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viernes, 19 de junio de 2020

MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA DECIMONOVENO

NOTA PREVIA: En las ediciones que se han sucedido desde 1879 del Mes del Sagrado Corazón de Jesús del Padre Félix Sardá y Salvany, el día 19 de Junio aparece consagrado a orar por el Papa. Pero por la circunstancia de Sede Apostólica Vacante desde el 9 de Octubre de 1958 (y que durará hasta la Parusía), este día está dedicado a orar por los Obispos fieles a la Sana Doctrina Católica, y para tal efecto, se trae la meditación dispuesta por nuestro aliado CATÓLICOS ALERTA.

Dispuesto por el Padre Félix Sardá y Salvany y publicado en Barcelona por la Tipografía Católica en 1879, con aprobación eclesiástica.
   
MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
   
 
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, oh buen Jesús, de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
   
DÍA 19º – PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS OBISPOS FIELES A LA VERDADERA DOCTRINA
  
I

Hemos llegado ya, ¡oh devotos del Sagrado Corazón!, a la última novena de este su piadoso Mes. Hora es ya que pensemos en dirigirnos a El con nuestro fervor, para rogarle en estos últimos días por las necesidades más urgentes de la sociedad humana. Por las nuestras particulares hemos rogado, cada día y podemos seguir haciéndolo en el fondo de nuestro corazón. Por estas otras, debe ser pública y común, nuestra oración, como son ellas públicas y comunes. Dediquemos, pues, el día de hoy a rogar al Sagrado Corazón por por los obispos que mantienen la verdadera Fe en estos tiempos de apostasía, en los que la verdadera Iglesia está eclipsada, y el que se presenta ante el mundo como Vicario de Nuestro Señor es un usurpador de la Sede de Pedro, un lobo feroz que arrastra a las pobres almas que le siguen a la perdición eterna.

Por ellos debemos ofrecer con preferencia nuestra más eficaz oración. Sin ellos, se extinguiría el sacerdocio y los fieles quedarían huérfanos y a la deriva: sin la Santa Misa y sin sacramentos.

Roguemos por nuestros obispos, para que se mantengan fieles y unidos para guiar a los que no se han apartado de la verdadera fe, que aunque no sean más que un puñado, constituyen la verdadera Iglesia de Cristo.

Es, por eso, que los obispos fieles son el objetivo privilegiado de las más rabiosas iras del infierno. El maligno trata de sembrar entre ellos disidencias para que no presenten un frente unido. No seremos hijos fieles de la Iglesia si no acudimos al Sagrado Corazón pidiendo por esta urgente necesidad de nuestros días.

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Cubrid con vuestro escudo de protección a estos obispos, a quienes habéis confiado la guía de nuestras almas. Asistidlos, defendedlos, para que en tu Nombre, salgan vencedores de sus constantes enemigos, que también lo son vuestros.

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Por nuestros obispos, sed siempre, y en especial durante este mes, abogado y medianero nuestro ante el Padre Celestial!
    
Medítese unos minutos.
   
II

De todos los deberes del buen católico, el deber de rogar por sus pastores es, sin duda, el primero y principal. ¿Qué familia hay en la cual los hijos no se crean obligados a prestar toda clase de auxilios al padre de ella? Aquí la gran familia es el Catolicismo, y los padres de ella son los obispos; nosotros somos sus individuos, y los auxilios principales que necesitan son los de nuestra fervorosa y constante adhesión.

Quizá nos hemos portado como extraños o indiferentes ¿Estamos seguros de haber cumplido siempre la obligación de buenos hijos? ¡Ah! Tal vez habrá motivo para que se nos acuse sobre esto en el tribunal de Dios. No queramos, pues, permanecer ya en nuestra frialdad y olvido.

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Este será mi grito constante en vuestra presencia: ¡Salvad a nuestros obispos! Dad autoridad y fuerza a sus palabras; hacédselas respetar a los fieles indóciles a su voz; hacednos sobre todo a nosotros obedientes y sumisos a sus enseñanzas. Sean confundidos y disipados los que les quieren mal.

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Por los méritos de vuestra Cruz, por el valor infinito de esta Sangre, por los azotes y espinas de vuestra cruelísima Pasión, dadles a vuestros obispos lo que por ellos os pedimos en el día de hoy.
   
Medítese, y pídase la gracia particular.
   
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros pies, oh Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.

¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: «Venid a Mí…, Aprended de Mí…, Pedid, llamad…». A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
    
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
   
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
       
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
      
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
      
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
    
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
   
℣. Jesús, manso y humilde de Corazón.
℟. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
  
ORACIÓN
¡Oh Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón!: haz que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
   
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)