Noticia tomada de distintas fuentes.
El grupo siromalabar “Almaya Munnettam” (en malayalam അൽമായ മുന്നേറ്റം, también conocido como “Movimiento Archidiocesano para la Transparencia”) quemó en efigie a los cardenales Leonardo Sandri Righi (Prefecto de la Congregación –hoy Dicasterio– para las Iglesias Orientales) y Mar George/Geevarghese Alencherry (Arzobispo Mayor de Ernakulam-Angamaly de los siromalabares) el 17 de Marzo de 2022 frente al Centro de Renovación “Cardenal Parecattil” en Kaloor (Ernakulam, Kerala), donde se encontraban reunidos 316 sacerdotes-presbíteros siromalabares con el vicario metropolitano Mar Anthony Kariyil CMI, para pedirle que mantuviera en la archidiócesis el uso de celebrar el Qurbana (la Divina Liturgia siríaca) de cara a los fieles, como han hecho por más de 50 años.
La protesta se da contra el decreto del Sínodo Siromalabar del 27 de Agosto de 2021 en el que establecía un Qurbana unificado como una “solución compromisoria” frente a las tres formas litúrgicas del rito siríaco oriental (Anáfora de Addai y Mari, Anáfora de Nestorio y Anáfora de Teodoro de Mopsuestia–estas últimas restablecidas después del Vaticano II–). El Qurbana unificado prevé que el sacerdote esté versus pópulum en la primera parte y hacia el tabernáculo en la segunda. Decisión que fue ratificada por el cardenal Sandri el 28 de Febrero, ordenando a Kariyil revocar el indulto y que los 36 obispos siromalabares deben implementar el Qurbana unificado como muy tarde, para el 17 de Abril, Domingo de Pascua.
Un comunicado de Binu John (convocante) y Riju Kanjookkaran (portavoz) del movimiento Almaya Munnettam dice que ellos demandan boicotear a Alencherry, y que los sacerdotes contrarios al indulto (que afirman le fue concedido por Kariyil) deben ser exonerados de responsabilidades en la diócesis. Por su parte, el sacerdote-presbítero Matthew (Manjul) Kilukkan, portavoz archidiocesano, tomó distancia de la manifestación, diciendo: «Este tipo de protestas no es cristiano. La archidiócesis está trabajando por el diálogo». El director de comunicaciones de la Iglesia Siromalabar, el sacerdote-presbítero Alex Onampally, dijo en un comunicado que la protesta y quema de las efigies de los cardenales eran “un insulto contra el Papa”, y amenazó con sanciones canónicas a los participantes y facilitadores de la protesta.
Ya el domingo 13, el movimiento quemó copias de los decretos de Sandri y Alencherry, a quienes acusan de imponer por la fuerza la uniformidad litúrgica.
Un mes antes, en la Asamblea Plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales, Francisco Bergoglio dijo: «El mundo necesita el testimonio de la comunión. Si damos escándalo con disputas litúrgicas –y lamentablemente hubo algunas recientemente–, le estamos haciendo el juego al maestro de la división». Pero Bergoglio, junto a sus antecesores Montini y Wojtyła, fueron los que le “hicieron el juego” al diablo causando división al imponer formas litúrgicas adulteradas siguiendo al Anticoncilio Vaticano II, tanto en el Rito Romano como en los demás ritos orientales y occidentales.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)