Noticia tomada de GLORIA NEWS.
El 21 de Diciembre, Francisco Bergoglio recibió a una treintena de presbíteros de la XXVII Prefectura (sur) de la Diócesis de Roma que le preguntaron por su pieza de propaganda homosexual “Fidúcia Súpplicans”. Don Antonio Romeo Vettorato FdCC, párroco de San Jorge en Acilia, que estaba presente en la reunión, habló de ello a la agencia de noticias estadounidense Catholic News Service (de la Conferencia Episcopal).
Francisco fingió no entender el problema, diciendo que “la gente” [= los que practican pecados sexuales sin arrepentimiento] debe ser acogida en la Iglesia.
Insistió en que su pieza de propaganda homosexual «no involucra el sacramento del matrimonio» [sino que lo socava] y que «no cambia el sacramento» [sino que se burla de él].
Sin embargo, todas estas afirmaciones yerran el blanco. El problema es que Bergoglio afirma que el pecado puede ser “bendecido”.
Probablemente para desviar la atención de la insurrección que provocó con el documento “Fidúcia Súpplicans”, luego pidió a los presbíteros que no tuvieran «prisa» por aplicar el proceso sinodal. Deben «tener el deseo que la sinodalidad se arraigue en la vida de la Iglesia», añadiendo: «Creo que ésta es la Iglesia que debemos esperar».
“Sinodalidad” es un término ruinoso, porque Francisco lo utiliza sólo para distraer de su régimen autoritario y dictatorial.
Los que defienden a Bergoglio como si fuera un dios, ¿obedecerán (como quieren que nosotros lo hagamos) cuando su sucesor revoque todo lo que él decretó, o se rebelarán contra él? O mejor, ¿se suicidarán colectivamente cuando él muera?
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