Basado en el libro “El Corazón Admirable de la Madre de Dios”, de San Juan Eudes.
CONDICIONES
En
uno de los días del mes de agosto, se ha de confesar y comulgar con la
mayor preparación y disposición que fuese posible; y será bueno ayunar
algún día a la honra de Nuestra Señora. Y procure mantenerse con una
gran pureza de cuerpo y alma, andando con especial cuidado de evitar
toda culpa y particularmente contraria a la castidad, que es virtud
angélica. Quien fuera de esto hiciere limosnas y otras buenas obras en
reverencia a esta gran Señora, la obligará más a que interceda ante Dios
para que alcance lo que desea, si conviniere para su salvación, y sino
le alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más conveniente para la
Bienaventuranza eterna.
¡Oh
Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con
que los pecadores ultrajan vuestro Santísimo nombre y vuestras excelsas
prerrogativas!, aquí tenéis, postrado a vuestros pies, un indigno hijo
vuestro que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene
arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo
de penetrantes flechas, dirigen contra Vos hombres insolentes y
malvados. Deseo reparar, con este acto de amor y rendimiento que hago
delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se
lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren
a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los
hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia.
Aceptad, ¡oh Corazón Inmaculado!, esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, ¡oh Corazón amabilísimo!, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
Rezar tres Avemarías en honra del poder, sabiduría y misericordia del Inmaculado Corazón de María, menospreciado por los hombres.
Aceptad, ¡oh Corazón Inmaculado!, esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, ¡oh Corazón amabilísimo!, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
Rezar tres Avemarías en honra del poder, sabiduría y misericordia del Inmaculado Corazón de María, menospreciado por los hombres.
JACULATORIAS
¡Oh Corazón Inmaculado de María, compadeceos de nosotros!
Refugio de pecadores, rogad por nosotros.
¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
MEDITACIÓN DEL DÍA OCTAVO
Si la Santa Iglesia, guiada en todo lo que hace por el Espíritu Santo, viene celebrando por tanto tiempo en la tierra y celebrará por toda la eternidad en el Cielo, tanta variedad de fiestas en honor de algunas acciones particulares de la Madre de Dios, de tan corta duración muchas de ellas, como la fiesta de la Presentación, en honra de la acción que realiza presentándose a Dios en el templo de Jerusalén; la fiesta de la Purificación, en honor de su acto de obediencia a una ley de la que estaba exenta; la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, en memoria de la dedicación del primer templo construido en su honor y por indicación suya; si algunas iglesias particulares dedican especiales fiestas -como veremos en otro lugar- a honrar los vestidos que cubrieron su santo cuerpo: ¿qué honras, qué loas, qué solemnidades no merece su divino Corazón, que ha hecho tantos y tales actos de fe, de esperanza y de caridad a Dios, de amor a los hombres, de humildad, de obediencia y de toda especie de virtud; que es el principio y hontanar, como dentro de poco, declararemos, de todos los santos pensamientos, afectos, palabras y acciones de su vida? ¿Qué entendimiento podría comprender, y qué lengua explicar las inestimables riquezas y prodigiosos privilegios encerrados en ese sin par Corazón, Rey de todos los corazones consagrados a Jesús? Es un mar de gracias, sin fondo ni riberas; un océano de perfecciones sin barrunto de límites; una hoguera inmensa de amor. ¡Oh! ¡Quién me diera que como una gota de agua me perdiese dentro de este mar; que me consumiese como una pajita en esta hoguera, a fin de que nada mío quedase en él, sino que él lo sea todo, pues es único principio de todo bien! Ha sido vuestro Hijo Jesús, divina Virgen, el autor de este océano: y nadie como Él puede conocer los tesoros infinitos en Él escondidos. Él fue quien prendió el fuego que arde en esta hoguera: y sólo Él puede ver la altura que alcanzan las llamas que de ella brotan; nadie como Él para medir las perfecciones inmensas con que ha enriquecido esta obra maestra de su omnipotente bondad; ningún otro puede contar las innúmeras gracias por Él volcadas en este abismo de gracia (Eccl. 1, 9).
Se piden las gracias que se desean alcanzar durante este mes.
DEPRECACIONES (Para todos los días)
- Oh Corazón de María, compadeceos de los incrédulos; despertad a los indiferentes; dad la mano a los desesperados; convertid a los blasfemos y profanadores de los días del Señor. Ave María.
- Oh Corazón de María, aumentad la fe de los pueblos; fomentad la piedad; sostened las familias verdaderamente católicas; apagad los odios y venganzas en que se abrasa el mundo. Ave María.
- Oh Corazón de María, convertid a los mundanos, purificad a los deshonestos, volved al buen camino a tantas víctimas del vicio y del error. Ave María.
- Oh Corazón de María, convertid a todos los pecadores de la Iglesia; dirigid a patronos y obreros; iluminad con luz celestial a los malos escritores y gobernantes para que vengan a la luz de Cristo; convertid y santificad a los malos católicos. Ave María.
- Oh Corazón de María, suscitad muchos y santos Sacerdotes y Misioneros que trabajen en la conversión de los pecadores y en la salvación de las almas de todo el mundo, y dadnos a todos la perseverancia final en el santo amor y temor de Dios. Así sea. Ave María.
ORACIÓN FINAL
Oh
Inmaculado Corazón de María, en Vos confiamos; no nos dejéis en este
valle de lágrimas hasta vernos seguros junto a Vos en el Cielo. Así sea.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)