Mientras los dominicos tenían cerrada la iglesia de Santa María Rotunda en Viena por motivos de la renovación del templo (cuyo nuevo “altar-servilletero” recién “consagrado” y ambón parecen saldos comprados en IKEA),
ellos simulaban el servicio novusordiano en el “Thomassaal” (Salón
Santo Tomás) de su convento, que tampoco se queda atrás en lo abominable
por la presencia de un “resurexifijo” sin cruz hecho de tiras de hierro.
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No es de extrañar que tengan por “altar” el servilletero de marras.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)