Hoy 9 de Octubre fue presentada la pseudo-exhortación “Diléxi te” (Te he amado) firmada cinco días antes, que fue concebida por Francisco Bergoglio como una continuación de su última encíclica “Diléxit nos” (Nos amó), esta vez enfocándose en la atención de los pobres.
Tal como anticipó Silére non possum, Bergoglio incorporó en el texto partes del libro Storia della povertà. La rivoluzione della carità dalle radici del cristianesimo alla Chiesa di papa Francesco (Historia de la pobreza: La revolución de la caridad desde las raíces del cristianismo hasta la Iglesia del papa Francisco) del arzobispón Vincenzo Paglia Cinelli como referencia para «comprender la historia de la atención a los más necesitados» (párrafo 22) como misión principal de la Iglesia, hasta el punto de citas casi literales: verbigracia, Paglia dice en su libro: «los pobres no están por casualidad o por un ciego destino», y la exhortación dice: «los pobres no están por casualidad o por un ciego y amargo destino» (párrafo 14).
La aportación de León XIV Riggitano-Prévost fueron las referencias a la vida monástica, al citar las reglas de los frailes trinitarios, mercedarios, trinitarios descalzos y la Regla bulada de los franciscanos, amén de una referencia (o inferencia) atribuida a San Agustín, pero que no consta verbátim en sus obras:
«Para Agustín, el pobre no es sólo alguien a quien se ayuda, sino la presencia sacramental del Señor»
Si bien San Agustín llamaba a la caridad comi señal de fe sincera, no veía presencia sacramental alguna en los pobres, ni llegó a decir: «Los pobres son sacramento de Cristo». Idea sí procedente de Gustavo Adolfo Gutiérrez-Merino Díaz OP, el expresbítero franciscano Genésio Darci “Leonardo” Boff Fontana, y Jon Sobrino Pastor SJ (irónicamente, nacidos en cuna de oro), y que Francisco Bergoglio adaptó: «Tocar a un pobre, cuidar de un pobre, es un ‘sacramental’ en la Iglesia» (Discurso a la delegación del “Hogar Nuestra Señora de los Sin Techo” y de la Asociación “Amigos de Gabriel Rossett”, 13 de Noviembre de 2024).
La exhortación tiene cinco capítulos, 121 párrafos enumerados y 130 notas al pie, en los que se desarrollan ideas que contradicen la Escritura y a la misma historia (los textos bíblicos proceden de la versión de Mons. Félix Torres Amat):
Párrafo 2:
«La declaración de amor del Apocalipsis remite al misterio inextinguible que elPapaFrancisco ha profundizado en la encíclica Diléxit nos sobre el amor divino y humano del Corazón de Cristo. En ella hemos admirado el modo en el que Jesús se identifica “con los más pequeños de la sociedad” y cómo con su amor, entregado hasta el final, muestra la dignidad de cada ser humano, sobre todo cuando es “más débil, miserable y sufriente” [Francisco Bergoglio, Encíclica “Diléxit nos”, párrafo 170, 24 de Octubre de 2024]».
La realidad es que Nuestro Señor Jesucristo es, en su Divinidad, consustancial al Padre: «El Verbo estaba con Dios, y era Dios» (Jn. I, 1), «Yo y el Padre somos uno» (Jn. X, 30; y en cuanto a su humanidad, es descendiente de David y heredero de su trono.
Párrafo 10:
«En este sentido, se puede decir que el compromiso en favor de los pobres y con el fin de remover las causas sociales y estructurales de la pobreza, aun siendo importante en los últimos decenios, sigue siendo insuficiente. Esto también porque vivimos en una sociedad que a menudo privilegia algunos criterios de orientación de la existencia y de la política marcados por numerosas desigualdades y, por tanto, a las viejas pobrezas de las que hemos tomado conciencia y que se intenta contrastar, se agregan otras nuevas, en ocasiones más sutiles y peligrosas. Desde este punto de vista, es encomiable el hecho de que las Naciones Unidas hayan puesto la erradicación de la pobreza como uno de los objetivos del Milenio».
In utróque Testaménti (en ambos Testamentos) está escrito: «No faltarán pobres en la tierra de tu morada: por tanto Yo te mando que alargues la mano a tu hermano menesteroso y pobre, que mora contigo en tu tierra» (Deut. XV, 11), «A los pobres los tendréis siempre con vosotros a mano, y podéis hacerles bien cuando quisiéreis; mas a Mí no me tendréis siempre» (cf. Mt. XXVI, 11; Mc. XIV, 7; Jn. XII, 13).
Párrafo 16:
«Dios es amor misericordioso y su proyecto de amor, que se extiende y se realiza en la historia, es ante todo su descenso y su venida entre nosotros para liberarnos de la esclavitud, de los miedos, del pecado y del poder de la muerte. Con una mirada misericordiosa y el corazón lleno de amor, Él se dirigió a sus criaturas, haciéndose cargo de su condición humana y, por tanto, de su pobreza. Precisamente para compartir los límites y las fragilidades de nuestra naturaleza humana, Él mismo se hizo pobre, nació en carne como nosotros, lo hemos conocido en la pequeñez de un niño colocado en un pesebre y en la extrema humillación de la cruz, allí compartió nuestra pobreza radical, que es la muerte. Se comprende bien, entonces, por qué se puede hablar también teológicamente de una opción preferencial de Dios por los pobres, una expresión nacida en el contexto del continente latinoamericano y en particular en la Asamblea de Puebla, pero que ha sido bien integrada en el magisterio de la Iglesia sucesivo (Juan Pablo II Wojtyła, Catequesis, 27 de Octubre de 1999)»
La “Teología de la Liberación” buscaba distorsionar la fe cristiana usando como pretexto a los pobres. No por casualidad, fue creada por la KGB para complementar su estrategia de infiltración en la Iglesia junto a la eliminación física y moral a los contrarios (v. g., el asesinato de Pío XII y su difamación como supuesto colaborador de los nazis) y la colocación de agentes o colaboradores en la jerarquía eclesiástica; como TAMPOCO fue casualidad que para contrarrestarla, la CIA apoyó la propagación de sectas protestantes y New Age como los harekrisnas.
Párrafo 75:
«[Francisco] añadía: “Cada ser humano es hijo de Dios. En él está impresa la imagen de Cristo. Se trata, entonces, de que nosotros seamos los primeros en verlo y así podamos ayudar a los otros a ver en el emigrante y en el refugiado no sólo un problema que debe ser afrontado, sino un hermano y una hermana que deben ser acogidos, respetados y amados, una ocasión que la Providencia nos ofrece para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, una democracia más plena, un país más solidario, un mundo más fraterno y una comunidad cristiana más abierta, de acuerdo con el Evangelio” [Francisco Bergoglio, Mensaje para la CV Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, 27 de Mayo de 2019]. La Iglesia, como madre, camina con los que caminan. Donde el mundo ve una amenaza, ella ve hijos; donde se levantan muros, ella construye puentes. Sabe que el anuncio del Evangelio sólo es creíble cuando se traduce en gestos de cercanía y de acogida; y que en cada migrante rechazado, es Cristo mismo quien llama a las puertas de la comunidad»
El primer envío de Nuestro Señor Jesucristo de los Apóstoles fue a sus coterráneos, no a los extranjeros: «No vayáis ahora a tiera de gentiles, ni tampoco entréis en poblaciones de samaritanos, mas id antes en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mt. X, 5-6); y en consecuencia, a la sirofenicia que clamaba por su hija, Él le repuso inicialmente: «Yo no soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Aguarda que primero se sacien los hijos, porque no es justo tomar el pan de los hijos para echarlo a los perros» (cf. Mt. XV, 24 y 26; Mc. VII, 27).
Párrafo 84:
«El Concilio Vaticano II representa una etapa fundamental en el discernimiento eclesial en relación a los pobres, a la luz de la Revelación. Si bien en los documentos preparatorios este tema fue marginal, desde el radiomensaje del 11 de Septiembre de 1962, a un mes de la apertura del Concilio,sanJuan XXIII centró la atención sobre el mismo con palabras inolvidables: “La Iglesia se presenta como es y como quiere ser, como Iglesia de todos, en particular como la Iglesia de los pobres” [Radiomensaje a todos los fieles del mundo un mes antes de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, 11 de Septiembre de 1962]. Fue pues el gran trabajo de obispos, teólogos y expertos preocupados por la renovación de la Iglesia ―con el apoyo del mismosanJuan XXIII― lo que reorientó el Concilio. Es fundamental la naturaleza cristocéntrica, es decir, doctrinal y no sólo social, de tal fermento. Numerosos padres conciliares, en efecto, favorecieron la consolidación de la conciencia, bien expresada por el cardenal Lercaro en su memorable intervención del 6 de Diciembre de 1962, de que “el misterio de Cristo en la Iglesia es siempre, pero sobre todo hoy, el misterio de Cristo en los pobres” [Intervención en la XXXV Congregación general del Concilio Ecuménico Vaticano II, de Diciembre de 1962, párrafo 2. En Acta Synodália I, tomo IV, págs. 327-328], y de que “no se trata de un tema más, sino que en cierto sentido es el único tema de todo el Vaticano II” [Ibíd., párrafo 4. En Acta Synodália I, tomo IV, pág. 329]. El arzobispo de Bolonia, preparando el texto de esta intervención, anotaba: “Esta es la hora de los pobres, de los millones de pobres que están en toda la tierra, esta es la hora del misterio de la Iglesia madre de los pobres, esta es la hora del misterio de Cristo sobre todo en el pobre” [Instituto para las Ciencias Religiosas “Juan XXIII” (ed.), Per la forza dello Spirito. Discorsi conciliari del Card. Giacomo Lercaro. Bolonia, Edizione Don Bosco 1984, pág. 115]. Se perfilaba de ese modo la necesidad de una nueva forma eclesial, más sencilla y sobria, que implicase a todo el pueblo de Dios y a su figura histórica. Una Iglesia más semejante a su Señor que a las potencias mundanas, dirigida a estimular en toda la humanidad un compromiso concreto para resolver el gran problema de la pobreza en el mundo».
En el Templo, Nuestro Señor Jesucristo le reprochaba a los judíos que no creían en Él, y cuestionaban Su doctrina: «Quien es de Dios escucha las palabras de Dios. Por eso vosotros no las escucháis, porque no sois de Dios» (Jn. VIII, 47), y «Os lo estoy diciendo, y no lo creéis: las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas están dando testimonio de mí. Mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen la voz mía; y yo las conozco, y ellas me siguen» (Jn. X, 25-27). Y San Pablo, ante la oposición de los judíos en Antioquía de Pisidia y en Roma, es tajante en señalar que por el rechazo de ellos, la predicación se dirigía a los gentiles: «A vosotros debía ser primeramente anunciada la palabra de Dios; mas ya que la rechazáis, y os juzgáis vosotros mismos indignos de la vida eterna, de hoy en adelante nos vamos a predicar a los gentiles: que así nos lo tiene ordenado el Señor diciendo: “Yo te puse por lumbrera de las naciones, para que seas la salvación de todas hasta el cabo del mundo” (Isa. XLIX, 6)» (Act. XIII, 46-47) y «¡Oh, con cuánta razón habló el Espíritu Santo a nuestros padres por el profeta Isaías, diciendo: “Ve a ese pueblo, y diles: ‘Oiréis con vuestros oídos, y no entenderéis; y por más que viereis con vuestros ojos, no miraréis! Porque embotando este pueblo su corazón, ha tapado sus oídos, y apretado las pestañas de sus ojos, de miedo que con ellos vean y oigan con sus oídos, y entiendan con el corazón, y así se conviertan, y Yo les dé la salud’” (Isa. VI, 9-10). Por tanto tened entendido todos vosotros, que a los gentiles es enviada esta salud de Dios, y ellos la recibirán. (Act. XXVIII, 25-27).
De otra arista, si bien el cardenal Giacomo Lercaro Picasso, moderador que fuera del Vaticano II, haya hablado de los pobres en su intercención, y que en la constitución Gáudium et Spes (de la cual se citan sus párrafos 69 y 71 en el párrafo 86 de Diléxi te) se hable de la “función social de la propiedad” [= expropiación y okupas], NINGUNO de los 16 documentos del Vaticano II tiene a los pobres como tema principal.
Párrafos 91-92:
«La caridad es una fuerza que cambia la realidad, una auténtica potencia histórica de cambio. Es la fuente a la que debe hacer referencia todo compromiso para “resolver las causas estructurales de la pobreza” [Francisco Bergoglio, Exhortación Apostólica “Evangélii gáudium”, párrafo 202, 24 de Noviembre de 2013)], y llevarlo a cabo urgentemente. Hago votos, por lo tanto, para “que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo” [Ibid., párrafo 205], porque “se trata de escuchar el clamor de pueblos enteros, de los pueblos más pobres de la tierra” [Ibid., párrafo 190].Por lo tanto, es preciso seguir denunciando la “dictadura de una economía que mata” y reconocer que “mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas” [Ibid., párrafo 56]».
Es una exageración retórica de Bergoglio (quien nunca tuvo palabras de reproche a los regímenes totalitarios de Cuba, Nicaragua, Venezuela o China, ni a los gobernantes izquierdistas de Méjico, Colombia, Bolivia, Argentina o España), que difumina la crítica moral con el apelo emocional y efectista. Ítem, si el capitalismo privado mata, el comunismo [que es un capitalismo de Estado] tiene un poder destructor mucho mayor, porque no solo expropia los bienes y medios productivos, sino que esclaviza impide a las personas ascender socialmente si no es por medio del partido hegemónico, dejando como únicas salidas el exilio, el suicidio, la delincuencia o las adicciones. Y si nos remitimos a la realidad, ¿por qué la migración se da hacia países con mejor economía y mayores libertades, y no al contrario?
Párrafo 102:
«En esta perspectiva, aparece claramente la necesidad de que “todos nos dejemos evangelizar” [Francisco Bergoglio, Exgortación Apostólica “Evangélii gáudium”, párrafo 199, 24 de Noviembre de 2013] por los pobres, y que todos reconozcamos “la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos” [Ibid., párrafo 198]. Crecidos en la extrema precariedad, aprendiendo a sobrevivir en medio de las condiciones más difíciles, confiando en Dios con la certeza de que nadie más los toma en serio, ayudándose mutuamente en los momentos más oscuros, los pobres han aprendido muchas cosas que conservan en el misterio de su corazón. Aquellos entre nosotros que no han experimentado situaciones similares, de una vida vivida en el límite, seguramente tienen mucho que recibir de esa fuente de sabiduría que constituye la experiencia de los pobres».
El mandato evangelizador de Cristo «Id, pues, por el mundo entero y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñadles a guardar lo que os he mandado. El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, se condenará» (Cf. Mt. XXVIII, 20; Mc. XVI, 16) fue entregado A LOS APÓSTOLES, no a los pobres. Y es tal la importancia y necesariedad de este mandato, que no puede ser pospuesto por cualquier otra cosa, tal como hizo ver el apóstol San Pedro cuando estableció el diaconado: «No es justo que nosotros descuidemos la predicación de la palabra de Dios, por tener cuidado de las mesas: por tanto, hermanos, nombrad de entre vosotros siete sujetos de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de inteligencia, a los cuales encarguemos este ministerio. Y con esto podremos nosotros emplearnos enteramente en la oración y en la predicación de la palabra divina» (Act. VI, 2-4).
Párrafo 120:
«El amor cristiano supera cualquier barrera, acerca a los lejanos, reúne a los extraños, familiariza a los enemigos, atraviesa abismos humanamente insuperables, penetra en los rincones más ocultos de la sociedad. Por su naturaleza, el amor cristiano es profético, hace milagros, no tiene límites: es para lo imposible. El amor es ante todo un modo de concebir la vida, un modo de vivirla. Pues bien, una Iglesia que no pone límites al amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino sólo hombres y mujeres a los que amar, es la Iglesia que el mundo necesita hoy».
Escrito está «Si el mundo os aborrece, sabed que antes que a vosotros me aborreció a mí. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya; pero como no sois del mundo, sino que os escogí yo del mundo, por eso el mundo os aborrece» (Jn. XV, 17-18). Y también: «Ved, pues, lo que os escribo a todos: No queráis amar al mundo, ni las cosas mundanas. Si alguno ama al mundo, no habita en él la caridad o amor del Padre; porque todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia u orgullo de la vida, lo cual no nace del Padre, sino del mundo. […] No extrañéis, hermanos, si os aborrece el mundo. […] Esos tales son del mundo, y por eso hablan el lenguaje del mundo, y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios, nos escucha a nosotros; quien no es de Dios, no nos escucha, en esto conocemos los que están animados del espíritu de verdad, y los que lo están del espíritu del error» (1.ª Jn. II, 15-18; III, 13; IV, 5-6).
El mundo, esto es, los hombres malvados, está bajo el poder del maligno, y por eso mueve a guerra a muerte contra la Iglesia Católica, suscitando persecución por fuera, y herejías y corrupción moral por dentro (aunque los herejes, por sus herejías, se ponen fuera de la Iglesia). Todo para tener una Iglesia sumisa y perrofaldera, y a la verdad, a eso ha contribuido el Vaticano II y sus falsos papas, de Roncalli para abajo, incluyendo a Bergoglio y Riggitano-Prévost.
No se debe entender de esto que se hace apología a la aporofobia (miedo a los pobres) ni que se menosprecie la caridad. Todo lo contario. Lo que se demuestra es que la Iglesia conciliar/sinodal es antropocéntrica y materialista, que se olvida de Dios y de las cosas del Reino para atender las añadiduras. Y para esa gracia, ya hay harta oenegé.
Finalmente, el enfoque preferencial por los pobres ha sido un fracaso al vaciar las iglesias, como reconoció Clodovis Boff, el hermano de Leonardo. Y en Brasil, donde más caló la “Teología de la Liberación”, fue allí mismo donde nació la frase: «la ‘Iglesia’ optó por los pobres, y los pobres optaron por los protestantes». Amarga ironía, pero es verdad.
D. JORGE RONDÓN SANTOS S. Ch. R.
9 de Octubre de 2025 (Año Santo de Cristo Rey).
Fiesta de San Juan Leonardi, Sacerdote y Confesor; de San Luis Bertrán OP, patrono principal de Colombia; de San Abrahán, Patriarca; de los Santos Dionisio Obispo y sus diáconos Rústico y Eleuterio, Mártires de la Fe; y de San Gisleno de Henao, Abad. Nacimiento de Roberto de Sorbon, teólogo y fundador de la Universidad de La Sorbona; de Miguel de Cervantes Saavedra; y de Ferdinand Verbiest SJ, misionero en China. Tránsito del Papa Pío XII. Martirio del Padre Inocencio de la Inmaculada Concepción (en el siglo Manuel Canoura Arnau) CP, y del Hermano Benito de Jesús (en el siglo Héctor Valdivieso Sáez) y compañeros de las Escuelas Cristianas (Hermanos Lasallistas) en Turón (Asturias, España); y del obispo Franciscus Hubertus “Frans” Schraven Wijnhoven CM en Zhending (China). Coronación de San Carlomagno como Rey de los Francos; primera Misa en Valencia (España) tras su reconquista por Jaime I “El Conquistador” de Aragón y fundación del Reino de Valencia; reconquista de Jerez de la Frontera (España) por Alfonso X “El sabio” de Castilla; creación de la escritura hangul en Corea; fundación de Santiago de los Caballeros de Mérida (Venezuela) y de San José de Buenavista de Curicó (Chile); bombardeo de la ciudad de Anklam (Alemania) por la 8.ª Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Un dato que señalar es que durante la rueda de prensa, el cardenal Michael Félix Czerny Hayek SJ dijo ante la posibilidad que se piense que su jefe Bob sea comunista: «Francisco pensaba que esos ataques significaban que algo se estaba moviendo. El problema no lo tienen el Papa Francisco ni León XIV, sino quienes los atacan. Se puede saber mucho de la gente que recurre a esas etiquetas».
ResponderEliminarEn esa misma lógica, míster Czerny, se puede saber que Vd. es un vulgar lamesuelas.