Haz, Señor, que ardamos en caridad y encendamos un fuego de amor por donde pasemos; que deseemos eficazmente y procuremos por todos los medios contagiar a todos de tu amor.
Que nada ni nadie nos arredre, Señor. Que nos gocemos en las privaciones. Que abordemos los trabajos, que abracemos los sacrificios. Que nos complazcamos en las calumnias y alegremos en los tormentos.
Señor, que no pensemos sino cómo seguir e imitar a Jesucristo en trabajar, sufrir y procurar siempre y únicamente la mayor gloria tuya y la salvación de las almas. Amén. (San Antonio María Claret)
ORACIÓN DEL SANTO PADRE PIO
Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente para que yo no te pueda olvidar. Tú sabes que tan fácilmente te abandono. Quédate conmigo, Señor, porque soy débil y necesito de tu fortaleza, para que no caiga tan frecuentemente. Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi vida y, sin Ti, estoy sin fervor. Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi luz y, sin Ti, yo estoy en la oscuridad. Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu Voluntad. Quédate conmigo, Señor, para que yo pueda escuchar tu Voz y seguirte. Quédate conmigo, Señor, porque yo deseo amarte mucho y siempre estar en tu compañía. Quédate conmigo, Señor, si Tú deseas que yo sea fiel a Ti. Quédate conmigo, Señor; pobre como mi alma es, deseo que sea un lugar de consolación para Ti, un nido de amor. Quédate conmigo, Señor, porque se hace tarde y el día se está terminando, y la vida pasa. La muerte, el juicio y la eternidad se acercan. Es necesario renovar mi fortaleza, para que yo no me detenga en el camino y por eso Te necesito. Se está haciendo tarde y la muerte se aproxima, tengo miedo de la oscuridad, las tentaciones, la aridez, la cruz y los sufrimientos. ¡Oh, como Te necesito, mi Jesús, en esta noche de exilio! Quédate conmigo, esta noche, Jesús, en la vida con todos los peligros, Te necesito. Déjame reconocerte como lo hicieron tus discípulos en la partición del pan, para que la Comunión Eucarística sea la luz que dispersa la oscuridad, la fuerza que me sostiene, el único gozo de mi corazón. Quédate conmigo, Señor, porque a la hora de mi muerte, quiero permanecer unido contigo, si no por la Comunión, por lo menos por la gracia y el amor. Quédate conmigo, Señor, porque solamente eres Tú a quien yo busco, tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu Corazón, tu espíritu, porque Te amo y Te pido no otra recompensa que amarte más y más. Con un amor firme, te amaré con todo mi corazón mientras esté aquí en la tierra, y continuaré amándote perfectamente en el Cielo durante toda la eternidad. Amén.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)