Sermón predicado por el Rvdo. P. Pío Vázquez SSM el Domingo XXIV y último después de Pentecostés (domingo 24 de Noviembre de 2024, conmemoración de San Juan de la Cruz OCD, Confesor y Doctor de la Iglesia).
VIVIR EN GRACIA DE DIOS
(Introducción)
Queridos fieles:
El día de hoy nos hallamos en el último Domingo del año litúrgico, que se llama Vigesimocuarto y último después de Pentecostés. El día de hoy la Santa Madre Iglesia coloca ante nuestros ojos el discurso escatológico —esto es, de los últimos tiempos— de Dios Nuestro Señor Jesucristo, según está consignado en el Evangelio de San Mateo (cap. 24, vv.15-35).
Por lo cual, el día de hoy se nos presenta a los sacerdotes una gran oportunidad para hablar de un tema de gran actualidad: el fin de los tiempos; efectivamente, debido a las cosas que vemos que están pasando actualmente en el mundo y mayormente en la Iglesia, se muestran realmente estos nuestros tiempos como los finales; el día y la hora nadie lo sabe, pero —podríamos decir— que nos hallamos sin duda en la recta final.
(Cuerpo 1: La Medición del Templo)
En ese orden de ideas, deseamos comentar brevemente una de las visiones del Apocalipsis —último libro de la Sagrada Escritura que trata precisamente del fin de los tiempos—, la visión de la medición del Templo, que se halla en el Cap. 11, vv. 1-2, apoyándonos principalmente en el Padre Castellani; San Juan dice así:
“Me fue dada una caña, semejante a una vara, y se me dijo: ‘levántate y mide el Templo de Dios, y el altar, y a los que adoran allí. Mas el atrio exterior del Templo déjalo fuera, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, los cuales hollarán la Ciudad Santa durante cuarenta y dos meses’”.
Ahora veamos el comentario que el Padre Castellani hace sobre esta visión, según se halla en su libro, El Apocalypsis de San Juan; dice él:
“Todos los Santos Padres han visto en esta visión el estado de la Iglesia en el tiempo de la Gran Apostasía: reducida a un grupo de fieles que resisten a los prestigios y poderes del Anticristo… mientras la Religión en general es pisoteada durante 42 meses o 3 años y medio. Pisotear no es eliminar: el Cristianismo [Catolicismo] será adulterado”.
Y añade el Padre Castellani:
- “El mismo Templo y la Ciudad Santa serán profanados, ni serán ya Santos. No serán destruidos. La Religión será adulterada, sus dogmas vaciados y rellenados de substancia idolátrica; no eliminada, pues en alguna parte debe estar el Templo en que se sentará el Anticristo, ‘haciéndose adorar como Dios’, que dice San Pablo. La Gran Apostasía será a la vez una grande, la más grande herejía”.
- “Sólo el Tabernáculo (o Sancta Sanctórum) será preservado: un grupo pequeño de cristianos [católicos] fieles y perseguidos… [1]”.
Por tanto, esta visión de la medición del Templo —nos indica el Padre Castellani— hace referencia al estado de la Iglesia en los tiempos de la Gran Apostasía, a saber, estar reducida a un grupo pequeño que resiste a la defección generalizada del resto de la sociedad, a un grupo minúsculo comparado con el gran número de los que siguen el error. Y esto ocurrirá al mismo tiempo que la Religión católica es pisoteada, hollada por los gentiles (los paganos).
Y aquí el Padre Castellani nos da una interpretación muy buena y certera; leíamos que dice él:
“Pisotear no es eliminar: el Cristianismo [Catolicismo] será adulterado…La Religión será adulterada, sus dogmas vaciados y rellenados de substancia idolátrica… La Gran Apostasía será a la vez una grande, la más grande herejía”.
Lo que estas palabras del Padre Castellani significan es que la Gran Apostasía no consistirá en que todo mundo se vuelva ateo, sino en que profesarán una herejía terrible, en que “la Religión será adulterada, sus dogmas vaciados y rellenados de substancia idolátrica”, que es lo mismo que decir que el Catolicismo, que la Religión Católica —única verdadera—, será falsificada, habrá un falso Catolicismo.
(Cuerpo 2: Falsificación del Catolicismo)
Queridos fieles, esto que dice el Padre Castellani es, desgraciadamente, hoy terrible realidad; precisamente lo que vemos que él anunciaba en el año 1963 —fecha de la 1.ª edición del libro—, y aun antes en su libro Los Papeles de Benjamín Benavides [2], año 1947, —esto es, hace algo más de 70 años (!), qué visión la del Padre— se presenta ante nuestros ojos como una realidad espantosa y arrolladora.
Efectivamente, con el Concilio Vaticano II —más propiamente llamado conciliábulo (falso concilio)— se efectuó una adulteración, una falsificación, de nuestra Santa Religión Católica, erigiéndose una falsa Iglesia, una contra-Iglesia, que —como bien dice el Padre Castellani—ha vaciado los dogmas católicos y los ha rellenado de substancia idolátrica, esto es, de una falsa interpretación; eso fue el Vaticano II: una falsificación del Catolicismo.
¡Y vaya si no vemos esto en los modernistas que hoy devastan la Iglesia y pierden las almas! ¡Cuántos dogmas no han malinterpretado, falsificado desde el Vaticano II hasta el día de hoy!
Tan sólo por poner un ejemplo, el dogma de que fuera de la Iglesia no hay Salvación, “Extra Ecclésiam nulla salus”, dogma definido en el IV Concilio de Letrán, en 1215: ¿Qué dicen los modernitas, qué enseña la falsa Iglesia al respecto? ¡Pues que todas las religiones salvan, que todas llevan a Dios!; ¡si lo dijo Francisco el 13 de septiembre de este año, en Singapur: “todas las religiones son un camino para llegar a Dios [3]”!; y no se piense que esa herejía —pues sólo la Religión verdadera es camino para llegar a Dios, la Católica— es invención de Francisco/Bergoglio; no, sino que esta herejía la hallamos ya en el conciliábulo Vaticano II, en la Constitución Unitátis redintegrátio, donde se afirma que el Espíritu Santo utiliza las falsas religiones como medios de salvación (!); dice allí el documento, hablando de las sectas protestantes: “El Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación… [4]”.
Y esta falsificación de nuestra Santa Religión, la falsa Iglesia, tiene —como es evidente— su propio líder, el cual asimismo es falso en lo que respecta a la Iglesia Católica verdadera; dicho más claramente, la falsificación del Catolicismo es liderada por un falso Papa, o sucesión de falsos Papas, de los cuales el actual es hoy Francisco; él no es verdadero Papa de la Iglesia Católica: es un falso Papa, un usurpador, un impostor. Pues un Papa verdadero, como ya les hemos enseñado en otras ocasiones, no puede ser un hereje ni mucho menos enseñar herejías a la Iglesia universal.
Y así vemos que lo que decía el Padre Castellani se cumple hoy ante nosotros: ¿cuántos hay hoy en día que guarden la verdadera Fe? No la adulterada, falsificada, sino la Fe verdadera: muy pocos en el mundo entero, realmente un grupo minúsculo comparado al inmenso número que no la posee; ¡cuántas personas engañadas por la falsa Iglesia, por la falsificación de nuestro Catolicismo!, que por lo mismo creen, por ejemplo, —como dijo heréticamente Francisco en Singapur— que todas las religiones salvan, que todas llevan al Cielo; cuántos que niegan verdades de Fe católica por seguir a falsos pastores que también las niegan.
Y, por supuesto, quede claro, no estamos queriendo decir que solamente las personas que vengan a esta Capilla se salvarán —como falsamente alguien nos ha calumniado—; en primer lugar, Dios es el que juzga las conciencias y la mayoría de las personas que hoy están en la falsa Iglesia moderna están engañadas por los falsos pastores, los falsos Papas; debemos rezar por ellos y tratar siempre que podamos de abrirles los ojos a la tremenda realidad que hoy vivimos, valiéndonos de la Verdad, de la Caridad —buenos modos— y del ejemplo. En segundo lugar, si bien —como decíamos— los que guardan la verdadera Fe son un grupo minúsculo en comparación a la gran mayoría de las personas engañadas en el error, sin embargo —gracias a Dios— alrededor del mundo hay varios grupos de católicos que guardan la verdadera Fe y que tienen Sacramentos válidos, hay varios obispos válidos que no reconocen a los falsos Papas ni están en comunión con ellos y que predican la Fe verdadera; los hay en Estados Unidos, México, Argentina, Brasil, España, Italia, Francia, África, etc.; y también hay personas que guardan la verdadera Fe en países y lugares donde no hay obispos y sacerdotes válidos.
(Conclusión)
En definitiva, ya concluyendo, queridos fieles, y recapitulando, hoy en día se nos muestra como cumpliéndose esta profecía del Apocalipsis acerca del pequeño número de los Católicos fieles, el “pusillus grex” (pequeño rebaño), que dice Cristo en el Evangelio; realmente hoy lo que estamos viviendo es una tremenda Apostasía en la sociedades modernas (que antaño eran católicas y ahora no lo son más) y en la Iglesia, pues eso fue el Concilio Vaticano II: una apostasía, un apartamiento de la verdadera Fe Católica claramente enseñada por egregios Papas que Dios dio a su Iglesia durante el tiempo previo a esta catástrofe: Gregorio XVI, Pío IX, León XIII, San Pío X, etc.
¿Qué debemos hacer en estos tiempos tan calamitosos? Primeramente, guardar y conservar la Fe verdadera y suplicar a Dios instantemente en la oración nos dé la gracia de la perseverancia final. En segundo lugar, debemos añadir las obras de la Fe, la Caridad, vivir en gracia de Dios, pues la Fe sin obras es muerta, como enseña Santiago Apóstol; y de nada nos servirá poseer la verdadera Fe y darnos cuenta de todas estas cosas que decimos, si vivimos y —lo que Dios no quiera—morimos en pecado mortal; para mayor castigo sería en el Infierno. En tercer lugar, es importante —según indicamos ya— tratar de hacer apostolado, ayudando a que muchas almas engañadas por la
falsa Iglesia y por la predicación del falso Catolicismo puedan darse cuenta de estas cosas y obrar en consecuencia; para ello es muy importante la Caridad, hacerlo de buena manera, y el buen ejemplo, que antes indicamos; pues si no predicamos con el ejemplo, llevando vidas de buenos católicos, siendo coherentes con lo que creemos y pensamos, no convertiremos a nadie.
Queridos fieles, pidamos a Dios nos ayude en estos tiempos tan calamitosos; pidamos por la Santa Madre Iglesia Católica, por todos los obispos y sacerdotes válidos que guardan la verdadera Fe y sacramentos, para que Dios los guarde e ilumine y les dé la Santidad y perseverancia; pidamos por todos los fieles de la Santa Iglesia, por la perseverancia de todos; pidamos, asimismo, por tantas almas engañadas en el modernismo, en la Iglesia moderna, para que puedan tener luz y ver la realidad de los falsos Papas; pidamos por el pronto fin de todos estos males —si bien los merecemos por nuestros pecados—, diciendo: “Ven, Señor, Jesús”, pues sólo Él puede arreglar este estado de cosas.
Encomendemos, asimismo, todas estas intenciones a la Santísima Virgen María.
Ave María Purísima. Padre Pío Vázquez
NOTAS
[1] Padre Castellani, El Apocalypsis de San Juan, 1963, p. 104-105.
[2] En dicha obra ya habla de la futura falsificación del Catolicismo.
[3] https://www.youtube.com/watch?v=yAvJEgQRKp0&ab_channel=RegresoSendaAntigua
[4]
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19641121_unitatis-
redintegratio_sp.html#:~:text=el%20Esp%C3%ADritu%20de%20Cristo%20no%20ha%20rehusado%20servirse%20de%20ellas%20como%20medios%20de%20salvaci%C3%B3n
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