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jueves, 3 de octubre de 2024

LA SECTA CONFIESA PECADOS INVENTADOS POR BERGOGLIO


En la víspera del inicio de la segunda sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad, Francisco Bergoglio presidió una “liturgia penitencial” en la Basílica de San Pedro.
   
Siete cardenales: Oswaldo Pereira Gracias (Bombay, India), Michael F. Czerny Hayek SJ (Curia, Dicasterio para la promoción del Desarrollo Humano Integral), Seán Patrick O’Malley Riddey OFM Cap. (retirado, Boston), Kevin Joseph Farrell (Curia, Dicasterio para los Laicos), Víctor Manuel “Tucho” Fernández Martinelli (Curia, Dicasterio para la Doctrina de la Fe), Cristóbal López Romero SDB (Rabat, Marruecos), y Christoph conde de Schönborn von Doblhoff OP (Viena, Austria), pidieron perdón en nombre de todos los bautizados por culpas colectivas y pecados inventados por el propio Bergoglio (textos tomados de SILÉRE NON POSSUM; traducción propia):
  1. OSWALD PEREIRA GRACIAS («Pecado contra la paz», en lugar de la Acedia): «Pido perdón a Dios Padre, sintiéndome avergonzado por el pecado de la falta de valentía, de la valentía necesaria para buscar la paz entre los pueblos y las naciones, en reconocimiento de la infinita dignidad de toda vida humana en todas sus fases, desde el estado naciente hasta el la vejez, especialmente los niños, los enfermos, los pobres, del derecho a tener un trabajo, una tierra, un hogar, una familia, una comunidad en la que vivir libremente, del valor que es el paisaje y la cultura de cada zona de el planeta. Para hacer la paz se necesita valentía: decir sí al encuentro y no al conflicto; sí al respeto a los acuerdos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la duplicidad.
      
    En nombre de todos los fieles, pido perdón a los que nacen hoy y nacerán después de nosotros, a las generaciones futuras que nos prestan este mundo y que tienen derecho a habitarlo, algún día, en armonía y paz. Nuestro pecado es aún más grave si, para justificar la guerra y la discriminación, invocamos el nombre de Dios, Perdónanos, Señor».
  2. MICHAEL F. CZERNY HAYEK SJ («Pecado contra la creación, contra los pueblos indígenas, contra los migrantes» en lugar de la Gula): «Pido perdón, sintiéndome avergonzado por lo que también hemos hecho los creyentes para transformar la creación de un jardín en un desierto, manipulándola a nuestro antojo; y cuánto no hicimos para evitarlo. Pido perdón, sintiéndome avergonzado, por cuando no reconocimos el derecho y la dignidad de cada persona humana, discriminándola y explotándola –pienso en particular en las poblaciones indígenas– y por cuando fuimos cómplices de sistemas que favorecían la esclavitud y el colonialismo.
      
    Pido perdón, sintiéndome avergonzado, por cuando tomamos y participamos en la globalización de la indiferencia ante las tragedias que transforman las rutas marítimas y las fronteras entre naciones de un camino de esperanza a un camino de muerte para tantos migrantes. El valor de la persona es siempre superior al de la frontera. Escucho en este momento la voz de Dios preguntándonos a todos “¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está tu hermana?”. Perdónanos Señor».
  3. SEÁN PATRICK O’MALLEY RIDDEY OFM Cap. («Pecado (sic) de los abusos» en lugar de la Avaricia): «Pido perdón, sintiéndome avergonzado, por todas las veces que nosotros fieles hemos sido cómplices o hemos cometido directamente abusos de conciencia, abusos de poder y abusos sexuales. Cuánta vergüenza y dolor siento al considerar especialmente los abusos sexuales cometidos contra menores y personas vulnerables, que han robado la inocencia y profanado lo sagrado de quienes son débiles e indefensos.
      
    Pido perdón, sintiéndome avergonzado, por todas las veces que hemos utilizado la condición del ministerio ordenado y de la vida consagrada para cometer este terrible pecado, sintiéndonos seguros y protegidos aprovechándonos diabólicamente de los pequeños y pobres. Perdónanos Señor».
  4. KEVIN JOSEPH FARRELL («Pecado contra las mujeres, la familia, los jóvenes» en lugar de la Lujuria): «Pido perdón en nombre de todos en la Iglesia, especialmente de nosotros los hombres, sintiéndonos avergonzados por todas las veces que no hemos reconocido y defendido la dignidad de la mujer, porque cuando la hemos hecho muda y sumisa, y no pocas veces explotada, especialmente en la condición de vida consagrada. Pido perdón, sintiendo vergüenza por todas las veces que juzgamos y condenamos antes de atender la fragilidad y las heridas de la familia. Pido perdón, sintiéndome avergonzado, por todas las veces que hemos robado la esperanza y el amor a las generaciones jóvenes, cuando no hemos comprendido la delicadeza de las etapas de crecimiento, del trabajo de formación de la identidad, y no estamos dispuestos a sacrificarnos. por su derecho a expresar talentos y profesionalismo encontrando un trabajo digno y recibiendo un salario justo. Pido perdón, sintiéndome avergonzado por todas las veces en que preferimos vengarnos antes que emprender la búsqueda de justicia, abandonando a quienes cometen errores en prisión y recurriendo al uso de la pena de muerte. Perdónanos Señor».
  5. CRISTÓBAL LÓPEZ ROMERO SDB («Pecado contra la pobreza» –elevada por Bergoglio a sacramento– en lugar de la Envidia): «Pido perdón, sintiendo vergüenza, por haber girado la cabeza hacia otro lado ante el sacramento de los pobres, prefiriendo adornarnos y adornar el altar con objetos de valor culpables que roban el pan a los hambrientos.

    Pido perdón, sintiéndome avergonzado por la inercia que nos impide aceptar la llamada a ser Iglesia pobre de los pobres y que nos hace ceder a la seducción del poder y a los halagos de los primeros lugares y de los títulos vanagloriosos. Pido perdón, sintiendo vergüenza, por cuando cedemos a la tentación de escondernos en el centro, resguardados en nuestros espacios eclesiales enfermos de autorreferencialidad, resistiéndonos a salir, descuidando la misión en las periferias geográficas y existenciales. Perdónanos Señor».
  6. VÍCTOR MANUEL “TUCHO” FERNÁNDEZ MARTINELLI («Pecado de la doctrina utilizada como piedra que hay que arrojar contra el otro» en lugar de la Ira): «Pido perdón, pidiendo vergüenza, por todas las veces que en la Iglesia, especialmente nosotros los pastores a quienes se nos ha confiado la tarea de confirmar a nuestros hermanos y hermanas en la fe, no hemos sabido custodiar y proponer el Evangelio como fuente viva de eterna novedad, “adoctrinandolo” y arriesgándonos a reducirlo a un montón de piedras muertas para arrojar a los demás. Pido perdón sintiéndome avergonzado por todas las veces que hemos dado justificación doctrinal a tratos inhumanos.
      
    Pido perdón, sintiéndome avergonzado por cuando no fuimos testigos creíbles de que la verdad libera, por cuando obstaculizamos las diversas inculturaciones legítimas de la verdad de Jesucristo, que recorre siempre los caminos de la historia y de la vida para ser encontrados por aquellos que quieran seguirlo con fidelidad y alegría. Pido perdón, sintiéndome avergonzado por las acciones y omisiones que han impedido y aún dificultan la recomposición de la fe cristiana en la unidad y en la auténtica fraternidad de todo el género humano. Perdónanos Señor».
  7. CHRISTOPH CONDE DE SCHÖNBORN VON DOBLHOFF OP («Pecado contra la sinodalidad / falta de escucha, comunión y participación de todos» en lugar de la Soberbia): «Pido perdón, sintiendo vergüenza por los obstáculos que ponemos en la construcción de una Iglesia verdaderamente sinodal, sinfónica, consciente de ser pueblo santo de Dios que camina unido reconociendo la común dignidad bautismal.
       
    Pido perdón, avergonzado por todas las veces que no hemos escuchado al Espíritu Santo, prefiriendo escucharnos a nosotros mismos, defendiendo opiniones e ideologías que hieren la comunión en Cristo de todos, esperada al final de los tiempos por parte del Padre. Pido perdón, avergonzado por cuando hemos transformado la autoridad en poder, asfixiando la pluralidad, no escuchando a la gente, dificultando la participación de muchos hermanos y hermanas en la misión de la Iglesia, olvidando que todos estamos llamados en la historia, por la fe en Cristo, a convertirnos en piedras vivas del único templo del Espíritu Santo. Perdónanos, Señor».
   
Nadie se disculpó por la blasfemia, los abusos litúrgicos, la negativa a dar la Sagrada Comunión en la boca, la destrucción de la fe, el cierre de las iglesias durante la covidhisteria, la promoción de inyecciones peligrosas de coronavirus, la corrupción financiera en el Vaticano, etc. Ni tampoco por eliminar de las redes sociales una encuesta CUYO RESULTADO NO FUE EL QUE EL SÍNODO QUERÍA.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)