BERGOGLIO QUIERE SER SEPULTADO EN SANTA MARÍA LA MAYOR (Porque casi nadie iría al funeral)

Noticia tomada de GLORIA NEWS.

   

   

Francisco Bergoglio quiere ser enterrado en la Basílica de Santa María Mayor y no en San Pedro, le dijo a la periodista mejicana Valentina Alazraki Crastich de Nmás (el canal de noticias de Televisa) el 12 de Diciembre.

    

Ya se ha reunido con su maestro de ceremonias para “simplificar” aún más los ya minimalistas ritos funerarios papales.

    

Como excusa, citó su devoción al icono de la Virgen María como Salus Pópuli Románi que está en la basílica. Pero hay otra razón obvia: Bergoglio sabe que ha desprestigiado tanto al papado que pocos asistirán a su funeral. La celebración en la Basílica de Santa María la Mayor, que es mucho más pequeña que la de San Pedro, ocultará de alguna manera la fea realidad.

    

Francisco confirma su viaje a Bélgica en 2024, pero dice que tendría que “posponer” nuevamente su viaje imaginario a Argentina y uno a Polinesia.

    

Ha recibido una invitación de su enemigo, el presidente argentino Javier Gerardo Milei, para visitar su patria. Milei había atacado brutalmente a Francisco durante su exitosa campaña electoral. Ahora, Bergoglio espera que lo que se dice en una campaña electoral «se caiga solo».

    

Repite el mito de una «relación muy cercana» con Benedicto XVI. Pero luego resulta que lo que más admira de Benedicto es la abdicación: «Benedicto era un grande, un hombre humilde que cuando se dio cuenta de sus límites, tuvo la valentía de decir basta. Yo lo admiro».

    

Francisco da a entender que carece de una “humildad” y “valentía” similares porque confirma que «nunca había pensado en renunciar».

  

COMENTARIO: Para “simplificar” los (ya minimalistas) ritos funerarios papales, la muestra cómo fue la muerte de Benedicto XVI: no tocaron las campanas a difunto, y su traslado del monasterio “Mater Ecclésiæ” a la basílica de San Pedro fue de esta manera:

  

   

Inicialmente (año 2016), Bergoglio decía que quería ser sepultado en la tumba que ocuparon sus antecesores Juan XXIII Roncalli y Juan Pablo II Wojtyła hasta sus respectivas “beatificaciones” en el 2000 y 2014. Al final, la tumba fue destinada a Benedicto.