Tomás Felton nació hacia 1566 en la antigua abadía de Bermondsey, en el distrito londinense de Surrey. Su padre Juan Felton murió mártir el 8 de Agosto de 1570 cuando él tenía cuatro años, por haber publicado fijando en la puerta del palacio episcopal de Londres junto a la catedral de San Pablo la bula “Regnans in excélsis” con la cual San Pío V excomulgaba a la reina Isabel I Tudor de Inglaterra. En 1583, recibió la tonsura del cardenal de Reims Luis de Guisa (quien fue asesinado a traición por Enrique III de Valois), y poco después tomó el hábito de los Frailes Mínimos de San Francisco de Paula, mas las austeridades lo debilitaron, por lo que tuvo que regresar a Inglaterra para disponer sus propiedades y provisionar para su profesión.
Intentando regresar a Francia, fue arrestado en tres oportunidades, siendo liberado en las dos primeras. Ya en la última, después de indecibles torturas y negarse a oír los servicios protestantes, fue llevado a juicio a la Puerta Nueva de Londres, poco después de la derrota de la Armada Española, donde fue condenado a muerte junto al sacerdote Santiago Claxton (ordenado el 9 de Julio de 1982), y fue martirizado mediante ahorcamiento y descuartizamiento “por la Fe Católica romana y el primado de los Sucesores de San Pedro” en el paraje “La esquina del arbusto” en Brentford el 28 de Agosto de 1588.
Pío XI beatificó el 15 de Diciembre de 1919 a Felton y otros 135 «soldados y atletas de Cristo que prefirieron la mendicidad, el exilio, la prisión, la tortura y la muerte antes que apostatar de la Iglesia Católica Romana, durante ciento cincuenta años, comenzando por cuando a causa del lamentable cisma suscitado por Enrique VIII los ingleses se separaron de la unidad de la Iglesia y fueron turbados por la peste protestante».
Durante el interrogatorio el día antes de su ejecución, le preguntaron a Tomás Felton si, de haberse concretado la invasión española, él se habría puesto a favor de la reina Isabel I, la “Jezabel inglesa”. Él respondió que su lealtad era con Dios y su país, pero que no reconocería en ella a la Gobernante suprema de la Iglesia de Inglaterra:
«He leído muchas crónicas, pero en ninguna he hallado que Dios haya en algún momento ordenado que una mujer ejerciese como jefe supremo de la Iglesia».
El ejemplo del beato Tomás Felton cobra mayor vigencia en estos tiempos ante la feminización de la jerarquía deuterovaticana iniciada con la aprobación de los “ministros extraordinarios de la Comunión” en 1973 por Pablo VI Montini, y potencializada por Francisco Bergoglio desde su “Sínodo sobre la Sinodalidad”.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)