Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
La
“Camisa de la Virgen”. Se trata de una antigua devoción nacida en
Reggio Emilia, ciudad que otrora fue un modelo de piedad mariana y faro
de catolicidad, caracterizada por la masiva presencia y la gran variedad
de las órdenes religiosas: Reggio fue la sede de los milagros de la
Virgen de la Ghiara y devino por largo tiempo una suerte de Lourdes ante lítteram, como veremos a continuación.
Pero
volvamos a la “Camisa de la Virgen”: esta devoción nace por la
inquebrantable devoción de la Beata Juana Scopelli (1428-1491) por María
Santísima. La Beata emiliana –una de las exponentes de prominencia en
Italia de la primera experiencia monástica carmelita y una de las
principales figuras de la Segunda Orden– la creó en este modo:
15.000 Ave Marías que deben decirse en bloques de 100, intercalados por una Salve Regína.
Al final se recitaba siete veces el Ave Maris Stella, o el O gloriósa Dómina. (Ludovico Saggi O. Carm., La Congregazione mantovana dei Carmelitani, Roma. 1954, págs. 216-218).
La Comunidad carmelita fundada por la Beata Juana recitó la “Camisa” hasta 1773.
Poco
se sabe de esta antigua devoción si no que tuvo frutos notables en
Juana y las carmelitas regianas: estos tiempos oscuros podrían ser una
excelente ocasión para dar nuevo lustre a esta práctica y para
redescubrir la eficacia. La historia sorprendente de esta Beata fue
recientemente relatada en estas páginas: queremos remitirnos a estos
textos: Homenaje a la Beata Juana Scopelli; Una beata –profética y olvidada– de la cual la Iglesia de hoy tiene tremendamente necesidad: Juana Scopelli (1428-1491).
Lo
que sorprende –señalamos al inicio– es la concatenación de eventos
profundamente marianos que ha tocado esta tierra. En distinto título le
ha recogido Giuseppe Adriano Rossi en algunas notas históricas que
prueban cómo el culto de María tenía orígenes antiquísimos en Reggio
Emilia y en la región. Lo prueba la misma catedral, que tiene el título
de “Santa María Asunta”.
Numerosísimas
en toda la diócesis son las iglesias y los oratorios dedicados a la
Virgen, para no hablar de los edificios sacros y de las majestades. Aún
hoy son visibles en habitaciones privadas pinturas, cerámicas y
terracotas representando a María Santísima. Se documenta la presencia de
varias confraternidades marianas.
Pero
vayamos a la “milagrosa Imagen”. En 1569 un devoto citadino reggiano,
Ludovico Pratissoli, hizo ejecutar por el célebre pintor Lelio Orsi un
diseño representando a la Santísima Virgen con el Niño. De hecho, en el
muro de cinta del huerto de los Padres Siervos de María, presentes en
Reggio Emilia casi desde 1313, era una antigua imagen –ahora devenida
ilegible– representando a la Santísima Virgen.
En
1573 el mismo Pratissoli encargaba al pintor reggiano Giovanni Bianchi,
llamado Bertone, de traducir en fresco el diseño Orsi: en 1595 Giulia
Tagliavini obtenía la custodia de la Imagen devenida meta frecuente de
los devotos; entre tanto fue cortada del mundo y llevada a una pequeña
capilla edificada con las ofrendas de los fieles.
El
29 de Abril de 1596 ocurrió el Primer Milagro: por intercesión de la
Santísima Virgen, ante cuya imagen oraba, un joven de diecisiete años de
nombre Marchino, nativo de Castelnuovo Monti en el Apenino reggiano,
mudo de nacimiento, obtiene la palabra. Privado de la lengua se dirigió
en la mañana del 29 de Abril, Viernes Santo, en oración ante la imagen
de la Virgen de la Ghiara, en aquel tiempo pintada en el muro de cinta
del huerto de los Siervos de María. Ayudante de camarero en un hospitl
de la ciudad, el joven Marchino, absorto en las oraciones, recibió el
milagro y fue curado prodigiosamente. Recuperó el oído y le creció
inmediatamente la lengua. Milagro largamente documentado por las actas
del proceso canónico instituido el mismo año por el obispo, con
aprobación del entonces papa Clemente VIII, como resulta de una carta
del 29 de Julio de 1596 de la Sagrada Congregación de Ritos, en la cual
se autorizaron las peregrinaciones.
Pocos
años después, el 5 de Mayo, en Fivizzano (Massa) Margherita llamada “la
Caugliana”, de dieciocho años y obligada a yacer en cama, curó después
de haber invocado a la Virgen de Reggio, cuya milagrosa Imagen se le
apareció en un sueño.
Varios
son los milagros obtenidos por la intercesión de la Santísima Virgen de
la Ghiara consistentes en readquirir la palabra y el oído: “Hace oír a
los sordos y hablar a los mudos” (San Marcos 7, 37); entre estos: Andrea
de Castelnovo Sotto, de catorce años, mudo de nacimiento (28 de Mayo de
1596); la carpigiana Santa de Marchi, sordomuda de nacimiento (15 de
Agosto de 1596). De estos milagros, como de muchos otros, existen
testimonios en los procesos canónicos, en documentos autorizados y en
las estampas. Otros milagros conciernen a los siguientes prodigios: los
ciegos ven (Mat. 11, 5), resucitan los muertos (Mat. 11, 5), los cojos
andan (Mat. 11, 5). Es de particular relevancia que frecuentemente los
beneficiarios de los milagros son niños o jóvenes.
Existe
en el Templouna documentación iconográfica de varios milagros en los
grandes “lienzos de los milagros” realizados a poca distancia de tiempo.
No
es de considerarse casual la particular protección concedida a la
ciudad de la Virgen invocada bajo el título de “Santa Virgen de la
Ghiara” en ocasión de la peste del 1630. De tal protección pudo gozar
también la ciudad vecina de Módena que elevó a la Virgen de Reggio la
preciosísima “Iglesia del Voto”.
La Virgen de la Ghiara fue invocada también en ocasiones de calamidades naturales, como el fuerte terremoto del 1832.
Siempre
en la provincia de Reggio Emilia, en las primeras colinas del Apenino,
en 1898 se inauguró un santuario dedicado a la Santíima Virgen
Inmaculada de Lourdes, primer edificio de culto italiano dedicado a las
célebres apariciones francesas. Un nuevo signo del vínculo indisoluble
de esta tierra con la devoción mariana.
No
faltó tampoco en ocasión del segundo conflicto mundial la benigna
protección de la Virgen de la Ghiara a la ciudad de Reggio en la Emilia.
De
hecho, el 15 de Abril de 1945, el obispo Mons. Eduardo Brettoni elevaba
en el templo un “voto sacro de la ciudad de Reggio y suburbio a la
Santísima Virgen de la Ghiara para obtener protección y alivio en los
peligros presentes, por las ofensas del frente y por la violencia de las
discordias civiles”. Este consistía en empeñarse por siete años en
celebrar en modo solemne, como día festivo, la fiesta del Primer Milagro
(29 de Abril) y de elebar en uno de los barrios obreros de la
periferia, privados de iglesia, un templo votivo dedicado a la Santísima
Virgen con el título de Regína Pacis. La ciudad fue preservada;
se cumplió el voto y en los años ’50 fue construida la iglesia. Una
memoria perenne del suceso es asegurada por una inscripción latina en el
momumento de mármol colocado en el lado derecho del Templo de la
Ghiara, puesto donde estuvo pintada por Bertone la imagen representando a
la Santísima Virgen con el Niño.
Que
esta tierra, privilegiada por la particular bendición del Cielo, pueda
regresar a la Fe antigua y a la más ferviente devoción.
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