría de Melilla para poner sus sospechas en conocimiento de la Policía Nacional. Cuando se recibió la denuncia se abrieron diligencias, que recayeron sobre la UFAM, por ser el grupo especializado en este tipo de delitos.
   
Fue este grupo de agentes los que iniciaron una investigación en colaboración con investigadores de la UFAM Central de Madrid. Tras el análisis exhaustivo del material gráfico, los investigadores comprobaron que, en algunos de los vídeos, aparecía el detenido realizando prácticas sexuales sobre diferentes mujeres en estado de inconsciencia.
   
Nuevas víctimas
Las primeras pesquisas fueron encaminadas a localizar a las mujeres, para saber si realmente habían sido forzadas. Los agentes lograron identificar a cinco víctimas que manifestaron desconocer la existencia de las grabaciones. Además, dijeron que no eran conscientes de haber sido víctimas de ningún delito de naturaleza sexual.
    
Los agentes averiguaron que las agresiones sexuales se habían llevado a cabo de forma continuada en diferentes años y localidades, con ocasión de viajes de grupos de amigos, entre los que se encontraba el arrestado. Este habría suministrado a las víctimas algún tipo de sustancia que anulaba su estado de consciencia. Así era como supuestamente hacía para poder llevar a cabo las agresiones sexuales.
    
Con toda la información recabada, los agentes establecieron un dispositivo en torno a su domicilio, que culminó con su detención. Seguidamente, se practicó una entrada y registro en esta vivienda, donde se intervino diverso material tecnológico. Un ingente volumen de datos que está pendiente de análisis. Tras ser puesto a disposición judicial se decretó su ingreso en prisión preventiva.
    
La investigación continúa abierta por parte de la Policía Nacional. Los investigadores consideran que podría haber nuevas víctimas en Melilla, Málaga o Córdoba, así cómo en otros lugares en los que el arrestado ha residido y haya podido mantener una relación de amistad con mujeres en un entorno cercano.
   
***
   
      
El presunto agresor tiene 34 años y era párroco en la provincia de Málaga // ABC

Fue una buena noticia para la Diócesis de Málaga, un joven que había decidido ordenarse, que decía en las entrevistas que concedía que había encontrado a Cristo. Francisco Javier Cuenca Villalba, el párroco detenido en Vélez-Málaga por cuatro supuestas agresiones sexuales y cinco delitos contra la intimidad, fue entrevistado por varios medios, donde contó su historia y la de su familia. En una de éstas con ‘La Opinión de Málaga’, hace ya diez años, reconoció que era hijo de una monja clarisa de Vélez-Málaga, que colgó los hábitos antes de tenerlo. «Le digo que ella tiene la culpa», decía el entonces seminarista de 24 años a este periódico de Málaga por cómo había encontrado la vocación.
    
En 2014 ya posaba con camisa de cuadros, barba y mostraba la ilusión por ser sacerdote. Entre sus respuestas reconocía haber sido monje trinitario desde los 18 años. La fe lo alcanzó desde temprana edad. Mientras estudiaba, nadie suponía que sería un presunto depredador sexual, capaz de drogar, violar y grabar las agresiones que cometía.
   
En 2017, cuando acabó el seminario, es cuando tomaría su primer destino. Ese sería Ardales, un pequeño pueblo de Málaga. Las misas en esta parroquia las compartía con las que ofrecía como párroco en la vecina Carratraca. En Ardales es dónde vivía en la casa parroquial, perteneciente a la iglesia. Allí tenía su grupo de amigos. Era un cura joven, con ganas y entabló amistades que nada sabía de lo que ocultaba.
    
Allí estaría hasta que, en 2021, se marchara a Melilla. Ya tenia varías víctimas para esa fecha. Varias mujeres, sin saberlo, ya habían sido drogadas en los viajes que hacían en el grupo de amigos. Sedadas y violadas, el disco duro con las imágenes de los supuestos crímenes era una ‘caja de Pandora’ secreta que viajaba con el cura allá dónde iba.
       
Cuando llegó a Melilla las imágenes iban en su poder. En la Ciudad Autónoma fue nombrado párroco de la iglesia de Santa María Micaela y capellán de la prisión. Ahora duerme en el penal de Alhaurín de la Torre, que ofrece también servicios religiosos como los que el detenido prestaba en la cárcel.
    
En Melilla es dónde fue descubierto. Su vida no era la ejemplar de un sacerdote, ya que convivía con una mujer, que ante la Policía Nacional se identificó como su «pareja sentimental». Era un sacerdote con ‘novia’, sin cumplir la obligada promesa de celibato. Esta mujer fue la que descubrió el disco duro con los videos y lo denunció.

«Un cura normal»
Al conocerse la existencia de ese material, el Obispado lo sacó de Melilla. Su último destino tras aparecer los videos estuvo en Yunquera y El Burgo, otro dos pueblos de Málaga. Allí lo veían como «un cura normal», pero los vecinos estaban extrañados porque el sacerdote había desaparecido de estos pueblos en los últimos días. «Hace una semana, mas o menos, que no se le ve», señalaban en Yunquera.
   
En los últimos meses vivía con su madre en la casa parroquial de Yunquera, aunque iba a dar misa también a El Burgo. Fue así hasta que se marchó. La única pista sobre el sacerdote fue que un hermano suyo estuvo en este municipio de Málaga para recoger ropa de la casa que había habitado.

Lo siguiente que supieron los vecinos fue la detención del pasado 11 de septiembre. Se ha enterado por los medios de comunicación. Había revuelo en el pueblo, puesto que nadie esperaba nada. Aunque sí hay quien dice que lo veía raro en las misas estás últimas semanas. Ahora está en prisión preventiva, investigado por cuatro agresiones sexuales y por cinco delitos contra la intimidad.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)