En la Audiencia semanal de hoy, realizada en la ocultista Sala “Pablo VI” (construida por Pier Luigi Nervi Bartoli, y presidida por la no menos satánica escultura “La Resurrección” de Pericle Fazzini Alessandrini), Francisco Bergoglio continuó sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas.
Catequesis que concluyó diciendo:
«todos los que tienen fe en Jesucristo están llamados a vivir en el Espíritu Santo, que libera de la Ley y al mismo tiempo la lleva a cumplimiento según el mandamiento del amor. Esto es muy importante, la Ley nos lleva a Jesús. Pero alguno de vosotros puede decirme: “Pero, padre, una cosa: ¿esto quiere decir que si yo rezo el Credo no tengo que cumplir los Mandamientos? No, los Mandamientos tienen actualidad en el sentido de que son los “pedagogos” que te llevan al encuentro con Jesús. Pero si tú dejas de lado el encuentro con Jesús y quieres volver para dar más importancia a los Mandamientos, eso no va bien. Y precisamente este era el problema de estos misioneros fundamentalistas que se mezclaron entre los gálatas para desorientarles. Que el Señor nos ayude a caminar sobre el camino de los Mandamientos, pero mirando al amor a Cristo hacia el encuentro con Cristo, sabiendo que el encuentro con Jesús es más importante que todos los Mandamientos».
Fuera
que la catequesis pintaba una sátira contra los tradicionalistas,
equiparándolos con los judaizantes de los que el Apóstol hace referencia
en su Carta, las palabras subrayadas contraponen el amor a Cristo con
la observancia de los Mandamientos. Contraposición errada, toda vez que
estas conductas son una y misma realidad, como Nuestro Señor Jesucristo
le dijo a San Felipe Apóstol: «Quien ha recibido mis mandamientos y
los observa, ese es el que me ama. Y el que me ama, será amado de mi
Padre: y yo le amaré, y yo mismo me manifestaré a él». (San Juan
XIV, 21 / Versión de Mons. Félix Torres Amat). Además que Bergoglio
mismo se contradice en su conducta, porque habla del amor y la
misericordia, pero castiga con inaudita severidad y crueldad tanto los
pecados (el abuso sexual y de poder) como las cosas que no le gustan (la
profesión de la Fe Católica, y el respeto a la soberanía nacional), y
sin observar más ley que «lo que se le canta…» [Por respeto a los lectores no concluimos la frase, N. del E.].
Acabada
la “bendición” con que concluía la Audiencia, Piergiorgio Zanetti,
encargado de la seguridad de Bergoglio, le pasó a este un teléfono
celular, que Bergoglio tomó. Mientras Bergoglio explicaba a su
interlocutor en medio de una conversación de cuatro largos minutos que
se veía muy agitada, gesticulaba con la mano izquierda en ademán de
escribir.
Luego de terminar la impostergable llamada, Bergoglio se retiró a un aposento del salón de Audiencias, y posteriormente regresó para descender las escalinatas para darse su “baño de pueblo”, como habitualmente hace.
Ante el hecho insólito, las opiniones en Twiter sobre quién era el interlocutor de esta llamada no se hicieron esperar: James E. Hurford planteó que el mensaje central era «¡Pachito! Es Bill. Sí, Bill Gates. Klaus [Schwab] y yo queríamos discutir tu agenda para los siguientes meses. ¿Es buen momento?». Jesus Loves TLM sugirió que era el repartidor de pizzas, y Novus Ordo Watch dijo: «¿Será que alguien llamó para informar una infracción a Traditiónis Custódes?». Luego se supo por medio del vaticanista de Il Fatto Quotidiano Francesco Antonio Grana que el telefonista era Édgar Róbinson Peña Parra, el Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado (o sea, el 3.º mandamás del Vaticano), tristemente célebre en la Basílica de San Pedro y en su natal Venezuela, además de estar implicado en el caso Becciu.
Otros, por su parte, vieron en esto malos modales: Cold Noodle Queen dijo: «¿Su madre (Regina María Sívori Gogna) no le enseñó modales? Qué grosero tomar la llamada en tales circunstancias. ¡Qué insulto para su audiencia!», y Mark Bak señaló que eso era «no tener clase».
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)