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sábado, 6 de junio de 2020

MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA SEXTO

Dispuesto por el Padre Félix Sardá y Salvany y publicado en Barcelona por la Tipografía Católica en 1879, con aprobación eclesiástica.
  
MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
   
   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, oh buen Jesús, de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
   
DÍA 6º – EL SAGRADO CORAZÓN, MODELO DE MANSEDUMBRE
  
I
  
Admira hoy, alma mía, la suma mansedumbre y benignidad de este adorabilísimo Corazón. Nunca dejó de mostrarse manso y cariñoso, para que en Él aprendieses tú los encantos de esta celestial virtud. Con este carácter lo habían ya de antemano retratado los Profetas; con este mismo le vieron después y nos lo retrataron los Evangelistas.

Mira cómo trata a los pobres e ignorantes, cómo recibe a los pecadores, cómo acaricia a los niños. Muy contadas veces se pinta el enojo en su rostro, para darnos a entender que si la indignación es buena alguna vez, casi siempre son preferibles la suavidad y mansedumbre. No se notan en Él ademanes imperiosos, ni se le oyen palabras de desdén, ni se le observa malhumor o fastidio.

¡Con qué dulzura tolera la rudeza de sus primeros discípulos! ¡Con qué palabras tan suaves alienta a la Magdalena! ¡Qué acentos tan delicados emplea con el mismo apóstol traidor! ¡Con que serena majestad contesta al interrogatorio de Pilatos!

¡Oh benignidad y mansedumbre del Corazón adorable de nuestro Jesús! ¿A quien no. enamoran y atraen tan suaves hechizos?

Medítese unos minutos.
   
II

No me canso, oh Señor, de admirar en Vos esta delicada virtud. Pero ¡ay!, ¡que a mi corazón se le hace siempre duro y difícil el practicarla!

Mis palabras, mi rostro, mis ademanes traspasan muy a menudo las reglas de la caridad, que Vos me habéis impuesto en el trato con nuestros hermanos. La hiel de mi corazón rebosa frecuentemente en mis labios. Trato a mis superiores con altivez, a mis iguales con indiferencia mis inferiores con dureza. Soy en la prosperidad altanero, y en la aflicción ceñudo y malhumorado. Confundo muchas veces la viveza del celo con los arranques del amor propio.

Dadme, ¡oh Señor!, la dulce caridad y afectuosa mansedumbre, distintivo de los Santos. Sea igual y blanda y serena mi condición, sin arrebatos ni decaimientos, sin ruidosas alegrías, ni enojosas displicencias. Vean mis prójimos en mi rostro y en mis palabras y acciones, la suavísima imagen de vuestro mansísimo Corazón.
   
Dadme esas bellas cualidades, para ganaros con ellas almas que en la tierra os sigan y os amen, y en el Cielo os gocen y glorifiquen por toda la eternidad.
   
Medítese, y pídase la gracia particular.
   
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros pies, oh Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.

¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: «Venid a Mí…, Aprended de Mí…, Pedid, llamad…». A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
    
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
   
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
       
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
      
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
      
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
    
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
   
℣. Jesús, manso y humilde de Corazón.
℟. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
  
ORACIÓN
¡Oh Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón!: haz que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
   
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)