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domingo, 5 de agosto de 2018

MES DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA (DÍA 5)

Basado en el libro “El Corazón Admirable de la Madre de Dios”, de San Juan Eudes.
  
 
CONDICIONES
En uno de los días del mes de agosto, se ha de confesar y comulgar con la mayor preparación y disposición que fuese posible; y será bueno ayunar algún día a la honra de Nuestra Señora. Y procure mantenerse con una gran pureza de cuerpo y alma, andando con especial cuidado de evitar toda culpa y particularmente contraria a la castidad, que es virtud angélica. Quien fuera de esto hiciere limosnas y otras buenas obras en reverencia a esta gran Señora, la obligará más a que interceda ante Dios para que alcance lo que desea, si conviniere para su salvación, y sino le alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más conveniente para la Bienaventuranza eterna.
 
ACTO DE REPARACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARIA (Para todos los días)
¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro Santísimo nombre y vuestras excelsas prerrogativas!, aquí tenéis, postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas, dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. Deseo reparar, con este acto de amor y rendimiento que hago delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia.
 
Aceptad, ¡oh Corazón Inmaculado!, esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, ¡oh Corazón amabilísimo!, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
 
Rezar tres Avemarías en honra del poder, sabiduría y misericordia del Inmaculado Corazón de María, menospreciado por los hombres.
  
JACULATORIAS
¡Oh Corazón Inmaculado de María, compadeceos de nosotros!
Refugio de pecadores, rogad por nosotros.
¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
  
MEDITACIÓN DEL DÍA QUINTO
No sin motivo, ciertamente, llama el Espíritu Santo a la Virgen bienaventurada: “Signum magnum”, milagro estupendo. Y con toda propiedad los Santos Padres la atribuyen y refieren de Ella un sin fin de parecidas cualidades. San Ignacio mártir, la llama “prodigio del Cielo, sagrado y muy sagrado espectáculo, digno de los ojos de Dios y de la justa admiración de los hombres y de los Ángeles”. San Germán, patriarca de Constantinopla se expresa en estos términos: “Todo es en vos maravilloso, todo grande. ¡Oh Madre de Dios!, y vuestras maravillas superan todo pensar y decir”. ¿No oís a San Juan Crisóstomo publicar a todos los vientos que esta divina Virgen ha sido y será eternamente Magnum miráculum, “un magno milagro”? (Sermo De Vírgine). San Epifanio nos anuncia que María es “maravilloso misterio de Cielos y tierra, y prodigioso milagro” digno de extasiar al universo mundo. “¡Oh Virgen sacratísima -sigue diciendo este Santo Padre-, Vos habéis puesto en arrobamiento a los ejércitos todos de Ángeles; porque ver una mujer vestida de sol en el cielo, es un prodigio que arroba a todos los habitantes del Cielo; ver a una mujer en la tierra llevar al sol entre sus brazos es una maravilla digna de extasiar a todo el universo» (Sermo De Láudibus Deíparæ). San Basilio, Obispo de Seleucia, habla de este modo: “Jamás vi -dice- sobre la tierra un prodigio que haya tenido algún parecido: un Hijo que es Padre de su Madre, un Hijo que es infinitamente de más edad que la Madre que lo dio a luz”. Están resonando en mis oídos las palabras de San Juan Damasceno, cuando nos declara que la Madre del Salvador es “El milagro de los milagros”; “tesoro y fuente de milagros”; “abismo de prodigios”; y que si el divino Poder ha hecho infinidad de obras maravillosas anteriormente a la Virgen, no venían a ser, por así decirlo, más que pequeños ensayos y preparativos hasta llegar al milagro de los milagros que se ha cumplido en esta divina Virgen. Era menester que se sucediesen todos estos milagros para llegar a la maravilla de las maravillas. Y por fin San Andrés, Arzobispo de Candía, nos asevera que, después de Dios, María es el hontanar de todas las maravillas que han venido verificándose en el universo; y que Dios ha hecho en Ella tales y tan numerosas maravillas, que sólo Él es capaz de conocerlas perfectamente y alabarlas como se merecen.
  
Se piden las gracias que se desean alcanzar durante este mes.
  
DEPRECACIONES (Para todos los días)
  1. Oh Corazón de María, compadeceos de los incrédulos; despertad a los indiferentes; dad la mano a los desesperados; convertid a los blasfemos y profanadores de los días del Señor. Ave María.
  2. Oh Corazón de María, aumentad la fe de los pueblos; fomentad la piedad; sostened las familias verdaderamente católicas; apagad los odios y venganzas en que se abrasa el mundo. Ave María.
  3. Oh Corazón de María, convertid a los mundanos, purificad a los deshonestos, volved al buen camino a tantas víctimas del vicio y del error. Ave María.
  4. Oh Corazón de María, convertid a todos los pecadores de la Iglesia; dirigid a patronos y obreros; iluminad con luz celestial a los malos escritores y gobernantes para que vengan a la luz de Cristo; convertid y santificad a los malos católicos. Ave María.
  5. Oh Corazón de María, suscitad muchos y santos Sacerdotes y Misioneros que trabajen en la conversión de los pecadores y en la salvación de las almas de todo el mundo, y dadnos a todos la perseverancia final en el santo amor y temor de Dios. Así sea. Ave María.
  
ORACIÓN FINAL
Oh Inmaculado Corazón de María, en Vos confiamos; no nos dejéis en este valle de lágrimas hasta vernos seguros junto a Vos en el Cielo. Así sea.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)