Poema de Carlos Nuñez Díaz, tomado de internet.
Tace, tace, tace el trucho,
por más que le gusta hablar.
Que ese bobo por rajar
se pierde, y se pierde mucho.
Su jefecillo ignorante
le está obligando a callar.
Y el menda va a reventar
pues lo suyo es ser orante.
Orante…, con esos labios
que ansían tanto besar.
Dos por uno, ése es su usar;
porque callar es de sabios…
Dispone así de más horas
para soñar en su cama.
Donde, onírico, derrama
todo el calor que le aflora…
Calla, sí. Como un cartujo;
no por voto: Por mandato.
¡Sabe Dios por cuánto rato
su capo a tal le redujo!…
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