Reimpreso en la Puebla de los Ángeles por Don Pedro de la Rosa en 1815.
DEDICATORIA
A Ti, que humilde y amante
Venero con alegría,
Consagro en aqueste día
La devoción de un instante.
Ser de tu agrado es constante
Y bien mi afecto lo traza:
Pues con propensión no escasa
Las glorias de Concepción,
Francisco, en tu protección
Se entran como por su casa.
DÍA
OCHO DE CADA MES, CONSAGRADO EN REVERENTE CULTO DE LA INMACULADA
CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA NUESTRA SEÑORA, IMPLORANDO SU PODEROSO
PATROCINIO PARA ALCANZAR LA DIVINA GRACIA
En
este día se hace la diligencia de confesar y comulgar con toda
devoción, se oye Misa y se reza la Corona o el Rosario de la Santísima
Virgen, y puesto de rodillas ante su Sagrada Imagen, se hace el
siguiente
Por la señal ✠ de la Santa Cruz; de
nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del
Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Dulce
JESÚS, a quien amo, Padre amoroso en quien creo, querido Redentor mío
en quien espero; bien conozco el que mis culpas te tienen enojado; mas
si lo que del pecador quieres es el que a ti llegue arrepentido, vésme
aquí a tus pies postrado: ojalá y fuera tal mi dolor que a fuerza de él
quedara en mi llanto sumergido. Me pesa, amantísimo Dueño mío, de
haberos agraviado, y lo mismo sintiera aunque no hubiera Cielo que
esperar ni Infierno que temer, pues el motivo es solo tu Bondad digna de
todo amor. Propongo, Bien mío, antes perder mil vidas que volverte a
disgustar: y espero el que me perdonarás, concediéndome gracia para
perseverar en el cumplimiento de tus divinos preceptos hasta la muerte.
Amén.
ORACIÓN
Soberano
y Omnipotente Dios, Uno en Esencia y en Personas Trino, a quien adoran
los Ángeles, sirven los Arcángeles, reverencian las Virtudes, aclaman
las Potestades, obedecen los Principados, temen las Dominaciones,
ensalzan los Tronos, contemplan los Querubines y aman incesantemente los
Serafines. Yo, el más vil gusanilo de la tierra, atendiendo a tu
imponderable grandeza, temo el llegar a mover en tu presencia mis
labios: pero aunque soy polvo y ceniza, a ello me anima tu clemencia en
esta, pues confiado dirijo a ti mis voces, dándote infinitas alabanzas
por las maravillosas obras de tu poder divino, y en especial por la
CONCEPCIÓN Inmaculada de la Celestial Emperatriz MARÍA Santísima mi
Señora, en cuya formación ostentaste la virtud de tu poderoso brazo,
preservándola de la original culpa, y adornándola con tantas gracias que
mereció la aclamases toda hermosa y sin la menor mancha. Quisiera, Dios
mío, por este milagro de tu Omnipotencia, darte condignos aplausos;
pero ¿quién, Señor, no quedará corto en alabarte? Cierto que no son
bastantes todas las criaturas para mi desempeño; pero no obstante que
confieso rendido los excesos de tu grandeza, a todas las convido para
que te den los elogios, y juntamente gracias por los esmeros de tu poder
en la fábrica de la Soberana Princesa, a quien constituiste poderosa
Abogada de los pecadores, para que mediante su patrocinio consiguiesen
el tesoro de la divina gracia: esta te pido, mi Dios, por la misma
Señora: concede a todos los mortales este beneficio que, si así lo
ejecuta tu piedad, merecerán gozarte y darte alabanzas por los siglos de
los siglos. Amén.
Aquí
se rezan siete Ave Marías en honra de los siete días en que
milagrosamente fue organizado y preparado el Sagrado cuerpo de María
Santísima para recibir la beatísima Alma, como refiere la Venerable
Madre María de Jesús de Ágreda, y así se ofrecerán elogiando a la Señora
con las obras de los siete días de la Creación.
Del mundo la formación
Fue en siete días celebrada,
Fue en siete días celebrada,
Y con bella proporción
Así entiendo ejecutada,
Así entiendo ejecutada,
Señora, tu Concepción.
FIAT LUX (Gén. I)
Salve, a quien la TRINIDAD
Como a la luz aprobó,
Y tinieblas separó
Con singular claridad. Ave María.
FIAT FIRMAMÉNTUM (Ibíd.)
Salve de Gracia portento,
Pues de lo más cristalino
Te formó el poder divino
Cual hermoso Firmamento. Ave María.
GÉRMINENT TERRA HERBAM VIVENTEM (Ibíd.)
Salve a quien con lo vedado
Nunca brindó satanás,
Porque de este Árbol jamás
A ti pudo dar bocado. Ave María.
FÍAT LUMINÁRIA (Ibíd.)
Salve a quien la Ave nocturna,
Cual Sol encontró lucida,
Y así toda confundida
Quedó en tus pies a la Luna. Ave María.
AVÉSQUE MULTIPLICÉNTUR (Ibíd.)
Salve a quien Dios aplicó
Como propia la pureza,
Y con graciosa destreza
De Eva Ave te fabricó. Ave María.
FACIÁMUS HÓMINEM AD IMÁGINEM ET SIMILITÚDINEM NOSTRAM (Ibíd.)
Salve, a quien culpa no alcanza,
Pues por Madre del Señor
Es muy debido a su honor
El que seas su semejanza. Ave María.
El que seas su semejanza. Ave María.
REQUIÉVIT DIE SÉPTIMO (Gén. II)
Salve, en fin, toda graciosa,
En quien rendido de amor,
En quien rendido de amor,
Descansó el mismo Criador
Llamándote toda hermosa. Ave María.
Llamándote toda hermosa. Ave María.
OFRECIMIENTO
¡Oh
Benignísima Reina de los Ángeles, Emperatriz del Universo! Hija del
Eterno Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo, dulcísima
MARÍA, a quien el Todopoderoso previno con tantas bendiciones de gracia,
que hizo excedieses a toda pura criatura. En ti, Señora, se halla como
en su centro la belleza, no atendiéndose fealdad alguna en tu sagrado
Cuerpo, ni en tu alma benditísima la menor mancha. Celébrente las
Jerarquías del Cielo y Tribus de la Tierra, aclámente llena de gracia
toas las generaciones, dándote los parabienes por tan singular
privilegio: y cuanto es de mi parte, lleno el corazón de regocijo, te
repito por tus dichas la enhorabuena. Recibe, Princesa Soberana, este mi
sacrificio de alabanzas, y vuelve a esta vil criatura esos tus bellos
ojos, sin que merezca tus desvíos por mi miseria, pues eres amorosa
Madre de los pecadores, a quienes mira con lástima tu clemencia,
atendiendo a quien con la naturaleza heredan la desgracia de la primera
culpa. Y pues tú, luz de mis ojos, eres hechura de la gracia, comunica
esta a tus atribulados hijos, no permitiendo el que en nuestras almas
caiga mancha alguna de pecado. Arroja, bien mío, de los humanos
corazones este mortal veneno, por tu CONCEPCIÓN Inmaculada, la que hoy
venera nuestro afecto para tenerte propicia. Dígnate, Divina Aurora, de
aceptar este mi obsequio, que aunque corto en la ejecución, es grande en
el deseo, pues quisiera ofrecerte holocaustos dignos de tu grandeza:
mas ya que tan pobre me reoconozco, a ti ocurro a que me des cosa digna
que poderte ofrecer. Ninguna más de tu agrado que la pureza: esta te
pido, querida Madre mía, para que viviendo en este mundo con limpio
corazón, pueda en el Cielo verte en compañía de tu Soberano Hijo, mi
amantísimo Jesús, quien con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina
por toda la eternidad. Amén.
En
todo este día se tendrá muy presente la Concepción en gracia de MARÍA
Santísima, repitiendo a esta señora la siguiente Jaculatoria:
Por tu limpia Concepción,
¡Oh Soberana Princesa!,
Una muy grande pureza
Te pido de corazón.Una muy grande pureza
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)