Noticia tomada de distintas fuentes.
El 21 de Febrero de 2024, el presbítero Francisco “Paco” Gordalina Chainca realizó una [pseudo] bendición sobre el presentador de televisión uruguayo Carlos Ernesto Perciavalle Bustamante de 82 años y su concubino homosexual Jimmy Castilhos, de 52 años, ambos ricos.
Dos días antes, la pareja había registrado una “unión civil”.
A la fiesta que siguió a la [pseudo] bendición asistieron 400 cómplices. El conjunto se publicitó como «la primera [pseudo] boda homosexual religiosa del mundo».
El presbítero mintió a los dos homosexuales, diciéndoles:
«Como hijos de Dios que son ambos, y han pedido la bendición para ustedes de parte de nuestro Padre, es con gusto que nos hacemos presentes, en el nombre de la Iglesia, para pedir que los bendiga.
Ya sabemos que es una bendición, no un casamiento (eso ha quedado muy claro), pero es un modo con el que la Iglesia quiere mostrarles que Dios está con ustedes, y nosotros también sabemos que ustedes están con Dios, porque hemos conversado en la intimidad con nuestro obispo, y hemos visto la fe de ustedes. Por eso mismo hemos accedido, más allá de la posibilidad que nos da el Papa Francisco de hacernos presentes, porque han manifestado su fe y su adhesión a la Iglesia y han querido hacer estas cosas, esta situación, este momento, con lo que la Iglesia nos indica y acuerda su norma. Me han dicho “No queremos hacer nada que la Iglesia no lo permita”. Así que voy a proceder entonces a la bendición».
Durante la ceremonia, Gordalina puso su mano sobre la cabeza de Perciavalle y le dijo blasfemamente:
«Carlos, que Dios te guarde y te bendiga, te conduzca por el camino de la paz y del amor, y te ayude a crecer en la entrega a tus hermanos y en el amor que tú has de brindarles. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén».
Luego puso su mano sobre la cabeza de Castilhos y usó una fórmula similar.
Se suponía que la [pseudo] bendición iba a tener lugar en la capilla de San Benito de Garzón (en Maldonado), pero, tras una protesta pública, se trasladó a la lujosa finca de Perciavalle a orillas de la Laguna del Sauce.
Al día siguiente de la blasfemia, el obispón Milton Luis Tróccoli Cebedio, de 59 años, de Maldonado-Punta del Este-Minas (Uruguay) se justificó diciendo que había consultado al nuncio en Montevideo, el arzobispón Gianfranco Gallone.
El delegado de Francisco Bergoglio respondió que «la [pseudo] bendición debe darse».
Tras la ceremonia, los homosexuales anunciaron que iban a contratar por dinero un útero de alquiler e implantar un niño.
El monseñor Alberto Francisco María Sanguinetti Montero, ex obispo de Canelones (Uruguay), en su página Amicus-Sponsi.com el 29 de Febrero), calificó el hecho como un «espectáculo carnavalesco» y un escándalo.
Sanguinetti describe el acto como una «bendición casi teatral sobre cada uno de dos varones, sentado uno junto a otro».
Señala que aunque la obra de propaganda homosexual de Francisco “Fidúcia Súpplicans” trata teóricamente de las “bendiciones espontáneas” de manera informal y casual, era “previsible” que diera lugar a este tipo de incidentes.
La [pseudo] bendición en Maldonado fue «un acontecimiento propio de la “farándula”, de “ricos y famosos”, con amplia cobertura mediática», escribe Sanguinetti.
«La ficción de privacidad no podía ser mayor. El hecho fue proclamado en la prensa. Los personajes son más que conocidos. Las mismas bendiciones, con poca gente alrededor, fueron ante periodistas y fotógrafos, que tenían la misión de proclamarlas urbi et orbi».
Sin embargo, la fe católica no reconoce el concubinato homosexual «por ir contra la razón y contra la Palabra de Dios y toda la realidad del ser humano». Y «los católicos no deben de ningún modo apoyar su existencia».
Sanguinetti recuerda que dos días antes los dos concubinos habían dado su consentimiento a un concubinato homosexual civil: «En este contexto se dieron las bendiciones. Más aún, por este motivo estaba preparada a continuación una fiesta para varios centenares de personas».
El prelado añade la perogrullada de que la homosexualidad practicada es «gravemente mala por su naturaleza, ofende a Dios en su sabiduría y bondad, y deforma su imagen en el hombre».
Sin embargo, el mensaje de la [pseudo]bendición era «no importa mucho [que no hay matrimonio], démosle pa’lante con casamiento civil para personas del mismo sexo, a la unión carnal entre los mismos»
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)