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martes, 4 de julio de 2023

PAINE: LA HORRIBLE MUERTE DE UN INCRÉDULO

Hoy 4 de Julio, fue firmada la Declaración de Independencia de las Trece Colonias británicas que darían origen a los Estados Unidos de América, la primera nación creada bajo principios masónicos.
   

Si bien no fue uno de sus firmantes, Thomas Paine, el autor de La era de la razón, donde hizo mordaces críticas a la religión y tachó a la Biblia como un montón de fábulas, fue uno de sus redactores (si no su autor fantasma). Pero, como es regla en todos los hombres, le llegó la hora de su muerte el 8 de Junio de 1809. Muerte que en verdad fue horrible y desdichada, como recogió el padre Benedict Joseph Fenwick SJ, que después sería obispo de Boston:
Poco antes de morir, él envió por el Rev. P. Fenwick. Entonces el P. Fenwick fue en compañía del P. Anthony Kohlmann, para ver al infiel en su desdichada condición. Cuando llegaron a la casa de Paine, en Greenwich, la ama de llaves vino a la puerta y preguntó si eran sacerdotes católicos. «Porque, dijo ella, el señor Paine está tan aburrido con los ministros de las otras denominaciones distintas que le han llamado y me dejó orden expresa de no admitir a nadie hoy sino a los clérigos de la Iglesia Católica». Al asegurarse ella que eran clérigos católicos, abrió la puerta y los invitó a sentarse en el salón. Dijo: «Caballeros, deseo que podáis tener algún resultado con el señor Paine, porque está agonizando con mucha angustia de ánimo siempre desde que los médicos le informaron que posiblemente no viviría y que moriría dentro de poco. Él envió por vosotros hoy porque le dijeron que si alguien podía hacerle algún bien, érais vosotros. Sus gritos, cuando se lo deja solo, son en verdad aterradores: “¡Oh Señor, ayúdame!”, exclamará durante sus paroxismos de angustia. “¡Dios ayúdame, Jesucristo socórrreme!”, repitiendo las mismas expresiones sin la más mínima variación, en un tono de voz que asustaría toda la casa. Entonces dirá poco después: “Si hay un Dios, ¿qué será de mí?”. Así continuará por algún tiempo, cuando súbitante gritará como aterrado y agonizándo, llamándome por mi nombre. En una de esas ocasiones, que son muy frecuentes, fui a él y le pregunté qué quería. “Quédate conmigo, por amor a Dios, que no puedo soportar estar solo”, respondió. Entonces le señalé que no podía estar siempre con él, porque tenía otras cosas que atemder en la casa. Dijo: “Envía entonces por un niño para que esté conmigo, porque es horrible estar solo”. Nunca vi un hombre más infeliz, más abandonado». «Parecía», concluyó, «que no podía reconcilarse consigo mismo para morir».
  
Los padres hicieron todo lo posible para que Paine entrara en sí mismo y pidiera el perdón de Dios. Pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Él les ordenó en alta voz que salieran de la habitación, y parecía muy maniático, furioso y enloquecido. «Vámonos», le dijo el P. Fenwick al P. Kohlmann. «No tenemos más que hacer aquí. Él parece haber sido totalmente abandonado de Dios. No vale la pena más palabras a él. Nunca antes había visto a un infeliz más obstinado». (RICHARD H. CLARKE, Vidas de los obispos de la Iglesia Católica en los Estados Unidos, pág. 379 y ss. En P. MICHAEL MÜLLER C.Ss.R., El hijo pródigo, o el regreso del pecador a Dios, cap. IX, págs. 171-172).
¡Cuán justo, y horrible final! El que en vida ridiculizó la religión y negaba la Providencia de Dios, murió privado de los auxilios de la Religión. No solo eso, sino que años después, sus restos mortales desaparecieron, no quedando lugar de su memoria sobre la faz de la tierra.
   
Que Dios nos libre de tener tan horrible fin. Para ello, preparémonos con buenas obras, frutos de penitencia y el auxilio de los Sacramentos de la Santa Madre Iglesia Católica, porque SE MUERE EN LA MISMA FORMA EN QUE SE VIVE.

1 comentario:

  1. Un final que en mucho recuerda al del tétrico Voltaire...

    Jerome

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)