El
bienaventurado y celosísimo Santo Toribio de Liébana, obispo de
Astorga, fue natural de la provincia de Galicia, y a lo que se puede
entender, hijo de una de las familias principales de la ciudad de
Astorga. Habiendo aprendido y aprovechado mucho en las letras humanas,
distribuyó su patrimonio a los pobres y navegó a Jerusalén, donde el
obispo de aquélla iglesia hizo tal estimación de su santidad, que le
confió el riquísimo tesoro de las cosas sagradas y reliquias de la
pasión de nuestro Señor Jesucristo, de las cuales trajo después muchas a
España. Volviendo de los Santos Lugares a su patria, curó
milagrosamente a una hija del rey de los Suevos, y a otros muchos
enfermos, y con las crecidas limosnas que le dieron, edificó un templo
al Salvador, y puso en él las reliquias que había traído. A esa sazón,
murió el Obispo de Astorga; y todos pusieron los ojos en Santo Toribio,
el cual aunque mucho se resistió, hubo de rendirse a la voluntad divina.
Entonces fue cuando le acusó de un crimen de adulterio, un ambicioso
diácono de Astorga, que pretendía aquélla cátedra, y el santo obispo,
inspirado de Dios, se justificó plenamente. Porque habiendo ido a su
catedral, un día de grande concurso dijo al pueblo la necesidad que
tenía de volver por su honra y con muchas lágrimas pidió al Señor que
deshiciese aquella calumnia. Luego mandó traer al altar un brasero, y
tomando en sus sagradas manos las ascuas encendidas, las envolvió en el
sobrepelliz que traía puesto, y en tonando el samo de David, que
comienza: «Levántese Dios, y sean disipados sus enemigos», rodeó toda la
iglesia llevando las ascuas en el roquete; y todo el pueblo vio por sus
ojos como ni el roquete ni las manos del Santo padecieron ninguna
lesión de fuego, pues no quedó de él ni la más leve señal. Asombráronse
todos de semejante maravilla, y el calumniador confesó a voces su
pecado, y cayó muerto en la iglesia. Pero la obra más excelente que hizo
Santo Toribio, fue el acabar con la herejía de los priscilianos en
España, para lo cual se armó de una carta en que refutaba
victoriosamente aquellos errores, y la envió a algunos obispos
españoles. Y con las Letras Apostólicas del Papa, que era San León el
Magno, y la autoridad de un concilio nacional que se juntó en Toledo, y
otro provincial que se celebró en Galica, cortó la cabeza de aquella
herejía que inficionaba muchos pueblos de España. Finalmente después de
haber cumplido Santo Toribio las obligaciones de un buen pastor, y
defendido su rebaño de los lobos infernales, descansó en paz. En el
siglo VIII, por causa de la invasión de los moros fueron trasladadas sus
reliquias, y las que trajo de Jesucristo, al monasterio de San Martín
de Liébana que se llamó después Santo Toribio de Liébana.
REFLEXIÓN
Entre las otras cosas que Santo Toribio dice en aquélla epístola que escribió a los obispos para extirpar los errores de Prisciliano, encarece mucho el daño de los libros apócrifos, los cuales los herejes publicaban por divinos, y les exhortaba mucho a desterrarlos y condenarlos como cosa tan perjudicial y dañosa; y cierto que entre los cuidados que deben tener todos los gobernantes, y más los eclesiásticos, a quienes más toca, debe ser muy principal el procurar que haya abundancia de libros católicos, doctos, graves y provechosos, y que se destierren y no se lean los herejes, falsos y reprobados, ni los torpes, livianos e inútiles.
ORACIÓN
Rogámoste, Señor, que oigas las oraciones que te hacemos en la solemnidad de tu bienaventurado confesor y pontífice santo Toribio, y que por los méritos e intercesión de aquel que tan dignamente, te sirvió, nos absuelvas de todos nuestros pecados. Por J. C. N. S. Amén.
REFLEXIÓN
Entre las otras cosas que Santo Toribio dice en aquélla epístola que escribió a los obispos para extirpar los errores de Prisciliano, encarece mucho el daño de los libros apócrifos, los cuales los herejes publicaban por divinos, y les exhortaba mucho a desterrarlos y condenarlos como cosa tan perjudicial y dañosa; y cierto que entre los cuidados que deben tener todos los gobernantes, y más los eclesiásticos, a quienes más toca, debe ser muy principal el procurar que haya abundancia de libros católicos, doctos, graves y provechosos, y que se destierren y no se lean los herejes, falsos y reprobados, ni los torpes, livianos e inútiles.
ORACIÓN
Rogámoste, Señor, que oigas las oraciones que te hacemos en la solemnidad de tu bienaventurado confesor y pontífice santo Toribio, y que por los méritos e intercesión de aquel que tan dignamente, te sirvió, nos absuelvas de todos nuestros pecados. Por J. C. N. S. Amén.
El Misal Romano editado en Kempten/Campidona (Alemania) en 1799 presenta la siguiente oración para su fiesta:
ResponderEliminarDeus, qui beáti Thuríbii doctrína et prædicatióne Priscilliáni hærésin in Hispánia extinxísti: concéde propítius; ut ipso pro nobis intercedénte, quod fidéliter crédimus, opéribus comprobémus. Per Dóminum (Oh Dios, que por la doctrina y predicación de Santo Toribio extinguiste la herejía de Prisciliano en España, concédenos propicio que por su intercesión, comprobemos con las obras lo que fielmente creemos. Por J. C. N. S.).
https://books.google.com.co/books?id=NHOKaBBCm3UC&pg=PR83&dq=23+Martii+S+Turibii&hl=es-419&newbks=1&newbks_redir=0&source=gb_mobile_search&ovdme=1&sa=X&ved=2ahUKEwitzqLB7YGFAxXtTTABHSaqAV4Q6AF6BAgJEAM#v=onepage&q=23%20Martii%20S%20Turibii&f=false