Según informó la Unión de Periodistas Ortodoxos, el presbítero Vasyl Kosyachenko, de la fanariota y nacionalista “Iglesia Ortodoxa de Ucrania”, comentó en la publicación que hizo en su cuenta de Facebook el Gran Rabino de Ucrania Reuven Azman sobre el encendido del candelabro de Jánuca por el comandante de la Guardia Nacional Aleksandr Pivnenko, llamando a los ucranianos a convertirse al judaísmo para «vencer a la Rusia de Putin».
TRADUCCIÓN
«Para derrotar a la Rusia de Putin, necesitamos una religión que nos una. Si el presidente de Ucrania, los comandantes de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional tienden hacia el judaísmo, ¿tal vez todos los ucranianos deberían adoptar el judaísmo? Derrotemos al enemigo, y luego veremos lo que sucede. Después de todo, es claro que Ucrania seguirá ocupada si mantiene la visión del mundo que actualmente tienen los ciudadanos de Ucrania».
De acuerdo al sitio KP.ru, “Vasya”, un activista del movimiento “Euromaidán” que protagonizó las protestas de la Plaza de Independencia (protestas instigadas por Estados Unidos y la Unión Europea y apoyadas por el Mossad) en 2013 y combatiente del lado de Kiev durante la Guerra del Dombás, se hizo “sacerdote” de la “Iglesia Ortodoxa Ucraniana - Patriarcado de Kiev” del cismático Filareto Denisenko llegando a ser rector de Kramatorsk, antes de pasar a la “Iglesia Ortodoxa de Ucrania” fundada por el expresidente Pedro Poroshenko y el fanariota Bartolomé Archondiónis con apoyo-chantaje de la CIA. Pero nada le salvó de ser condenado el 31 de Agosto a siete años de prisión por robo (cuando lo detuvieron, en el vehículo que manejaba encontraron equipos robados, una pistola, marihuana y una pipa de agua), pero a juzgar por el comentario de marras en Facebook, se puede decir que o fue liberado anticipadamente o absuelto.
Pero Pivnenko (arriba) no fue el único en unirse a la celebración judía del Jánuca (que este año va del 25 de Diciembre al 2 de Enero): el presidente de Ucrania Vladímir Zelenski encendió el candelabro junto a varios rabinos en el Palacio presidencial; el alcalde de Kiev Vitali Klitschko y el jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa Kirilo Budánov (este último ya había encendido un candelabro hecho con restos de misiles en el Centro Comunitario Judío de Kiev) coincidieron en la Gran Sinagoga de Kiev con Azman y el embajador israelí. Azman en su discurso dijo que esperaba que la luz de Jánuca «ilumine nuestra futura victoria, tanto de Ucrania como de Israel» (Dato anecdótico: el rabino Yonatan Markovitch saludó a Budánov en ruso). Recuérdese que la victoria que los judíos quieren y por la que oran en Jánuca es contra el cristianismo.
Por otra parte, la iglesia-refectorio de los Santos Antonio y Teodosio en la Gran Laura (Monasterio) de las Cuevas de Kiev (confiscado a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica y dado a la “Iglesia Ortodoxa de Ucrania”) fue convertida en salón para el desayuno militar de Zelenski (quien irónicamente pidió capellanes militares a todas las religiones del país) y en plató para un programa de cocina con Eugenio Klopotenko, el chef personal de la primera dama Elena Kiyashko-Zelenskaya lo cual fue criticado incluso por el obispón latino de Kiev-Yitómir Vitali Krivitski SDB). Igual que en la Unión Soviética, donde las iglesias se convirtieron desde salones de eventos y comedores (en el mejor de los escenarios) hasta en establos o estaciones de tractores y maquinaria agrícola (en el peor), y otros usos intermedios.
Retornando, no todos en Ucrania están de acuerdo con el acercamiento de las autoridades ucranianas a los judíos y su Jánuca. La cantante ucraniana Katya Chilly (cuyo nombre real es Kateryna Petrivna Kondratenko), por ejemplo, criticó la inauguración por el alcalde Klitschko del gran candelabro de Jánuca en el centro de Kiev y exigió que se instalaran símbolos cristianos en la capital y llamó a que se respetaran los símbolos tradicionales de Ucrania especialmente en medio de la guerra (aunque días antes, exigió tratar «como parásitos» a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica).
De todos modos, queda ver si, independiente de cómo concluye la guerra, cuántos seguirán al judaizante “Vasya” Kosyachenko (que con sus antecedentes, habrá que preguntarle cuál se fumó), o lo dejarán solo como el judas que es (igual que los mandos civiles, militares y religiosos de la Junta de Kiev).
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)