El presbítero Marek “Orko” Vácha , capellán de la Universidad de Praga, presidió una eucaristía el 29 de Enero en el restaurante de la abadía benedictina de Santa Margarita de Antioquía de Břevnov, cerca de Praga (República Checa).
En las mesas había copas de vino y cerveza medio llenas (es de advertir que el monasterio tiene una tradición cervecera desde su fundación en el año 993, tradición restaurada en el año 2011 y cuya cerveza Benedicta Břevnovský varía entre 11° - 21° / 4,2 - 8,5% de volumen de alcohol). El acto se llamó “El Señor en la Taberna” (“Hospodin v hospodě”), y fue transmitido por el canal TVNoe.
Un anuncio compartido en las redes sociales informaba de «Una fiesta en un pub para creyentes y no creyentes. En esencia, una misa católica romana con amigos judíos y no judíos y miembros laicos del público en general». Añadía que «durante la misa, la camarera Alena Listová estará en el bar. Será posible beber cerveza u otros líquidos durante toda la noche».
Además, el evangelio fue leído por un laico, y otros dos (entre ellos una mujer) dieron la “homilía”.
La Conferencia Episcopal Checa calificó el espectáculo de «ilícito e inapropiado».
En una declaración del 3 de Febrero, el obispón de Ostrava-Opava y presidente de la Comisión Litúrgica de la Conferencia Episcopal Checa, Martin David, señaló que «La Santa Misa debe celebrarse en un lugar sagrado, a no ser que en caso excepcional la necesidad exija otra cosa», y que «celebrar la Santa Misa en un bar sin motivos serios es en sí mismo inapropiado».
En ningún caso debe combinarse una Eucaristía «con el contexto de una cena ordinaria», escribió David, quien paso seguido descarga toda la culpa en Vácha e indirectamente, al obispón local por su falta de vigilancia: «Al parecer, el obispo diocesano competente no fue informado sobre dicha celebración y no dio su consentimiento». En realidad, el arzobispón de Praga Jan Bosco Graubner Michálkov había dado permiso para esto, y era la quinta vez que se hacía.
Si bien los organizadores argumentaron que el objetivo del evento era «acercar al Señor a aquellos que de otra manera no acudirían a la iglesia», la Conferencia Episcopal responde que «muchos de los que asistieron a este servicio recibieron la Eucaristía al concluirse, por lo que aparentemente no tuvieron problemas para entrar a la iglesia. La pregunta es por qué llevamos la Eucaristía al bar para aquellos que no vienen a la iglesia».
Como consecuencia, el presbítero Vácha, perteneciente a la diócesis de Brno, fue destituido por la archidiócesis de Praga de su cargo de capellán de la comunidad universitaria.
Sin embargo, el obispón de Brno, Pavel Konzbul, no castigará al presbítero que “se disculpó”. «La Iglesia necesita una discusión abierta sobre nuevas formas de llegar a la gente con el mensaje del evangelio manteniendo al mismo tiempo la reverencia por los sacramentos para que no haya malentendidos ni ofensas», dijo en un comunicado.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)