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viernes, 8 de abril de 2022

BRUNO FORTE: «LOS JUDÍOS NO NECESITAN A CRISTO PARA SER SALVOS»

Elementos tomados de GLORIA NEWS y LIFE SITE NEWS. Comentario propio.
  

Los judíos no necesitan a Cristo para salvarse y, por lo tanto, la Iglesia conciliar, que ha detenido toda actividad misionera hace décadas, debería dejar de evangelizar a los judíos, dijo el 4 de Abril en la conferencia  “De Jerusalén a Roma: Reflexiones católicas sobre un documento por los rabinos judíos ortodoxos” realizada en el Angélicum de Roma el homosexualista arzobispón de Chieti, Bruno Forte  (foto), de 72 años.
   
La conferencia hacía parte del evento “Los siguientes pasos en el diálogo judeo-católico”, organizado en conjunto por el Instituto Tomista del Angélicum y el Centro “Cardenal Béa” de Estudios Judaicos de la Gregoriana, que tuvo lugar entre el 4 y el 5 de Abril, y contó además con la presencia del Rabino Jefe de Roma, otros rabinos, presbíteros y académicos.
   
Para Forte, la conversión de San Pedro y San Pablo debe ser un accidente. Se le ocurrió la historia de dos alianzas coexistentes, una de Moisés, por la cual los judíos se salvan, y la otra de Cristo que salva a los cristianos. Se puede suponer que en la religión de Forte los musulmanes, hindúes y budistas tampoco necesitan a Cristo.
    
El problema es que la Nueva Alianza no es una segunda alianza, sino el cumplimiento de la Antigua Alianza que, por lo tanto, ya no existe más en su forma no cumplida.
    
Un joven avergonzó a Forte con la perogrullada de que Cristo y los apóstoles [judíos] [que fueron evangelizados por Cristo] evangelizaron a los judíos, al cuestionarlo (ver desde el minuto 1:32:25 hasta el 1:33:40):
«Al final de su disertación, Vd. llamó por el fin de la misión activa a los judíos por parte de la Iglesia. Y parecía que Vd. une eso con un aparente antisemitismo, o Vd. lo presenta como algo que puede alentar al antisemitismo. Así que mi pregunta es: [Dado que] en el Evangelio, Nuestro Señor y los Apóstoles predicaron claramente primero a los judíos, y los llamaron específicamente a la fe en Cristo como Salvador, si acabamos un apostolado activo a los judíos, ¿cómo evitaríamos la acusación 1.º que no estamos siendo fieles a Jesús en Su misión a los judíos? Y 2.º ¿cómo evitamos la acusación de no ser honestos sobre el Evangelio en este diálogo con los judíos? Parece que un diálogo requiere que seamos claro sobre lo que creemos como cristianos, y es que todos los hombres deben creer en Cristo como Salvador».
  
 
Si no puede verse el vídeo, clic aquí.
  
Al no tener argumentos, Forte respondió con evasivas. Dijo que «Cristo es judío», y seguir a Cristo significa amar a su pueblo y su forma de vida. Amor que equivale (tal como Forte lo deja ver) a aceptar la fe judía como tal, y negar que Cristo es el único Redentor universal de todos los hombres, el único por el cual viene la Gracia y la Salvación por la fe animada por la caridad operante y no por las obras exteriores de la Ley mosaica (mucho menos por las doctrinas corruptas y corrompidas del Talmud).
   
COMENTARIO: El «Cristo es judío» de Bruno Forte (quien protagonizó hace dos años el episodio del crucifijo cayéndose de la cruz en solitaria procesión por las calles de Chieti) en la conferencia fue, además de una mentira notoria, un intento desesperado de cerrar la discusión cuando se carece de argumentos (como también lo podían ser «Intolerante», «Antisemita», «Ve a jugar a Stormfront», «Eso es de la Liga Antidifamatoria Judía», et álibi aliórum plurimórum).
  
Básicamente, en la Iglesia Conciliar no quieren que nadie se convierta (aunque igual, ellos ni evangelizan ni tienen nada que ofrecer, como quiera que no son la Iglesia Católica sino una imitación barata y cutre). Y aparte de contrariar la Sagrada Escritura, que ordena positivamente llevar el Evangelio A TODAS LAS NACIONES, los conciliares están cometiendo el peor de los genocidios posibles, al cerrarle a todo un pueblo la posibilidad de la salvación eterna; y encima renuevan el Deicidio, al hacer que Nuestro Señor no sea el Salvador de todos los hombres.
   
Aparte, no es la primera vez que aparece esta frase. Ya José María Escriba y Albás la había usado en por lo menos tres ocasiones (y “La Obra” esgrime estos episodios –recopilados por su alabardero Salvador Bernal Fernández y publicados en la editorial opusina RIALP– cada que relucen acusaciones de antisemitismo –réctius, antisionismo– en contra de “su Padre”, aun cuando estos solo reafirman la judeidad de Escriba):
  • 28 de Febrero de 1971, Villa Tévere (Roma): En una tertulia con su círculo más cercano, Escriba relata (y es grabado en cinta magnetofónica): «Yo quiero mucho a los hebreos; y tenéis bastantes hermanos hebreos —y hermanas— que son maravillosos y generosos. Y hay otros hebreos que son Cooperadores, y son muy generosos [inentendible] Me acuerdo en este momento de uno muy viejo, que cogió [inentendible] de otra nación americana y se plantó en México [inentendible] para que le conociera, que ha regalado un colegio que tienen ahora vuestras hermanas. Ha regalado, pero después se han metido padres de familia, porque no nos interesa tener nada nuestro».
  • 5 de Julio de 1974, colegio Tabancura (Santiago de Chile): Una joven le dice que quiere convertirse al cristianismo, pero que ve como problema que es de familia judía. Escriba le responde «Mira, yo te voy a decir una cosa que te va a dar mucha alegría. Yo…, y lo he aprendido de este hijo mío (señala a Álvaro del Portillo), tengo que decirte que el primer amor de mi vida es un hebreo: Jesús, Jesús de Nazaret. ¡De tu raza! Y el segundo, María Santísima, Virgen y Madre, Madre de ese hebreo y madre mía y madre tuya. ¿Va bien así?»
  • 14 de Febrero de 1975 casa de retiros Altoclaro (Caracas, Venezuela): Un hombre joven, con barba, le dice: «Padre, yo soy hebreo…», a lo que Escriba contesta: «Yo amo mucho a los hebreos porque amo mucho a Jesucristo —¡con locura!—, que es hebreo. No digo era, sino es: Jesus Christus, heri et hódie, ipse et in sǽcula. Jesucristo sigue viviendo, y es hebreo como tú. El segundo amor de mi vida es una hebrea, María Santísima, Madre de Jesucristo. De modo que te miro con cariño. Sigue…».
Y Escriba, además, predicaba la “santificación del trabajo” como variante del Tikún Olam (en hebreo תִּקּוּן הָעוֹלָם, literalmente “reparación del mundo”), la noción cabalista de la “justicia social”. No en vano el rabino Ángel Kreimann Brill dijo: «Lo que más acerca a la enseñanza [de Escriba] al judaísmo es la vocación de servir a Dios por medio del trabajo creativo y perfeccionar cada día la Obra del Creador a través del perfeccionamiento del hombre en su trabajo».
  
Pero, ¿qué otra cosa esperar de los que cada Viernes Santo (desde 1970) piden al que creen es su Dios «para que acreciente en ellos [los judíos] el amor de su nombre y la fidelidad a la alianza»? Alianza derogada con el Sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario (cf. Hebreos X, 9).

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)