En su discurso a la Oficina Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana reunida en la Sala Clementina del Palacio Apostólico (que se está cayendo a pedazos), con ocasión de los 60 años de su creación, Francisco Bergoglio dijo:
«El Concilio es el Magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por lo tanto sigues el Concilio, y si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, a tu voluntad, no estás con la Iglesia. Debemos ser exigentes y estrictos en este punto. No, el Concilio no debería ser negociado para tener más que estos… No, el Concilio es así. Y este problema que estamos viviendo, de selectividad del Concilio, se ha repetido a lo largo de la historia con otros Concilios. A mí me hace pensar tanto en un grupo de obispos que después del Vaticano I se fueron, un grupo de laicos, grupos allí, para continuar la “verdadera doctrina” que no era la del Vaticano I. “Nosotros somos los verdaderos católicos”… Hoy ordenan mujeres. La actitud más estricta de custodiar la fe sin el Magisterio de la Iglesia, te lleva a la ruina. Por favor, nada de concesiones a los que intentan presentar una catequesis que no está de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia».
En este solo párrafo vemos reflejado el celo de Bergoglio en la defensa del Vaticano II, celo equiparable al de su antecesor Pablo VI Montini (que dijo a la primera asamblea de la CEI el 23 de Junio de 1966: «Debemos mirar al Concilio con gratitud a Dios y con confianza en el futuro de la Iglesia; será el gran catecismo de los nuevos tiempos»). El mismo Montini temeroso ante la ira de los progresistas de corbata y sotana que no le perdonaron su seudoencíclica “Humánæ Vítæ” (que si bien condena los anticonceptivos, aprueba la no menos ilícita y pecaminosa “Planificación Natural de la Familia”), el mismo que rompió a llorar lágrimas de cocodrilo cuando aquel lunes de Pentecostés de 1970 le pusieron en la sacristía ornamentos verdes, el mismo que denunció el 29 de Junio de 1972 que «A través de alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios» (cuando ÉL DERRIBÓ LA MURALLA), el mismo que el 4 de Abril de 1976 apoyó el llamado a oración del Cardenal Vicario para la diócesis de Roma y de la CEI luego que el escritor homosexual y pederasta francés Roger Peyrefitte revelara que Montini y el actor Paolo Carlini eran amantes porque este condenó la homosexualidad (detalle que el mismo postulador de su causa conocía), el mismo que, en últimas, cierto ambiente “tradi-conservador” presenta incluso como mártir y suplantado por un impostor, era aquel que en su carta del 29 de Junio de 1975 le espeta al arzobispo Marcel Lefebvre:
«¿Cómo podría hoy alguno paragonarse a San Atanasio, osando combatir un Concilio como el Vaticano II, que tiene la misma autoridad, y, en algunos aspectos, es incluso más importante que el Concilio de Nicea?»
«No tiene ningún derecho a oponerse al Concilio; usted es un escándalo para la Iglesia, la está destruyendo. Es horrible, usted levanta a los cristianos contra el Papa y contra el Concilio. ¿No siente nada en su conciencia que lo condene?»
Cuando Mons. Lefebvre le dice que Dignitátis Humánæ y Gáudium et Spes (dos documentos conciliares que él se negó a firmar) porque «contienen pasajes que contradicen textualmente lo enseñado por Gregorio XVI y Pío IX…», Montini le responde tajante: «¡Dejemos este tema a un lado! ¡No estamos aquí para discutir sobre teología!» (cualquier parecido entre las negociaciones de la Frater y Bergoglio es pura realidad).
De otro lado, reparar en que Bergoglio equipara a los que escogen qué obedecer del Vaticano II (cuando TODO EL VATICANO II ES PARA QUEMARLO) con los veterocatólicos, que después del Vaticano I, con el sacerdote excomulgado Johann Joseph Ignaz von Döllinger –que dicho sea de paso, no era partidario del liberalismo– a la cabeza y en el contexto del Kulturkampf bismarckiano, rechazaron el dogma de la infalilbilidad pontificia ex cáthedra y se unieron a la cismática iglesia de Utrecht. Pero, como escribe el Apóstol San Pablo en el capítulo II, verso 1 de su Epístola a los Romanos: «en lo que condenas a otro, te condenas a ti mismo: haciendo como haces tú aquellas mismas cosas que condenas», porque del “papa” abajo, ellos toman del Vaticano II lo que les conviene y cada año cambian su doctrina y liturgia según les viene en gana, en nombre del deletéreo “espíritu del Concilio”.
Y siguiendo el chiste bergogliano de los que se procaman “verdaderos católicos” pero que “hoy ordenan mujeres” (que dicho sea de paso, tiene su más y su menos, porque precisamente la “ordenación” de mujeres y de homosexuales, y las innovaciones litúrgicas y doctrinales, fueron la causa por la que la Iglesia Católica Nacional Polaca y la Iglesia Católica Nórdica se separaron de la Unión de Utrecht y de la Iglesia Luterana de Noruega respectivamente para formar la Unión de Scranton; y por esa causa también la Comunión Anglicana Tradicional, el Movimiento Anglicano de Continuación y los metodistas tradicionalistas se separaron de la rama mayoritaria de sus denominaciones), los conciliares (desde Montini en adelante) han mantenido encuentros y diálogo ecuménico; y recientemente, Bergoglio oficializó mediante reforma al Derecho canónico wojtyliano que las mujeres pueden ejercer lectorado y acolitado en el Novus Ordo (práctica que de facto existe desde Karol Wojtyła tanto en los latinos como en los uniatos).
Ahora, decir Bergoglio «Si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, a tu voluntad, no estás con la Iglesia» contradice la declaración “Dóminus Jesus” del 6 de Agosto de 2000 (que algunos neocones pretenden poner en la misma línea que la encíclica “Mýstici Córporis Christi” de Pío XII) y la Constitución Dogmática del Vaticano II “Lumen Géntium” del 21 de Noviembre de 1964 (documento que tiene la impronta del dominico modernista Yves Congar Desoye), que en pocas palabras afirman HERÉTICAMENTE que todos, TODOS, de una manera u otra son miembros de la Iglesia de Cristo, que subsiste en (“subsístit in”) la Igesia Católica.
Finalmente, cabe preguntarse por el meollo del asunto: «¿Tiene autoridad vinculante el Vaticano II?». La respuesta es que SÍ LA TIENE, PERO SÓLO PARA QUIENES LO RECONOCEN COMO CONCILIO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Recordemos que los documentos del Vaticano II fueron promulgados por Montini en su totalidad cumpliendo los tres requisitos de la infalibilidad (expedidos por él como Pastor y Doctor Público de la Iglesia, definiendo solemnemente por autoridad de la Iglesia sobre Fe y costumbres, y que deben ser observados fiel y constantemente de los fieles). Así lo expresa el breve “In Spíritu Sancto” del 8 de Diciembre de 1965, con el cual se clausuró el Concilio:
«Así, pues, finalmente ha concluido hoy, con la ayuda de Dios, todo cuanto se refiere al Sacrosanto Concilio ecuménico. Y con nuestra apostólica autoridad decidimos concluir a todos los efectos las constituciones, decretos, declaraciones y acuerdos, aprobados con deliberación sinodal y promulgados por Nos, así como el mismo Concilio ecuménico, convocado por nuestro predecesor, Juan XXIII, el 25 de diciembre de 1961, iniciado el día 11 de octubre de 1962 y continuado por Nos después de su muerte, mandamos y también ordenamos que todo cuanto ha sido establecido sinodalmente sea religiosamente observado por todos los fieles para gloria de Dios, para el decoro de la Iglesia y para tranquilidad y paz de todos los hombres. Hemos sancionado y establecido estas cosas, decretando que las presentes letras sean permanentes y continúen firmes, válidas y eficaces, que se cumplan y obtengan plenos, íntegros efectos y que sean plenamente convalidadas por aquellos a quienes compete o podrá competer en el futuro. Así se debe juzgar y definir. Y debe considerarse nulo y sin valor desde este momento todo cuanto se haga contra estos acuerdos por cualquier individuo o cualquier autoridad, conscientemente o por ignorancia».
En segunda instancia, el reconocer a alguno como Papa (reconocimiento expresado particularmente nombrándolo en el Te Ígitur de la Misa) conlleva a obedecer ad totum cuanto él ordene, so pena de incurrir en Cisma y escindirse de la comunión con él. Y ese es el error de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que reconoce como válidos a los antipapas conciliares pero se resisten a su autoridad y afirman que el Vaticano II es 95% católico.
Por supuesto, para nosotros los sedevacantistas es claro y patente que el Vaticano II NO ES CATÓLICO, como tampoco lo son los pretendidos “Papas” que fundan en él su autoridad; por ende sus normas SON NULAS, INVÁLIDAS E INEXISTENTES, y quienes los siguen a ellos, están FUERA DE LA IGLESIA DE CRISTO, QUE ES LA IGLESIA CATÓLICA.
JORGE RONDÓN SANTOS
31 de Enero de 2021 (Año Mariano “Espada de Lepanto”).
Domingo de Septuagésima. Fiesta de San Juan Bosco, Confesor y Fundador, y de la Beata Ludovica Albertoni TOSF, Viuda. Aparición de la Santísima Virgen a la Beata Ángela de Foligno. Nacimiento de San Juan Francisco Régis SJ y San Luis María de Montfort. Hallazgo de la tumba del Apóstol San Pedro. Aniversario de la elección de San Silvestre I como Papa; de la victoria de Gembloux; de la fundación de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo de Guatemala; de establecimiento del gobierno nacional de Burgos. Nacimiento de S. M. C. Don Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza (Carlos VI).
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