El juez musulmán y secretario del Alto Comité de la Fraternidad Humana Mohamed Mahmoud Adbel Salam escribió el libro “The Pope and the Grand Imam: A Thorny Path - A Testimony to the Birth of Human Fraternity” [El Papa y el Gran Imán: Un camino espinoso - Un testimonio del nacimiento de la fraternidad humana] (Motivate Media Group, Dubai), detallando elementos desconocidos del origen del Documento de Abu Dabi firmado por Francisco Bergoglio y Ahmed el-Tayeb.
Por ejemplo, que el viaje de Francisco Bergoglio a Egipto (Abril de 2017) nació del encuentro entre él y el-Tayeb en el Palacio Apostólico el 23 de Mayo de 2016. Y el 7 de Noviembre de 2017, Bergoglio hizo que el gran imán de la mezquita cairota Al-Azhar y Abdel Salam, que a la sazón estaban en Roma, se reunieran con él en el Palacio Apostólico y después caminaron, tomados de la mano, hasta la Casa Santa Marta, para almorzar.
Abdel Salam refiere que Bergoglio tomó un trozo de pan y lo partió en dos, tomó una mitad y le dio la otra al Gran Imán, para que todos comieran, en un acto simbólico de convivencia y fraternidad humana. Y después del almuerzo (el cual duró dos horas), Abdel Salam propuso redactar un “documento conjunto sobre la fraternidad humana” hacia “la tolerancia humana y contra el extremismo”. Propuesta en la que todos los comensales estuvieron de acuerdo.
El imán redactó dos borradores, en los cuales Bergoglio hizo aportes (dudamos de la calidad de estos) y revisiones. Y en la cuarta reunión, que fue en Octubre de 2018, Bergoglio les dijo a el-Tayeb y a Abdel Salam: “Creo firmemente en este proyecto y en su importancia para el servicio de la humanidad”, y acordaron mantenerlo en alto secreto hasta su firma en Abu Dabi el 4 de Febrero de 2019, “para evitar que alguien lo obstaculice de alguna manera”. Hasta entonces, solo cuatro personas sabían de su existencia y contenido: Ahmed el Tayeb, el juez Abdel Salam, Bergoglio y su entonces secretario privado Yoannis Lahzi Gaid.
Pero al parecer esa confidencialidad no le aprovechó mucho a Abdel Salam, visto que grupos que presionaban por la mala calidad del texto, lo obligaron a renunciar como consejero de el-Tayeb (por eso no apareció en el viaje a Emiratos Árabes Unidos). Pero una vez firmado, él y Bergoglio le llamaron por teléfono agradeciéndole su papel.
En el prólogo del libro, Bergoglio llama a el-Tayeb su “hermano”, y a Abdel Salam su “hijo”.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)