Novena
dispuesta por el Dr. Gaspar Gómez de Cos, capellán real en la iglesia
de San Isidro de Madrid y examinador sinodal del Arzobispado de Toledo, e
impresa en Madrid en 1784. Los Gozos son tradicionales, sin autor ni
fecha conocidos; y la Oración es del formulario de Misa anterior a 1950, cuando con motivo de la definición dogmática de la Asunción de la Virgen, se promulgó un nuevo propio.
PRÓLOGO O ADVERTENCIA
PRÓLOGO O ADVERTENCIA
Como
el fruto que deben apetecer los Cristianos en las fiestas y Novenas que
hacen a María Santísima y a los Santos, no ha de consistir puramente en
admirar sus glorias y sus premios, sino en esforzarse cada uno según su
posibilidad a imitar sus méritos y virtudes (cualidad indispensable,
que forma el carácter de los verdaderos devotos), deseando que la Novena
que se consagra a María Santísima en el Misterio de su glorioso
tránsito y Asunción en cuerpo y alma a los Cielos, produzca efectos
saludables en las almas que se dediquen a practicarla, ha parecido muy
conveniente formar la materia de las Oraciones de todos nueves días de
aquellas virtudes más principales, en que se ejercitó la Reina de los
Ángeles por todo el discurso de su santísima vida, las cuales sirvieron
corno de escalas a su bendita alma y purísimo cuerpo, para subir
asistidos y servidos de los Ángeles a las eternas moradas de la gloria.
DISPOSICIONES QUE DEBE PROCURAR EL CRISTIANO PARA HACER LA NOVENA CON APROVECHAMIENTO DE SU ALMA
Será
la primera disposición un buen acto de contrición y, de ser posible,
una buena confesión desde la víspera de la Novena, o por lo menos desde
el día en que se empieza; porque para agradar a la Madre, y ser
despachado favorablemente en sus peticiones es necesario reconciliarse
con su Santísimo Hijo. Que María Santísima es Madre y Refugio de los
pecadores, es una verdad enseñada por la Santa Iglesia; pero también es
otra verdad no menos cierta, ni menos autorizada, que todos los
pecadores que desean con eficacia experimentar en vida y en muerte su
poderoso valimiento y patrocinio en la presencia de Dios, han de
procurar en cuanto les sea posible disponerse con un corazón
verdaderamente contrito y humillado.
Será
la segunda disposición no pedir ni desear cosa alguna que sea contraria
a la voluntad de Dios, al honor de María Santísima, o a nuestra propia
salvación. Debemos estar persuadidos de que María Santísima no dejará de
alcanzarnos de su Santísimo Hijo aquello que sea siempre lo mejor, es
decir, lo más ventajoso a la gloria de nuestro Dios, lo más decoroso a
la dignidad y cualidad augusta de su Madre, y lo más conveniente a
nuestra eterna salvación. Por falta de esta santa disposición no somos
oídos muchas veces en nuestras súplicas y peticiones, así nos lo asegura
el Señor por el Apóstol Santiago en las palabras siguientes: «Pedis y no sois oídos, porque solo seguís en vuestras peticiones vuestras propias pasiones y concupiscencias».
Pidamos, pues, principalmente la victoria de aquella pasión, o
pasiones, que nos dominan; la fuga de aquellos vicios y pecados que
ponen en riesgo nuestra salvación; la gracia de aquel estado en que Dios
nos ha colocado, o a que nos destina su adorable providencia,
sometiéndonos en todo y por todo a su divina voluntad.
La tercera disposición será confesar y comulgar el último día de la Novena; estar animados en estos días de un espíritu de penitencia, practicando con el consejo de un sabio y prudente director algunos actos de esta virtud. Si no se pudiera ayunar, ni practicar otras austeridades y mortificaciones, al menos privarse de disfrutar algún gusto o placer, aunque sea permitido, v.g. vivir estos días con más recogimiento interior y exterior; estar con más vigilancia para reprimir alguna viveza o prontitud del genio; contener la lengua, guardando alguna hora, u horas de silencio; moderar la curiosidad, vencer las repugnancias, evitar las ocasiones de ofender a Dios, aun levemente, y por último aplicarse con mayor cuidado a llenar con la perfección posible las obligaciones respectivas al estado, clase y condición en que Dios nos ha puesto. Aquellas almas que hagan la Novena con estas santas disposiciones, acreditarán ser verdadera su devocion a María Santísima, y podrán prometerse su protección especial, así en el discurso de su vida, como en la hora de su muerte.
La tercera disposición será confesar y comulgar el último día de la Novena; estar animados en estos días de un espíritu de penitencia, practicando con el consejo de un sabio y prudente director algunos actos de esta virtud. Si no se pudiera ayunar, ni practicar otras austeridades y mortificaciones, al menos privarse de disfrutar algún gusto o placer, aunque sea permitido, v.g. vivir estos días con más recogimiento interior y exterior; estar con más vigilancia para reprimir alguna viveza o prontitud del genio; contener la lengua, guardando alguna hora, u horas de silencio; moderar la curiosidad, vencer las repugnancias, evitar las ocasiones de ofender a Dios, aun levemente, y por último aplicarse con mayor cuidado a llenar con la perfección posible las obligaciones respectivas al estado, clase y condición en que Dios nos ha puesto. Aquellas almas que hagan la Novena con estas santas disposiciones, acreditarán ser verdadera su devocion a María Santísima, y podrán prometerse su protección especial, así en el discurso de su vida, como en la hora de su muerte.
Sea todo para honra y gloria de Dios y de su Santísima Madre, que sea nuestra Abogada en vida y en muerte.
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío,
en quien creo, en quien espero, a quien amo más que a mi alma, más que a
mi vida y más que a todas las cosas: por ser Vos quien sois, y por
vuestra bondad infinita, a mí me pesa, pésame mi Dios de todo corazón de
haberos ofendido: propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que
me fuere impuesta. Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos en
satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío
en vuestra divina bondad y misericordia infinita me los perdonaréis por
los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, me
daréis gracia para enmendar mi vida y para perseverar en vuestro santo
servicio hasta la hora de mi muerte. Amén.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana
Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, aquí tenéis postrado a
vuestros sacratísimos pies a este hijo pródigo, penetrado de confusión,
de dolor y de arrepentimiento por haber pecado contra el cielo y contra
Vos: conozco, Señora, y confieso en presencia del cielo y de la tierra,
que no soy digno de honrarme con el título de hijo vuestro: recibid,
Madre de misericordia, esta humilde confesión de mi fea ingratitud, y
mala correspondencia, dispensándome la gracia de admitirme en el número
de vuestros esclavos: miradme con ojos de piedad, como acostumbráis
ejecutarlo con vuestros siervos; y alcanzadme del Todopoderoso la gracia
que principalmente os pido en esta santa Novena; y es, que reconocido
de todos los yerros y extravíos de mi vida pasada, empiece desde ahora a
llorar con amargas lágrimas todas mis culpas, a implorar las divinas
misericordias, arreglando los pasos de mi vida de tal manera que logre
por vuestra poderosa intercesión una preciosa muerte para gozar de Dios
en vuestra compañía por eternidades de gloria. Amén.
Aquí se rezarán tres Ave Marías en reverencia de los tres días, que piadosamente se cree haber mediado entre la muerte de María y su resurrección.
DÍA PRIMERO - 6 DE AGOSTO
Aquí se rezarán tres Ave Marías en reverencia de los tres días, que piadosamente se cree haber mediado entre la muerte de María y su resurrección.
DÍA PRIMERO - 6 DE AGOSTO
MEDITACIÓN SOBRE LA FE: «Quid próderit, fratres, si fidem quis dicat se habére, ópera autem non hábeat, numquid fides póterit salváre illum?».
[¿Que aprovechará, Hermanos, que el Cristiano se gloríe de que tiene Fe,
si no tiene las obras que inspira la Fe? ¿Acaso la Fe sin obras le
podrá salvar?] (Santiago 2, 14).
ORACIÓN
Mi Dios y Señor, en quien creo, como verdad infalible, que prometeis la bienaventuranza eterna a todas las almas que, teniendo la dicha de vivir en el gremio de la santa Iglesia, se emplean en la observancia de vuestros divinos mandamientos, en crédito de no tener la fe muerta por el pecado, sino viva y animada por medio de vuestra gracia y caridad: yo os suplico, Señor, por aquella Fe tan viva con que creyó en Vos, y obró en todo conforme a su creencia María Santísima, y por aquella gloria a que os dignasteis trasladarla en el día de su preciosa Asunción a los Cielos, para que os viese eternamente, no ya como en sombra, figura o enigma, sino cara a cara, me concedáis la gracia de que imitando en cuanto sea posible a mis débiles fuerzas, aquella fe viva y obradora de esta celestial Reina, y arreglando todas las obras de mi vida a esta fe sobrenatural y divina, me haga digno de veros en vuestra eterna gloria. Amén.
Aquí, levantando el corazón a Dios, y valiéndose de la intercesión de María Santísima, hará cada uno la petición que le dice su devoción, y se concluirá con la oración siguiente, que servirá para todos los días de la Novena.
ORACIÓN PARA CONCLUIR TODOS LOS DÍAS
Dios
de bondad, en quien vivo, en quien me muevo, y en quien disfruto el ser
que tengo: que por un efecto de vuestra infinita misericordia tenéis
empeñada vuestra divina palabra, de que no queréis la muerte eterna del
pecador, sino que se convierta a Vos para vivir eternamente en vuestra
amistad y gracia: yo os suplico, Señor, por vuestra bondad, por la vida,
muerte y pasión de mi Redentor Jesucristo, y por los méritos de vuestra
Madre María Santísima, elevada a los Cielos en cuerpo y alma, me
otorguéis la gracia de convertirme a Vos con todo mi corazón, con toda
mi alma y con todas las fuerzas de mi vida; viva yo, Señor, en adelante
para amaros, muévame para serviros y emplee todo cuanto soy en
obedeceros; no permitáis, Señor, se abran mis ojos, sino para miraros;
no se empleen mis oídos, sino en escucharos; mi lengua no tenga otro
ejercicio que alabaros y bendeciros; no se dirijan mis pasos sino a
buscaros. Hacedme en fin, Señor, la misericordia de que mi alma y mi
cuerpo detesten y aborrezcan sobre todo la muerte eterna de la culpa y
suspiren incesantemente por la vida de vuestra amistad y gracia, para
bendecir y alabar vuestras misericordias eternamente en la gloria. Amén.
GOZOS EN HONOR A LA ASUNCIÓN DE SANTA MARÍA
Pues sois Ave que hasta el cielo,
María, volais ansiosa;
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Lleno de celestial luz
Vuestra muerte os anunció
Un ángel que os envió
Vuestro amado Hijo Jesús:
Logrando el mayor consuelo
En nueva tan misteriosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Los Apóstoles que acaso
En vuestra muerte asistieron,
Devotos se enternecieron
Al ver tan cerca el ocaso
De ese sol, que al mismo cielo
Supo dar luz tan copiosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Sin achaque de dolor
Os ponéis en una cama,
Y viendo a Jesús que os llama,
Expiráis fénix de amor:
Rindiéndole vuestro anhelo
El alma más prodigiosa.
Para seguir vuestro vuelo.
Sin achaque de dolor
Os ponéis en una cama,
Y viendo a Jesús que os llama,
Expiráis fénix de amor:
Rindiéndole vuestro anhelo
El alma más prodigiosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Para seguir vuestro vuelo.
Del pecado y de su muerte,
Del infierno y su adalid,
Divina y bella Judit,
Triunfó vuestro valor fuerte:
Y a pesar de su desvelo
Os aclaman victoriosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Tomás que aún no sabía
De vuestra muerte, llegó
A Getsemaní, y abrió
El sepulcro al tercer día:
Mas solo halló vuestro velo,
Y vestidura preciosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
En premio de la victoria
Que en este mundo alcanzasteis,
Desde el sepulcro volasteis
En cuerpo y alma a la gloria;
Como lo confiesa el celo
De la religión piadosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Para seguir vuestro vuelo.
Tomás que aún no sabía
De vuestra muerte, llegó
A Getsemaní, y abrió
El sepulcro al tercer día:
Mas solo halló vuestro velo,
Y vestidura preciosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
En premio de la victoria
Que en este mundo alcanzasteis,
Desde el sepulcro volasteis
En cuerpo y alma a la gloria;
Como lo confiesa el celo
De la religión piadosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Al ver tantas perfecciones,
Pasmados los querubines,
Ángeles y Serafines,
Dicen con admiraciones:
«¿Quién es esta, que del suelo
Se remonta tan gloriosa?».
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
En los brazos recostada
De vuestro Hijo querido,
Sobre el trono más lucido
Sois, María, colocada:
Cual iris que con desvelo
Anuncia la paz dichosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Mejor que Betsabé vos
Del Hijo al lado os sentáis,
Tan hermosa, que os lleváis
La atención del mismo Dios:
Si sois el mejor modelo
De su mano poderosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Allí con celeste canto
Por Hija os corona el Padre,
El Hijo por dulce Madre,
Por Esposa el Amor Santo:
Reina sois de tierra y cielo,
Y Abogada portentosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Salve, Virgen pura y bella,
Salve, sagrario divino,
Salve, espejo cristalino,
Salve, sol, luna y estrella:
Salve, universal consuelo,
Salve en fin, Madre amorosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Pues sois Ave que hasta el cielo,
María, volais ansiosa;
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Pasmados los querubines,
Ángeles y Serafines,
Dicen con admiraciones:
«¿Quién es esta, que del suelo
Se remonta tan gloriosa?».
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
En los brazos recostada
De vuestro Hijo querido,
Sobre el trono más lucido
Sois, María, colocada:
Cual iris que con desvelo
Anuncia la paz dichosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Mejor que Betsabé vos
Del Hijo al lado os sentáis,
Tan hermosa, que os lleváis
La atención del mismo Dios:
Si sois el mejor modelo
De su mano poderosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Allí con celeste canto
Por Hija os corona el Padre,
El Hijo por dulce Madre,
Por Esposa el Amor Santo:
Reina sois de tierra y cielo,
Y Abogada portentosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Salve, Virgen pura y bella,
Salve, sagrario divino,
Salve, espejo cristalino,
Salve, sol, luna y estrella:
Salve, universal consuelo,
Salve en fin, Madre amorosa.
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Pues sois Ave que hasta el cielo,
María, volais ansiosa;
Dadnos alas, Ave hermosa,
Para seguir vuestro vuelo.
Antífona: Hoy la Virgen María ascendió a los Cielos, alegraos, Ella reina con Cristo eternamente.
℣. Exaltada es la Santa Madre de Dios.
℟. Sobre los coros angélicos como Reina celestial.
ORACIÓN
Perdona
misericordiosamente, Señor, las faltas de tus servidores, y, dada
la impotencia en que nos encontramos de agradarte por nuestros propios
méritos, concédenos la salvación por la intercesión de Aquella que
elegiste para que fuera la Madre de tu Hijo, Nuestro Señor, que,
siendo Dios, vive y reina contigo en unidad con el Espíritu Santo por
los siglos de los siglos. Amén.
Omnipotente y sempiterno Dios, que llevaste a la gloria celestial a la Inmaculada Virgen María, la Madre de tu Hijo: suplicámoste nos concedas que, siempre atentos a las cosas del cielo, merezcamos ser participantes de su gloria. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Omnipotente y sempiterno Dios, que llevaste a la gloria celestial a la Inmaculada Virgen María, la Madre de tu Hijo: suplicámoste nos concedas que, siempre atentos a las cosas del cielo, merezcamos ser participantes de su gloria. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
℣. Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.
℟. Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado.
DÍA SEGUNDO - 7 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA ESPERANZA: «Mihi autem adhærére Deo bonum est, et ponére in eo spem meam». [¡Qué bien tan grande es para mí estar unido con mi Dios, y colocar en Él toda mi esperanza!] (Salmo 72, 28).
Mi
Dios, en quien espero, por ser un Señor de un infinito poder, que
conducís al puerto de eterna salvación a todos los que esperan en Vos:
que premiasteis la esperanza de nuestros Padres, no permitiendo fuesen
confundidos, y libertándoles con vuestro brazo omnipotente de la eterna
confusión de los malos: mi buen Dios, que en justa remuneración de
aquella firme esperanza que depositó en solo Vos María Santísima,
honrasteis a esta Señora en el día de su Asunción a los Cielos con la
posesión de aquel sumo y eterno bien, por quien tanto había suspirado:
concededme, Señor, por su intercesión poderosa, que a imitación suya
viva yo animado de aquella firme esperanza, que separando mi corazón de
todos los bienes aparentes de la tierra, suspire continuamente por la
posesión de aquellos bienes verdaderos, que disfrutan los justos en
vuestra gloria. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 7 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA ESPERANZA: «Mihi autem adhærére Deo bonum est, et ponére in eo spem meam». [¡Qué bien tan grande es para mí estar unido con mi Dios, y colocar en Él toda mi esperanza!] (Salmo 72, 28).
ORACIÓN
Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO - 8 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA CARIDAD EN ORDEN A DIOS: «Díliges Dóminum Deum tuum ex toto corde tuo, ex tota ánima tua, et ex ómnibus víribus tuis». [Amarás a tu Señor Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas]. (Mateo 22, 27).
ORACIÓN
Dios
de mi alma, Señor de mi vida, a quien amo sobre todas las cosas, como
bien sumo, que me habéis amado hasta el extremo de haceros hombre, y
morir por mí en el más afrentoso patíbulo: que en premio de aquel
purísimo e intensísimo amor que os tuvo María Santísima desde el primer
instante de su vida, la ensalzasteis en su preciosa Asunción sobre todos
los Coros de los Ángeles en vuestra gloria, para ser por toda la
eternidad el objeto más agradable de vuestras divinas complacencias
entre todas las criaturas: concededme, Señor, por sus méritos e
intercesión, que al paso que me honro y me glorío de ser un humilde
esclavo de esta Señora, os ame a imitación suya con todo mi corazón, con
toda mi alma, y con todas las fuerzas de mi vida. No permitáis, Señor,
se apague jamás en mi corazón esta llama: haced sí, por un efecto de
vuestra infinita caridad, que ésta se aumente y crezca en mí durante la
carrera de mi vida, y se perfeccione y perpetúe por toda la eternidad en
vuestra gloria. Amén.Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO - 9 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA CARIDAD EN ORDEN AL PRÓJIMO: «Qui habúerit substántiam hujus mundi, et víderit fratrem suum necessitátem habére, et cláuserit víscera sua ab eo: quómodo cáritas Dei manet in illo?». [Si alguno poseyere bienes de este mundo, y viese a su prójimo padecer necesidad, sin moverse a socorrerle, ¿cómo puede persuadirse que la caridad habita en su corazón?] (I Juan 3, 17).
ORACIÓN
Gran
Dios, bienhechor de todas las criaturas, que nos mandáis amar a
nuestros prójimos como a nosotros mismos, y nos enseñáis con vuestro
ejemplo a hacer bien a nuestros enemigos, disponiendo con vuestra
adorable providencia, que nazca el sol todos los días para alumbrar a
los buenos y a los malos, que el Cielo derrame sus abundantes lluvias
para fertilizar los campos de los justos y de los pecadores: yo os
suplico, Señor, por aquel amor que profesó María Santísima a todos los
hombres en su santísima vida, sacrificando la prenda más amada de su
Hijo por nosotros a la muerte, y por aquel amor con que ahora nos mira
desde el Cielo, haciendo el oficio de nuestra Madre y Abogada en vuestra
divina presencia, me concedáis la gracia de que a imitación vuestra y
suya acredite con mis obras que soy hijo de tal Padre y de tal Madre,
que haga bien aun a aquellos mismos que me aborrecen, que dirija mi
oración a Vos aun por aquellos que me calumnian y persiguen. Haced,
Señor, en fin, que unido con mis prójimos en caridad y amor, como hijos
todos de un mismo Padre y de una Madre, merezcamos nos dispenséis
vuestra santa bendición en esta vida, y la continuéis por toda la
eternidad en vuestra gloria. Amén.Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO - 10 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA HUMILDAD: «Humiliámini sub poténti manu Dei, ut vos exáltet in die visitatiónis». [Humillaos bajo de la mano poderosa de vuestro Dios, para que os ensalce cuando venga a visitaros] (I Pedro 5, 7).
ORACIÓN
Mi
Dios y Señor, infinitamente grande e infinitamente humilde, que con el
designio misericordioso de desterrar de los corazones de los hombres el
vicio abominable de la soberbia, en que tuvo principio la ruina
universal del mundo, os dignasteis manifestaros en la tierra, cubriendo
con el velo de la humanidad aquella infinita grandeza y majestad que
admiran y veneran llenos de respeto los Santos y los Ángeles en vuestra
gloria, yo os suplico, Señor, por esta humillación vuestra, y por
aquella humildad sin segunda, de que estuvo adornada María Santísima,
cuando elevada por Vos a la altísima dignidad de Madre vuestra, poseída
de una santa confusión y respeto, se contentó y glorió con el título de
Esclava, me concedáis la gracia de que jamás me deje dominar del vicio
de la soberbia, que conozca y confiese en vuestra divina presencia que
no soy otra cosa que polvo y ceniza; y penetrado toda la vida mi corazón
de este pensamiento, arregle mis acciones de tal manera, que siguiendo
vuestros pasos y los de María Santísima por los caminos de la
humillación y abatimiento en la tierra, merezca ser ensalzado por Vos
eternamente en vuestra gloria. Amén.Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO - 11 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA CASTIDAD: «Beáti mundo corde: quóniam ipsi Deum vidébunt». [Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios]. (Mateo 5, 8).
ORACIÓN
Dios
purísimo, que miráis como templo vuestro aquellas almas que viven en
castidad, y les ofrecéis la dicha incomparable de veros eternamente en
vuestra gloria, y en cumplimiento de vuestra promesa premiasteis la
pureza singular de María Santísima, no permitiendo que su cuerpo
purísimo estuviese sujeto a la muerte ni a la corrupción del sepulcro,
sino que en compañía de su bendita alma fuese conducido por los
espíritus puros de vuestros Ángeles al trono de la gloria: yo, os
suplico, Señor, me concedáis que imite en cuanto me sea posible, la
castidad y pureza de esta Señora. Dadme, Señor, por su intercesión, unos
oídos castos, una lengua pura, unos ojos modestos, creado de nuevo en
mí un corazón limpio, renovado en lo íntimo de mi alma la rectitud de
vuestro espíritu: purificadme de toda mancha de alma y cuerpo, para que
viviendo y muriendo adornado de castidad y pureza, me haga digno de
veros, poseeros, y gozaros en la gloria. Amén.Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 12 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA PACIENCIA: «Patiéntia vobis neccessária est, ut voluntátem Dei faciéntes, reportétis promissiónes». [La paciencia os es necesaria para que haciendo la voluntad de Dios, recibáis sus promesas]. (Hebreos 10, 36).
ORACIÓN
Dios
de mi corazón, que a pesar de todos los extravíos de mi vida, me sufrís
y esperáis con infinita paciencia para usar conmigo de vuestra
misericordia, añadiendo a este singularísimo beneficio tener la bondad
de manifestar vuestra gloria en perdonar mis pecados: yo os suplico,
Señor, por esta dignación vuestra, y por los méritos de vuestra Madre
María Santísima, cuya admirable y prodigiosa vida fue sin intermisión
alguna un continuo ejercicio de sufrimiento y de paciencia, venerando
con el más profundo respeto las sabias disposiciones de vuestra adorable
providencia, me concedáis la gracia de que, a imitación suya, me
entregue desde ahora en vuestras manos con una santa y total
indiferencia, así en los sucesos prósperos como en los adversos de mi
vida; si me concedieseis bienes, o si me regalaseis con trabajos y con
males, haced, Señor, se cierre mi boca para la queja, y solo se abra
para bendecir y alabar vuestro santísimo Nombre; dispensadme, Señor,
esta gracia, para que adornado de esta conformidad, posea mi alma en
paciencia santa en esta vida, y disfrute después eternamente la paz de
vuestra gloria. Amén.
Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 13 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA POBREZA: «Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est Regnum Cœlórum». [Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos] (Mateo 5, 3).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA POBREZA: «Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est Regnum Cœlórum». [Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos] (Mateo 5, 3).
ORACIÓN
Dios mío y todas mis cosas, que siendo
infinitamente rico y señor de todos los bienes del Cielo y de la tierra,
tuvisteis la bondad de haceros voluntariamente pobre, con el designio
de que vuestra santa pobreza enriqueciese a todos los hombres con los
dones de vuestra gracia; yo os suplico, Señor, por aquella pobreza en
que vivió vuestra Santísima Madre, sin querer ni desear jamás
otra posesión, ni otra herencia, que a Vos en el Cielo y en la tierra,
me concedáis la gracia, de que mirando al mundo como lugar de mi
destierro, esté siempre desprendido mi corazón de todos los bienes de
esta vida perecedera. Haced, Señor, los repute todos como un poco de
estiércol y basura, para que, viviendo en pobreza de espíritu, desde
ahora en vuestras manos con una santa y total indiferencia, así en los
sucesos prósperos como en los adversos de mi vida. Si me concedieseis
bienes, o si me regalaseis con trabajos y con males, haced, Señor, se
cierre mi boca para la queja y sólo se abra para bendecir y alabar
vuestro santísimo Nombre. Dispensadme, Señor, esta gracia, para que,
adornado de esta conformidad, posea mi alma en paciencia santa en esta
vida y disfrute después eternamente la paz de vuestra gloria. Amén.
Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO - 14 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA PERSEVERANCIA: «Qui perseveráverit úsque in finem, hic salvus erit». [El que perseverare hasta el fin, éste se salvará] (Mateo 10, 22).
ORACIÓN
Omnipotente
Dios, liberalísimo remunerador, que conducís al puerto de salvación a
todas las almas que perseveran en la observancia de vuestros divinos
mandamientos hasta el fin de la carrera de esta vida mortal; y así
mismo, nos aseguráis que el alma que pone la mano sobre el arado y
vuelve atrás no es a propósito para el Reino de los Cielos: yo os
suplico, Señor, por la intercesión de María Santísima, cuya
perseverancia en toda clase de virtud hasta el último momento de su
preciosa vida habéis remunerado con un peso de indecible gloria, me
concedáis la gracia de fijar mis pasos en la observancia de vuestra
divina ley; confirmad, Señor, en mí los propósitos y resoluciones que he
formado en este santo Triduo, que son: de vivir en adelante animado de
una fe viva, de una firme esperanza, de una caridad ardiente, de una
humildad verdadera, de una pureza y castidad conforme al estado en que
me hallo al presente, o a aquel a que me destine vuestra divina
providencia; de una paciencia inalterable, de una pobreza de espíritu
que desprenda mi corazón de todos los bienes de la tierra, y suspire
incesantemente por la posesión de mi eterna bienaventuranza; dispensadme
en fin, Señor, la misericordia de que yo persevere a imitación de mi
Madre y Señora María Santísima, en el ejercicio de estas y las demás
virtudes hasta respirar el último aliento de mi vida, para que
entregando mi espíritu en vuestras manos, en las de mi amado Jesús y de
María, mi venerada Madre y Señora, pase a veros, gozaros, alabaros y
bendeciros eternamente en vuestra gloria. Amén.
Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se rezarán todos los días.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)