Dispuesto por un devoto, y publicado con las debidas licencias.
EJERCICIO DE LOS SIETE LUNES, EN MEMORIA DE LAS SIETE PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN LA CRUZ
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
OFRECIMIENTO
Señor Jesús, delante de la venerada Imagen de tu Sagrada Pasión, en trance de expirar, recordando tus palabras: Nadie puede venir a Mí si el Padre no lo atrae, doy gracias al Padre Celestial por atraerme hacia Ti; doy gracias a Ti por cuanto para salvarme hiciste al morir por los hombres, dándonos a todos la máxima prueba del amor.
Concédeme que también yo sepa valorar los sufrimientos de mi peregrinar por la vida terrena, para así completar cuanto falte a tu Pasión en tu otro Cuerpo, que es la Iglesia.
Concédeme, que al morir, sepa exclamar como Tú: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Piadosísimo Señor de las Misericordias, Hijo de Dios igual al Padre y al Espíritu Santo, Dueño de la vida y de la muerte, Dador de penas y de consuelos, Poderoso sobre todos los poderosos, Árbitro de todo cuanto existe, Dominador de los elementos a cuya voluntad obedecen los mares y los montes, y la naturaleza se inclina reverente, aquí tienes a un pecador que si mucho te ha ofendido, mucho, Señor, llora sus delitos, y quisiera amarte y suplir con su dolor y con sus lágrimas el grave mal que cometió apartándose de Ti, infinito bien. No deseches, Señor de las Misericordias, al pecador arrepentido, y pruébale una vez más que tus bondades son siempre de Padre clemente, que no le recibes como Juez enojado. Si mis pecados han puesto un muro entre Ti y mi pobre alma, yo te presento a tu dulce Madre como Mediadora: a Ella atenderás, y con ella te pongo a la vista tu Cruz, tus lágrimas, tu sed, tus dolores, tu agonía y tus Siete Palabras antes de expirar.
¿Cómo no considerar, Señor, tan valiosos presentes como te hago, si son tesoros de un Dios moribundo, de un Dios infinito? Consuela, Señor, con tus clemencias, las muchas tristezas mías; oiga tu voz, como la oyó el afortunado Dimas, y que tu amor me diga: Hoy te perdono, y te concedo lo que me pidas. Amén.
PRIMER LUNES
PRIMERA PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
Dulce Jesús de las Misericordias, que en el colmo de la más cruel agonía y en el punto supremo de tu muerte rogabas por nosotros, pobres pecadores; si los ruegos de un Dios agonizante eran dirigidos al Eterno Padre por los que te crucificaban, ¿cómo no he de esperar yo que me perdones y me atiendas en mi inmensa aflicción si humillado te pido, con tu amoroso perdón, la compasión y el olvido de mis faltas? Sí, Señor mío, no conocí al ofenderte el abismo de infinitos males que me causaba. Sea pues, el clamor de tu primera palabra el sello de mi salvación, el ósculo de tu clemencia y la llave de mi eterna felicidad. En recuerdo de tu heroico ruego te ofrezco, Señor, el ejercicio de este día, y en mis pobres oraciones recibe el incienso de mi fe y de mi devoción. También te pido, Señor, por tu Iglesia Santa y sus ministros porque destierres del mundo el error y la impiedad, y porque te amen todos y busquen el reino de Dios y su justicia. Amén.
Se hace la petición y se rezan cinco Padre nuestros y Ave Marías con Gloria a las cinco llagas de Jesús Crucificado, de la siguiente forma:
Adoro la Llaga Sacratísima de la Mano derecha de mi Señor Jesucristo Crucificado por mi amor.
℞. Alabado sea mi Dios.
Te doy gracias, Señor, por el amor infinito que te hizo soportar tantos y tan atroces dolores. Te pido la gracia de caminar siempre en la vía de tus santos mandamientos. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adoro la Llaga Sacratísima de la Mano izquierda de mi Señor Jesucristo Crucificado por mi amor.
℞. Alabado sea mi Dios.
Te pido, Señor, gracias de conversión para los pecadores más obstinados, y una santa muerte para los agonizantes de este día. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adoro la Llaga Sacratísima del Pie derecho de mi Señor Jesucristo Crucificado por mi amor.
℞. Alabado sea mi Dios.
Te pido, Señor, gracias especiales para los sacerdotes y demás personas a Ti consagradas. Dales perseverancia en su vocación, fidelidad a su compromiso, y fortaleza en la práctica del bien. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adoro la Llaga Sacratísima del Pie izquierdo de mi Señor Jesucristo Crucificado por mi amor.
℞. Alabado sea mi Dios.
Te pido, Señor, por las santas Almas del Purgatorio. Dales el descanso eterno. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adoro la Llaga Sacratísima del Costado de mi Señor Jesucristo Crucificado por mi amor.
℞. Alabado sea mi Dios.
Te ruego, Señor, por mi familia, por mis bienhechores, amigos y enemigos. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN FINAL
Oh buen Jesús, amor y único bien de mi alma, por aquellos dolores que padeciste en la Cruz, y señaladamente por aquella acerbísima amargura que sentiste cuando se arrancó la preciosísima alma de tu Cuerpo santísimo, te ruego, Señor, tengas misericordia de la mía, y cuando saliere de mi cuerpo, te suplico la lleves a gozar de tu presencia por toda la eternidad. Amén.
JACULATORIA: Oh buen Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.
OBSEQUIO: Perdonar a los que nos han ofendido.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
SEGUNDO LUNES
Por la Señal…
Ofrecimiento y Acto de contrición.
SEGUNDA PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ: «En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
Si el afortunado ladrón al reconocerte como Hijo de Dios y considerar la dicha que le cabía al morir a tu lado, confesándote Rey y pidiéndote que le tuvieses presente al entrar en tu gloria, consiguió por su fe y humildad la dulcísima promesa de llevarle ese mismo día al Paraíso como Señor misericordioso, no he de dudar del remedio de la pena que me oprime, pues aunque ingrato y desleal, siempre te he reconocido y te reconozco Soberano del cielo y de la tierra, y en esta fe deseo vivir y entregar mi vida por defenderla. Espero, Señor, que siempre me asista tu gracia, para oír de tu Sacratísima boca aquella divina promesa de llevarme a tu reino como el buen ladrón. Sea tu confesor San Dimas mi abogado, y por su intercesión escucha mi súplica. Amén.
Se hace la petición y los cinco Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con la respectiva adoración a las Llagas. La Oración y Jaculatoria se rezará todos los lunes.
OBSEQUIO: Tres Padre nuestros por los difuntos.
TERCER LUNES
Por la Señal…
Ofrecimiento y Acto de contrición.
TERCERA PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ: «Mujer, he ahí a tu hijo. Hijo, he ahí a tu madre».
Amabilísimo Señor de las Misericordias, no tenemos los pecadores más sublime legado que el que nos dejaste en tu testamento, dándonos como nuestra a tu amantísima Madre. ¿Qué temeremos con su amparo? Si ella nos cubre con su manto, nada nos hará sucumbir. Tu recomendación la recibió benigna como encargo de un Dios moribundo, como deseo de un hijo adorable y como especial misión de la Augusta Trinidad. Por eso vengo yo confiado, implorando tu piedad; si mis pecados te obligan a dilatar mi alivio, al rogar por mí tan piadosa Madre, no puedes negarme cuanto te pido.
El primero de los bienes que te pido es mi santificación, y por la intercesión de Ella la espero. Mas no solo esto te suplico: bien sabes, Señor, cuántas amarguras y dolores oprimen mi corazón, arrebatándome la tranquilidad, incomparable don de tus manos. Bien conoces cuántas lágrimas vierte mi alma presa de hondos sufrimientos. Por el solícito cuidado que de nosotros tuviste en el árbol de la Cruz, te ruego, Señor, que des alivio a mi aflicción, y tu Santísima Madre te alabará por mí. Amén.
Se hace la petición y los cinco Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con la respectiva adoración a las Llagas. La Oración y Jaculatoria se rezará todos los lunes.
OBSEQUIO: Sufrir con paciencia las tribulaciones.
CUARTO LUNES
Por la Señal…
Ofrecimiento y Acto de contrición.
CUARTA PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?».
Grande como el amor es tu tribulación, Señor de las Misericordias, cuando te obliga a exhalar tan dolorosa queja a tu Padre celestial. ¿Cómo, Dios mío, quisiste extremar tan inmensa agonía? Por amor del hombre lo permitiste así. Permíteme, pues, que yo exhale mi doliente clamor y te diga: «Padre mío, ¿por qué me has desamparado?». Pero no, Jesús mío, perdóname, no quiero ofenderte. Tu providencia vale sobre todos: otorgas tu gracia a quien te la pide, y a ninguno niegas tus bondades si te implora arrepentido. Si alguna vez no concedes tus consuelos como desea el pecador, es otra prueba de tu ternura infinita, porque quieres darle la moneda del sufrimiento para comprar el cielo. Por el valor de tu amorosa queja, atiende, Señor de las Misericordias, la voz de la aflicción. Uno a mis ruegos tus benditas lágrimas, y ante ese obsequio no dejarás de favorecerme. Amén.
Se hace la petición y los cinco Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con la respectiva adoración a las Llagas. La Oración y Jaculatoria se rezará todos los lunes.
OBSEQUIO: Dar una limosna en sufragio de las Almas del Purgatorio.
QUINTO LUNES
Por la Señal…
Ofrecimiento y Acto de contrición.
QUINTA PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ: «Sed tengo».
Inocentísimo Señor de las Misericordias, que quisiste sentir la más ardentísima sed para dar más doloroso clamor y significarnos cuánta es la sed que tienes de nuestra salvación y cuánto quisiste sufrir por nuestra salud, dulce Jesús: Tú que das cristalinas aguas a los manantiales y fertilizas los campos con lluvias bienhechoras, y cubres los pétalos de las flores con perlas de rocío, quisiste padecer el más cruel de los tormentos, secándose por la sed tu sacratísima lengua hasta pegarse al paladar. Si todos los moribundos sufren indeciblemente con la sed, ¿cómo sería la que quisiste sufrir con tan universales dolores y tan inauditos sufrimientos? Por esta otra prueba que diste del amor que nos tienes, te pido, Jesús dulcísimo, que yo tenga sed de virtudes, sed de mi santificación y sed de la salvación de mis semejantes, para que tu tierno clamor halle eco en mi corazón. Además de los bienes terrenales, bien conoces, Señor, la necesidad que ahora me aqueja y que tengo sed de verla remediada. Amén.
Se hace la petición y los cinco Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con la respectiva adoración a las Llagas. La Oración y Jaculatoria se rezará todos los lunes.
OBSEQUIO: Mortificar el gusto en obsequio de las Almas del Purgatorio.
SEXTO LUNES
Por la Señal…
Ofrecimiento y Acto de contrición.
SEXTA PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ: «Todo está consumado».
Sí, amorosísimo Jesús de las Misericordias, ya nos enseñaste tu doctrina, que confirmaste con tu ejemplo y tus milagros; ya nos diste a tu tierna Madre, ya nos diste tu Sangre, tu vida nos la diste, ya no nos falta, Señor, para ser eternamente felices; pero ingratos y perversos, olvidamos tus beneficios y nos separamos de Ti para seguir a satanás. Nos tienta el mundo, el demonio y la carne, y preferimos sus efímeros placeres al goce eterno de la gloria.
No merecemos ni tu amor ni tus beneficios. Castigos en la tierra y eterno infierno, eso hemos merecido, Señor, por nuestras muchas culpas. Pero, ¿qué sería de tu Preciosa Sangre si ella misma no alegara en nuestro favor? Por este infinito precio te presento mi petición. Esa adorable Sangre sea mi galardón y te incline a favorecerme. Amén.
Se hace la petición y los cinco Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con la respectiva adoración a las Llagas. La Oración y Jaculatoria se rezará todos los lunes.
OBSEQUIO: Una comunión espiritual.
SÉPTIMO LUNES
Por la Señal…
Ofrecimiento y Acto de contrición.
SÉPTIMA PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
Ya entregaste tu alma a tu Eterno Padre, y con ella entregaste la nuestra. ¿Qué podemos temer entonces de tu grade clemencia? Si con tu sacratísimo y último suspiro nos endulzas las penas de esta vida, y con tu precioso alimento nos vivificas, ¿en dónde buscaremos mejor consuelo que en la Cruz? ¿A qué buscar otra sombra si nos albergamos bajo el árbol santo en que nos redimiste? Oh divino Jesús Crucificado: en cada una de tus palabras nos dejaste rico tesoro de enseñanza, bálsamo suavísimo de consuelos, herencia inestimable de amor. ¿Qué debo hacer yo, Señor, sino recordarte como el Profeta Rey: «Ten misericordia de mí, Señor, conforme a tu gran misericordia»?
A esta última entrega de tu alma, uno y entrego yo también la mía. También encomiendo a tu paternal ternura mis últimos dolores, mis trabajos, mi pobreza, mis penas y mis quebrantos. Esta necesidad que hoy me aflige y te presento, la elevo con tu postrer palabra. Tienes los brazos abiertos para recibir al pecador: recíbeme, pues, a mí, que soy el mayor de todos.
No termine yo este ejercicio que en reverencia tuya he practicado, sin que tu dulce voz se deje oír en mi favor; servirá para mayor gloria y alabanza tuya, pues mientras más indigno sea yo, más glorificado quedará tu Santo Nombre. Así, Señor, me atrevo a decir que queda cumplida en mí tu soberana obra de redención y de consuelo.
En tus manos encomiendo, Señor de las Misericordias, esta nación y esta ciudad. En tus manos encomiendo a los bienhechores y a las almas abnegadas que velan por el afligido enfermo. En tus manos encomiendo a todos cuantos son víctimas del sufrimiento y de la desgracia. Consuela a todos, Señor de las Misericordias, como te pido el consuelo mío; y muy especialmente te encomiendo, por las siete palabras y las tres horas que estuviste en la Cruz, a las almas que padecen en el Purgatorio. Amén.
Se hace la petición y los cinco Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con la respectiva adoración a las Llagas. La Oración y Jaculatoria se rezará todos los lunes.
OBSEQUIO: Rezar tres Credos con los brazos en cruz.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)