Devoción
dispuesta por un sacerdote devoto de San Cayetano e impresa a costa de
dos devotos especialmente beneficiados del mismo Santo en la Puebla de
los Ángeles, por la imprenta de don Pedro de la Rosa en 1792, con las
debidas licencias.
LECTOR DEVOTO,
Si
siempre dependemos de la DIVINA PROVIDENCIA, como asegura el Apóstol de
las Gentes, diciendo que nuestra vida, ser y movimiento está dentro de
Dios, es muy justo que amemos a aquellos Santos que fueron el crédito de
este Soberano Atributo: ya sabes que SAN CAYETANO fue el ejemplar más
persuasivo de esta nuestra dependencia de la PROVIDENCIA amorosa del
Señor, y para honrarla en este Santo, se propone esta devoción imitando
otras. Será bien confesarse y comulgar, y hacer otras buenas obras,
especialmente las de Misericordia, a consejo de quien dirige tu alma.
VALE.
DEVOCIÓN EN HONOR Y OBSEQUIO DEL GLORIOSÍSIMO SEÑOR SAN CAYETANO, QUE SE PUEDE PRACTICAR EL DÍA SIETE DE CADA MES
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Amabilísimo
Redentor mío JESÚS, a cuyo nombre se postran reverentes todas las
criaturas: yo las más indigna de ellas, te adoro como a mi Dios, y como
la más ingrata te pido perdón de mis innumerables y gravísimas
infidelidades, avergonzándome en tu presencia de haberte ofendido: me
arrepiento mucho de haber faltado con mis pecados a la reverencia que
debo a tu Soberanía, me duelo amargamente de haber correspondido con
inobediencias al infinito amor que debo a tu Bondad, me pesa seriamente
de haber pecado. ¡Ojalá nunca te hubiera disgustado! ¡Oh, si te hubiera
amado siempre tiernamente! Mas ya que hasta aquí me he apartado ciego de
la dulce obligación de amarte, en lo de adelante no te seré ingrato,
con el favor de tu gracia, me apartaré de mis errados caminos, me
portaré con todo cuidado en tu servicio, procuraré amarte con fervor y
firmeza en todos los momentos que me dieres de vida, hasta el último de
ella. Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA
Espíritu
Santo, Luz ardiente de la Divinidad, Amor purísimo, Increado y
Fecundísimo, que obraste la libertad verdadera del Pueblo escogido en la
Encarnación del Eterno Verbo, y que después de la Redención animaste en
la Fe y Caridad a los Apóstoles sensiblemente como fuego: prepara con
tu luz nuestras almas, para que recibiendo tus suaves inspiraciones,
logremos por intercesión de tu Siervo SAN CAYETANO los copiosos frutos
que producen tus soberanos Dones, de que fue abundante lleno su
espíritu, y que esperamos derrames sobre nosotros sus amartelados
devotos, para honor tuyo y provecho vuestro. Amén.
Se rezará tres veces el Credo con Gloria Patri, en reverencia de las tres Divinas Personas de la Santísima TRINIDAD.
ORACIÓN A SAN CAYETANO
Gloriosísimo
Apóstol de la Italia, Doctor Admirable, que en Roma alumbraste con tu
doctrina y ejemplos el verdadero camino del Cielo, desterrando los
abusos y reformando las costumbres del Clero y del Pueblo. Profeta lleno
de las luces del Espíritu Santo, con que registraste los más ocultos
Misterios de la Divina Providencia. Patriarca celosísimo, dotado de las
más preciosas joyas de las virtudes, con que enriqueciste el Sagrado
Orden de Clérigos Regulares, que fundaste para esplendor de la Iglesia y
grande bien de las almas. Confesor integérrimo, que con el desprecio de
los falsos bienes de la tierra y aprecio de los verdaderos del Cielo,
enseñaste a buscar el Reino de Dios en Pobreza, Humildad y Caridad.
Virgen que guardaste la inestimable perla de la Castidad bajo la grosera
concha de rigurosa abstiencia y del más abatido tratamiento de tu
cuerpo. Mártir invicto, que por la práctica de la vida evangélica
sufriste azotes, cárcel y otros tormentos que el odio de los luteranos
descargó sobre tu persona. Padre de los pobres, que en los hospitales
experimentaron los más benignos oficios de tu paternal amor. Luz de los
fieles, que desde el Santo Tribunal de la Penitencia y desde el Púlpito
bebierno siempre los más saludables documentos de tu sabiduría, para
enmienda y perfección de sus costumbres: Oye desde el eminente trono de
Gloria en que gozas el premio de tus virtudes, los humildes ruegos que
te presentamos, con la mayor confianza en tu poderoso valimiento para
con nuestro Señor, y en la ternura de tu compasión para con nosotros,
pide a su Majestad que así como te escogió y previno con sus bendiciones
para un grande Santo de la Iglesia, se digne apartar nuestras almas de
los peligros de ofenderle, asistiéndonos con el auxilio de su gracia
para servirle; que así como premió tu Fe y devoción a Jesucristo y a
María Santísima con la dulce presencia de Jesús Niño que recibiste de
mano de su Santísima Madre, así anime la tibia fe de nuestros pechos con
la fructuosa Comunión de Jesús Sacramentado y nos encienda en amor de
la Purísima Reina; que así como te señaló con el singular don de la
confianza en la Providencia amorosísima, así nos dé una cabal
resignación en su santísima voluntad por regla de nuestros pensamientos y
medida de nuestras palabras y obras; que así como te armó de paciencia
en tus trabajos y te la coronó aun desde esta vida con muchos frutos
espirituales y temporales, así nos haga sufridos en cuanto se nos
ofrezca padecer por su amor: y últimamente nos conceda morir por el celo
de su honra, como a ti, en la tierna memoria de la dolorosa Pasión de
nuestro amabilísimo Redentor, cuyos tormentos, agonías y Cruz fue el
suplicio en que diste tu último aliento. Alcánzanos, Santo prodigioso,
que nuestra vida sea Cristo, y nuestra muerte su amor. Protege a la
Santa Iglesia, asiste a su suprema Cabeza el Romano Pontífice, bendice a
los Reyes y Príncipes Católicos, manteniéndoles la unión que en vida
tanto procuraste, para la exaltación del nombre de nuestro Dios y
extirpación de las herejías, cuyo martillo fuiste, socorre a los pobres,
ampara a las viudas y huérfanos, multiplica los sembrados, bendice a
tus devotos, dando a cada cual lo que fuere más conveniente y del agrado
de Dios. Amén.
Aquí se hace la petición, y se reza nueve veces el Ave María.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA
¡Oh
MARÍA Purísima, piadosísimo asilo nuestro y Madre amabilísima de los
pecadores! Por la especial devoción y amor que te profesó nuestro
Protector San Cayetano, y por las singulares mercedes que le hiciste, te
pedimos dirijas y patrocines nuestras súplicas, alcanzándonos cuanto
pedimos a nuestro Señor por la intercesión de este su Siervo, a mayor
gloria suyam obsequio tuyo y bien nuestro. Amén.
Se concluirá con la Oración al Santísimo Sacramento que compuso el Santo, y es la siguiente:
Mira, Señor y Padre Santísimo, desde tu Santuario y sublime morada Celestial, esta Sacrosanta Hostia que te ofrece nuestro Sumo Sacerdote, Hijo tuyo y Señor nuestro, por los pecados de sus hermanos. Aplácate, no obstante las maldades del mundo, atiende a la voz de la Sangre de nuestro hermano Jesucristo, que clama a ti desde la Cruz: otorga, Señor, nuestros ruegos; aplácate, Señor, y concédenos lo que te pedimos, por ser tú quien eres, Dios mío, pues tu Santo Nombre ya está invocado sobre tu pueblo, y haz con nosotros según tu misericordia. Amén.
Mira, Señor y Padre Santísimo, desde tu Santuario y sublime morada Celestial, esta Sacrosanta Hostia que te ofrece nuestro Sumo Sacerdote, Hijo tuyo y Señor nuestro, por los pecados de sus hermanos. Aplácate, no obstante las maldades del mundo, atiende a la voz de la Sangre de nuestro hermano Jesucristo, que clama a ti desde la Cruz: otorga, Señor, nuestros ruegos; aplácate, Señor, y concédenos lo que te pedimos, por ser tú quien eres, Dios mío, pues tu Santo Nombre ya está invocado sobre tu pueblo, y haz con nosotros según tu misericordia. Amén.
ALABANZAS AL GLORIOSÍSIMO SEÑOR SAN CAYETANO
Pues de Dios la dignación
Fue tan franca para ti,:
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
Vicenza te dio la cuna
En la gran Casa de Thiene,
Y de todas las que obtiene
Tú eres su mayor fortuna:
Su más glorioso blasón
Vinculado tiene en ti:
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
Educado santamente
Estudiaste ilustres hechos,
Y en Padua los dos Derechos
Borlaron tu santa mente.
Vuelto a tu patria un padrón
Hiciste en un templo allí:
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
Deseabas por todo modo
Ser Sacerdote y ser Santo,
Y como uno y otro es tanto
Te fuiste a Roma por todo:
Dios Niño en aparición
Fue tu pascua ese año allí,
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
De los pobres el servicio
Fue tu empleo tan continuado,
Que más que oficio sagrado
Parecía siempre servicio:
Por timbre a tu Religión
Ser pobre dejaste, sí:
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
La Cruz sola es la divisa
De tu familia reglar,
Por ella al Mundo Arreglar
Lutero sin ver divisa
Fue su mayor confusión
La Santa Cruz viva en ti:
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
Cual nuevo Apóstol formaste
Nueva Roma en sus distritos,
Y hasta los Sagrados Ritos
Nuevamente reformaste:
De la Fe y la Religión
Nuevo Atlante fuiste allí:
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
Vivías de tu vivo celo,
De celo hecho ardiente rayo,
Y hasta el último desmayo
Te dejó el celo hecho hielo:
Moriste por la aflicción
Que el impío error causó en ti:
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
Pues de Dios la dignación
Fue tan franca para ti,
Ruégale al Señor por mí,
Santo de mi corazón.
ORACIÓN
Suplicámoste,
Señor, que no nos falte en nuestras necesidades la intercesión de tu
bienaventurado confesor San Cayetano, para que experimentemos
continuamente el auxilio de aquél que respetuosamente veneramos. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)