Durante la Audiencia general del miércoles 19 de Junio, que estuvo dedicada a los Salmos (los cuales presentó como “Una sinfonía de oración”), Francisco Bergoglio dijo lo siguiente:
«No todos los salmos –y no todo de cada salmo– puede ser repetido y hecho propio por los cristianos y menos aún por el ser humano moderno. Reflejan, a veces, una situación histórica y una mentalidad religiosa que ya no son las nuestras. Esto no significa que no sean inspirados, sino que en ciertos aspectos están ligados a una época y a una etapa provisional de la revelación, como ocurre también con gran parte de la legislación antigua».
Bergoglio no especificó cuáles salmos (o qué parte de ellos) no se pueden rezar, pero sabiendo lo que su antecesor Montini hizo con el Breviario, se puede identificar con certeza: los Salmos de imprecación, y CINCUENTA Y NUEVE versos de los Salmos. Aun cuando los mismos Padres conciliares no querían que fuesen removidos de la liturgia, Montini los removió dictatorialmente porque eran lesivos para el “Hombre Moderno”™ al que la Secta Conciliar/Sinodal rinde culto.
Y como cosa típica en alguien tan furiosa y vulgarmente anticatólico como es él, OTRA VEZ Bergoglio elogió a los protestantes y sus versiones mortíferas de la Biblia. Para más señas, al grupo de los Gedeones, una asociación de comerciantes y profesionales protestantes fundada en Janesville (Winsconsin, Estados Unidos) en 1899 por John H. Nicholson, Samuel E. Hill y William J. Knights que reparte ejemplares del Nuevo Testamento con salmos en hoteles, cárceles, hospitales y unidades militares, como el siguiente caso [giro irónico de la trama: los Gedeones en los países eslavos emplean traducciones hechas por la Iglesia Ortodoxa: en Rusia, la Traducción Sinodal de 1876; en Ucrania, la traducción del metropólita Hilarión Ohienko]:
«De hecho, ha habido y sigue habiendo ediciones que contienen el Nuevo Testamento y los Salmos juntos. Tengo sobre mi mesa una edición ucraniana, que me enviaron, de este Nuevo Testamento con los Salmos; era de un soldado que murió en la guerra. Y él rezaba en el frente con este libro».
Francisco Bergoglio no tiene autoridad para juzgar la Escritura, por el contrario, la Escritura lo juzga a él, y lo hace de esta manera (todos los textos son de la versión de Mons. Félix Torres Amat):
- «¿Por qué haces alarde de tu malignidad, tú que sólo empleas el valimiento para obrar la iniquidad? Todo el día está tu lengua empleándose en la injusticia; cual navaja afilada, que corta cuando menos se piensa, así tú has hecho traición. Preferiste el mal al bien, la calumnia al lenguaje de la verdad. Toda suerte de palabras mortíferas son las que has amado, ¡oh lengua alevosa! Por tanto Dios te destruirá para siempre; te arrancará y echará fuera de la mansión en que habitas, te desarraigará de la tierra de los vivientes. Veránlo los justos, y temblarán, y reiránse de él, diciendo: “He ahí el hombre que no contó con el favor de Dios, sino que puso su confianza en sus grandes riquezas, y no hubo quien le apeara de su vanidad”» (Salmo LI, 1-7).
- «¿Qué se te dará, o qué fruto sacarás de tus calumnias, oh lengua fraudulenta? El ser traspasada con agudas saetas, vibradas por una mano robusta, y ser arrojada en un fuego devorador» (Salmo CXIX, 3-4).
- «¡Ay de vosotros los que llamáis mal al bien y bien al mal, y tomáis las tinieblas por la luz, y la luz por las tinieblas, y tenéis lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! ¡Ay de vosotros los que os tenéis por sabios en vuestros ojos, y por prudentes allá en vuestro interior!» (Isaías V, 20-21).
- «¡Oh pastor, más bien fantasma de pastor, que desamparas la grey! La espada de la divina venganza le herirá en el brazo y en su ojo derecho, su brazo se secará y quedará árido; y cubierto de tinieblas, su ojo derecho se oscurecerá» (Zacarías X, 11).
- «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros disfrazados con pieles de ovejas, mas por dentro son lobos voraces: por sus frutos u obras los conoceréis. ¿Acaso se cogen uvas de los espinos, o higos de las zarzas? Así es que todo árbol bueno produce buenos frutos, y todo árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, será cortado y echado al fuego. Por sus frutos pues los podréis conocer» (San Mateo VII, 15-20).
- «Mas has de saber esto, que en los días postreros, o hacia el fin del mundo, sobrevendrán tiempos peligrosos: levantaránse hombres amadores o pagados de sí mismos, codiciosos, altaneros, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, facinerosos, desnaturalizados, implacables, calumniadores, disolutos, fieros, inhumanos, traidores, protervos, hinchados, y más amadores de deleites que de Dios; mostrando, sí, apariencia de piedad o religión, pero renunciando a su espíritu» (2.ª Epístola a Timoteo III, 1-5).
- «Vosotros empero, queridos míos, acordaos de las palabras que os fueron antes dichas por los apótoles de nuestro Señor Jesucristo [I. Tim. IV. v.1.—II. Tim. III. v.1.—II. Pet. III. v.3.], los cuales os decían que en los últimos tiempos han de venir unos impostores, que seguirán sus pasiones llenas de impiedad. Estos son los que se separan a sí mismos de la grey de Jesucristo, hombres sensuales, que no tienen el Espíritu de Dios» (Epístola de San Judas, cap. único, versos 17-19).
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)