Traducción por Verbum Caro para INFOVATICANA del artículo publicado por Marco Tosatti en STILUM CURIÆ.
GOTTI TEDESCHI AL PAPA: UNA COMISIÓN CIENTÍFICA SOBRE LA CASA DE LORETO.
Queridísimos
Stilumcuriales, hemos recibido de don Ettore Gotti Tedeschi esta
reflexión sobre la Santa Casa de Loreto, que publicamos con gran placer.
Buena lectura.
Estimado señor Tosatti:
Le
pido que acoja en su blog una reflexión que he escrito sobre la Santa
Casa de Loreto, por la que siento mucho afecto porque es la casa donde
la Virgen María nació, creció y recibió la Anunciación, iniciando con su
«fiat» la Redención.
El periódico Avvenire (con fecha del 18 de septiembre, pág. 17) publica un mensaje (a la Provincia picena de los Frailes Menores) de Su Santidad el papa Francisco, en el que dice: «La ciudad de Loreto, donde he querido firmar la exhortación post-sinodal Christus Vivit, custodia un tesoro precioso: ‘algunas piedras de la casa de la familia de Nazaret’…».
Con esta consideración, el Santo Padre
parece estar excluyendo la «traslación milagrosa» y la autenticidad e
integridad de la Santa Casa, aceptada por su predecesor, según la
tradición, sobre la base de documentos, investigaciones y pruebas que
duran desde hace siglos.
Estamos hablando de la casa donde tuvo lugar la Anunciación, por lo que deseamos implorar al Santo Padre
que instituya, a este respecto, una Comisión formada por historiadores,
arqueólogos, arquitectos y científicos con el fin de verificar (o
desmentir) que en el Santuario de Loreto hay tres partes completas,
formadas por piedras unidas por mortero procedentes de Nazaret, que
tienen más de dos mil años, que nunca han sido desmontadas y montadas de
nuevo, que están íntegras como lo estaban en Nazaret, adosadas a la
Gruta.
Si así fuera, la traslación
fue milagrosa; es impensable que la casa haya sido transportada por mar
por los cruzados, desmontando y volviendo a montar las paredes cinco
veces. Por poner un ejemplo, el mortero original ya no existiría.
O se trata de un hecho falso en la sustancia y/o en la traslación milagrosa.
Creo
que el riesgo de querer hacer creíbles los misterios es elevado y
complejo, y tengo fuertes dudas de que el progreso científico consiga
explicar lo que en los siglos oscuros se explicaba con el milagro.
La
fe no es en absoluto superstición, como pretenden algunos. Hay quien
considera que, al no existir cámaras en el momento de la traslación
(1291-1296), dicha traslación milagrosa no se pueda demostrar
«científicamente»; por lo tanto, la Iglesia, que parece querer respaldar
sólo lo que es inmanente y «creíble», parece no aceptar ya la tesis del
milagro.
Pero sucede que un
milagro es un hecho extraordinario que no se puede explicar por las
leyes naturales, algo considerado intolerable para los racionalistas (a
los que respetamos), pero nos cuesta comprender por qué teólogos y
apologetas que se dicen católicos niegan el milagro, aduciendo como
explicación el hecho de que se opone a la inviolabilidad de las leyes
naturales, que contradirían a Dios mismo.
Me recuerdan a Voltaire, que sostenía que, si Dios hiciera milagros, corregiría la naturaleza y a sí mismo que la ha creado.
Por
suerte, a veces la ciencia sale a nuestro encuentro cuando dice que la
naturaleza es mucho más compleja de lo que parece en el microscopio, y
tiene un potencial aún desconocido.
Confirmo
mi asombro por la superficialidad con la que algunos tratan, desde hace
tiempo, la Traslación de la Santa Casa de Loreto, una de las dos
reliquias más importantes de la cristiandad (con la Sagrada Síndone), y
que, desde hace más de setecientos años, según la tradición, fue salvada
por deseo divino de la furia iconoclasta de quienes estaban ocupando
los lugares sagrados en Palestina.
Científicamente
se ha explicado en innumerables ocasiones que no puede haber sido
desmontada y montada de nuevo y transportada vía mar.
Una
serie de especialistas han documentado que se trata de las tres
paredes, sin cimientos, pertenecientes a la casa de Nazaret, adosada a
una roca.
Se ha documentado que
las piedras y los materiales de construcción están intactos y excluyen
la destrucción y reconstrucción en 5 ocasiones en 5 lugares distintos
(de 1291 a 1296), tal como sostiene la teoría del transporte vía mar por
parte de los cruzados y de una familia apellidada Angeli (como
sostienen algunos desde el siglo XX, según documentos conservados en el
Vaticano).
Pero como lo que cuenta es la verdad, esta merece ser investigada. Estoy dispuesto a reconocerla y pedir perdón, pero invoco al Santo Padre para que instruya una Comisión que aclare los hechos, los que son científicamente demostrables.
Entonces
reconoceremos el error de la tradición, del milagro y de las pruebas
científicas consideradas verdaderas hasta ahora. Estoy seguro de que el
obispo de Loreto y delegado ante la Santa Casa, persona de gran valía,
mons. Fabio Dal Cin, respaldará con firmeza esta petición filial que se
basa en el diálogo y la confrontación continuamente deseados por el papa Francisco.
Ettore Gotti Tedeschi
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