El liturgista y biblista italiano
Rinaldo Falsini OFM Conv. (1924-2008), que como profesor de liturgia en
la Universidad Católica de Milán participó en la redacción de la
Constitución deuterovaticana “Sacrosánctum Concílium” y en la Comisión
para la reforma litúrgica, dijo lo siguiente en una conversación con Giordano Monzio-Compagnoni, publicada en el libro Riforma liturgica e Vaticano II: Un testimone racconta (Reforma litúrgica y Vaticano II: relato de un testigo) poco antes de morir:
«En honor a la verdad, hay que decir que la reforma litúrgica, que siempre he defendido en su estructura e intenciones, también procedió a mutilaciones que no me parecieron ni me parecen correctas. Ahora, en el Oficio Divino y en la liturgia, los salmos se utilizan en una versión depurada. De hecho, se han eliminado los versículos que resultan escabrosos para la mentalidad moderna, como los que expresan expresiones de venganza y guerra. Hubo una reunión plenaria de la Comisión de Reforma de la que yo era miembro y, en Abril de 1963, el prestigioso abad benedictino Padre [Pierre] Salmon pronunció un memorable discurso en defensa del respeto a la integridad del Salterio en la liturgia. Pero luego, este compromiso de fidelidad a las Escrituras fue abandonado. No se tuvo en cuenta la opinión contraria de los biblistas y liturgistas, e incluso de Pablo VI, y se llevó a cabo una depuración, con muy poco respeto a la Palabra de Dios».
Esta
declaración, que precisamente viene de uno que hizo parte del ala
progresista posconciliar, confirma que, lejos de enaltecer la Sagrada
Escritura que el Vaticano II quería se ordenara litúrgicamente «de modo
que los tesoros de la palabra divina sean accesibles, con mayor
facilidad y plenitud» (cf. Sacrosánctum Concílium, n.º 92, literal a)
los laicos, lo que hizo fue mutilarla en nombre de la “corrección
política” y usar paráfrasis (que no traducciones) que adulteran su
sentido, todo para no ofender los “virginales” oídos del “Hombre
Moderno”™. Y no solo eso, sino que incluso las lecturas fijadas por el
novusordiano Leccionario son omitidas por el presbítero presidente de
turno (en un pueblo, el presbítero mandó a la lectora cambiar la
epístola de la novusordiana fiesta de la Sagrada Familia –Colosenses III, 12-21– poco antes del servicio ¡solo porque la lección contiene la frase «Mujeres, obedeced a vuestros maridos como conviene en el Señor. Maridos, quered a vuestras esposas»!).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración es causal de no publicación.
Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.
+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)