Señor, este es el tiempo de pujar la cizaña,
de que todos te nieguen, de que triunfe el impío;
por eso, ante la ira del vulgo que se ensaña
contra tu omnipotencia, tu dolor se hace mío.
Yo sé que más que nunca te llueven los insultos,
que más que en otros tiempos te hiere la blasfemia
y que –promocionados por malévolos cultos–
el vicio y la injusticia se han vuelto una epidemia.
Hasta los que se dicen tu Iglesia son aliados
del mundo, al que despojan de tu divina fe
al tratar displicentes tus benditos legados
cual si fueran cenizas de un tiempo que se fue.
Esta, mi Dios amado, es una amarga hora
que nos asoma al fondo del mal. La apostasía
florece ante el misterio de tu santa demora
y no sabemos cuando volverás todavía.
Repugna la crecida de bajezas humanas
y nuestros enemigos –milicias y legiones–
persisten enfrascados en sus empresas vanas
buscando amedrentarte con ruinosos torreones.
Por eso, Cristo –en medio de este dolor profundo
cuyo único consuelo proviene de tu mano–
mientras se desmoronan los cimientos del mundo,
te ruego que bendigas mi lucha de cristiano.
de que todos te nieguen, de que triunfe el impío;
por eso, ante la ira del vulgo que se ensaña
contra tu omnipotencia, tu dolor se hace mío.
Yo sé que más que nunca te llueven los insultos,
que más que en otros tiempos te hiere la blasfemia
y que –promocionados por malévolos cultos–
el vicio y la injusticia se han vuelto una epidemia.
Hasta los que se dicen tu Iglesia son aliados
del mundo, al que despojan de tu divina fe
al tratar displicentes tus benditos legados
cual si fueran cenizas de un tiempo que se fue.
Esta, mi Dios amado, es una amarga hora
que nos asoma al fondo del mal. La apostasía
florece ante el misterio de tu santa demora
y no sabemos cuando volverás todavía.
Repugna la crecida de bajezas humanas
y nuestros enemigos –milicias y legiones–
persisten enfrascados en sus empresas vanas
buscando amedrentarte con ruinosos torreones.
Por eso, Cristo –en medio de este dolor profundo
cuyo único consuelo proviene de tu mano–
mientras se desmoronan los cimientos del mundo,
te ruego que bendigas mi lucha de cristiano.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)