El presbítero jesuita colombiano, militante izquierdista convicto y confeso y exdirector de la Comisión de la Verdad Francisco José de Roux Rengifo está bajo investigación por la Fiscalía General de la Nación toda vez que ha sido señalado de un presunto encubrimiento a su cofrade el presbítero Darío Chavarriaga Jaramillo SJ (abajo), quien había sido acusado de abuso sexual de menores cuando era rector del Colegio San Bartolomé La Merced.
Darío Chavarriaga Jaramillo, “instalado” presbítero el 3 de Diciembre de 1969 y fallecido el 9 de Diciembre de 2015, fue acusado por Luis Fernando Llano Narváez de haber abusado de él y de sus siete hermanas cuando Chavarriaga era rector del Colegio San Bartolomé La Merced en 1976.
Llano denunció a Chavarriaga después de encontrárselo por casualidad en un evento en el año 2014. Lo denunció el 24 de Mayo ante Francisco De Roux, entonces superior provincial de Colombia, y tres años después ante el presbítero alemán Hans Zollner SJ, profesor en la Universidad Gregoriana de Roma, miembro (hasta su renuncia en 2023) de la Comisión para la Protección de Menores del Vaticano y muy cercano a Francisco Bergoglio. Y la pena impuesta por De Roux el 28 de Mayo de ese año 2014 fue el fin de la misión [= destitución] como Decano del Medio de la Facultad de Odontología de la Pontificia Universidad Javeriana, coordinar la atención ministerial a los jesuitas ancianos y enfermos en la enfermería de la Comunidad San Alonso Rodríguez y María Inmaculada en Bogotá, restricción del ministerio a las casas de la Compañía, y la prohibición de tratar con menores si no es en compañía de otros adultos. Decisiones que «más que penas, las medidas tomadas pueden ser consideradas como propias de un gobierno prudente», según dijo el Prepósito General de la Compañía Adolfo Nicolás Pachón al superior provincial Carlos Eduardo Correa Escaf SJ, quien además le impuso el deber de informar sus salidas de la casa y pedir permiso al Superior de la comunidad para cualquier viaje. Nada de «reclusión» o «encerramiento» como dirá el propio De Roux diez años después.
Pero como que esas medidas no sirvieron de a mucho: el 5 de Agosto de 2014, Chavarriaga Jaramillo fue homenajeado por su carrera en la Javeriana, y cuando murió el 9 de Diciembre del 2015, le hicieron el obituario de circunstancia en la revista provincial. ¿De las sanciones? Ni jota dijeron, con eso del quiloniano «De mórtuis nil nisi bonum» («De los muertos no se puede hablar más que el bien»; o si se quiere en el original griego, «τὸν τεθνηκóτα μὴ κακολογεῖν», «De los muertos no hables mal»), o el talmúdico «Ajárei mot kedóshim emor» (אַחֲרֵי מוֹת קְדֹשִׁים אֱמֹר, «De los muertos, decir que fueron santos»).
Ante los años de inacción, y que De Roux no denunciara el caso a la justicia seglar, los hermanos Llano Navarro lo denunciaron junto a su entonces colaborador Luis Javier Sarralde Delgado SJ y al propio Zollner por encubrimiento.
Y al estallar este escándalo de tamaña magnitud, le salió defensor al presbítero De Roux: nada más que el presidente de la República y excomandante guerrillero Gustavo Francisco Petro Urrego, alias Aureliano, quien en su cuenta de Twitter escribió el 24 de Noviembre:
«sé que dentro del padre de Roux hay un escarnio interno profundo, mayor que el que pueda propinarle cualquier público. Pero debo decir que lo que siento del padre Francisco de Roux, es que es un hombre íntegro al que con agrado condecoraría por su labor de vida al lado de los humildes de Colombia»
(lo mismo que dice cuando le revelan los escándalos de corrupción o mala conducta de sus ministros, secretarios o embajadores). Publicación la cual le granjeó críticas incluso de sus copartidarios.