El 18 de octubre de 1591, se promulgó un edicto real sobre la aplicación de las leyes contra los católicos en Inglaterra, en particular el Acta contra los Jesuitas, Sacerdotes de seminarios y demás sujetos desobedientes de 1585. El 10 de diciembre, murieron en Londres los primeros siete mártires del nuevo régimen. Entre ellos el principal era el BEATO EDMUNDO GENINGS. Este sacerdote había nacido en Lichfield en 1567 y había sido educado en el protestantismo. Su hermano cuenta que de niño era muy serio y muy dado a mirar las estrellas, tanto en el sentido literal como en el figurado. A los dieciséis años, Edmundo entró a servir de paje en casa de Ricardo Sherwood, un noble católico que después se haría sacerdote. Pronto se reconcilió con la Iglesia e ingresó en el Colegio Inglés de Reims. Parecía que la mala salud le iba a impedir realizar sus deseos pero sanó milagrosamente y pudo ordenarse a los veintitrés años, después de obtener la dispensa de edad. El P. Genings dio testimonio de la fe aun antes de salir de Francia; en efecto, en abril de 1590, cuando se dirigía a la corte con otros compañeros, los hugonotes los asaltaron, los robaron y los tuvieron prisioneros durante tres días. La expedición desembarcó en Whitby con grave peligro. El P. Genings consiguió llegar a su ciudad natal, donde se enteró de que todos sus parientes habían muerto, excepto su hermano Juan, que estaba en Londres. Ahí le buscó en vano durante un mes y ya había determinado partir de la ciudad, cuando se topó inesperadamente con Juan, en Ludgate Hill. Juan no manifestó especial alegría al ver a Edmundo, pues sospechaba que era sacerdote. En seguida le vaticinó que, si estaba ordenado, lo pagaría con la vida y acarrearía la ruina y el descrédito a sus amigos. Al oír aquello, Edmundo comprendió que no era el momento oportuno para hacer el intento de convertir a su hermano, y se retiró al campo [1]. En el otoño de 1591, regresó a Londres y celebró la misa en la casa del BEATO SWITHIN WELLS, quien vivía en Gray’s Inn Lane.
El señor Wells era el sexto hijo de Tomás Wells, gentilhombre de Brambridge en Winchester, y María Mompesson. Según parece, vivió apaciblemente en el campo hasta la madurez, hizo algunos viajes al extranjero y sirvió en casa de algunos nobles. «Era un hombre de ágil inteligencia, dominaba diversos idiomas… amaba ciertas diversiones honestas e inocentes, y era siempre muy devoto en la oración…» Durante seis años, se ocupó en la «tarea más elevada de instruir a algunos jóvenes de la nobleza en virtud y letras», es decir que dirigió una escuela en Monkton Farleigh de Wiltshire. En 1585, se trasladó a Londres con Alicia Morin, su esposa. Durante los seis años siguientes, estuvo preso por lo mennos dos veces a causa de la fe y fue sometido a severos interrogatorios. El 8 de noviembre, cuando el P. Genings celebraba la misa en casa del Sr. Wells en presencia de unos cuantos católicos, llegó Ricardo Topcliffe, el famoso “atrapa-curas” de Isabel, con una escolta. Los fieles hicieron lo posible para detener a Topcliffe y a sus hombres hasta que terminó la misa, pero inmediatamente después, éste tornó prisioneros al Beato Edmundo, al BEATO POLIDORO PLASDEN, que era también sacerdote, a los BEATOS JUAN MASON y SIDNEY HODGSON, a la Sra. Wells y a algunos otros. El Sr. Wells que estaba ausente, fue arrestado poco después. En el juicio, Edmundo dijo: «Si regresar a Inglaterra como sacerdote o decir Misa es una traición papista, entonces confieso ser un traidor. Pero pienso que no lo soy. Y por eso me reconozco culpable de estas cosas, no con arrepentimiento, sino con abierta protestación de alegría interior».
Los jueces condenaron a muerte a Edmundo Genings y a Polidoro Plasden por haber vuelto a Inglaterra a ejercer el ministerio sacerdotal, al Sr. Wells por haberlos hospedado, a la Sra. Wells, a Mason y a Hodgson por haberles prestado ayuda [2]. El Beato Edmundo fue ahorcado, arrastrado y descuartizado. Al Beato Swithin se le ahorcó en Gray’s Inn Fields, muy cerca de la casa del Sr. Wells. En el camino de Newgate al sitio de la ejecución, Swithin gritó a alguien que se hallaba entre la multitud: «¡Adiós, amigo mío! ¡Adiós a la caza y a los buenos tiempos! Me voy a un mundo mejor». El Beato Edmundo no había perdido aún el conocimiento cuando comenzaron los verdugos a descuartizarle, puesto que lanzó gemidos de dolor. Su compañero de martirio le dijo: «¡Pobre amigo mío! Tus sufrimientos son muy grandes, pero están a punto de terminar. Pide por mí, santo de Dios, para que mis sufrimientos lleguen pronto». El verdugo y algunos de los presentes afirmaron que Edmundo había invocado a San Gregorio mientras le arrancaban el corazón y las entrañas, a lo cual el verdugo blasfemó: «¡Por las llagas de Dios! Mirar, su corazón está en mi mano, y Gregorio aún está en su boca. Oh egregio papista». Swithin se quejó de que, a pesar de su avanzada edad, le tuviesen en camisa a la intemperie, mientras preparaban la ejecución y, cuando llegó el momento, Topcliffe le envió un ministro protestante para persuadirlo a que confesara seguir falsa doctrina y sacerdotes traidores, a lo que volviéndose respondió: «Aunque yo os haya oído decir algo, no es sino la opinión de un doctor, y también joven», a lo cual el ministro no pudo contestar. Topcliffe lo tomó tan a mal que dijo: «¡Malditos papistas! Vosotros seguís al Papa y sus bulas; creedme que pienso que tenéis por padres a unos toros», a lo que Swithin repuso: «Si nosotros tenemos unos toros por padres, a vos os tuvo por madre una vaca», para luego pedirle perdón y que no le molestara, porque tenía asuntos más importantes que atender. Ya en el cadalso, el Beato Swithin dijo al verdugo: «Que Dios os perdone, y pido a Dios que haga de vos otro San Pablo, como lo hizo con Saulo, de un sanguinario perseguidor a hijo de la Iglesia Católica. Por vuestra malicia voy a ser ejecutado, pero vos me habéis hecho el mayor beneficio que pudiera haber tenido. De todo corazón os perdono». Topcliffe se acercó para decir al Beato Swithin: «Ya veis, Sr. Wells, a dónde os han conducido vuestros sacerdotes». Él replicó serenamente, ya con la soga al cuello: «Estoy muy feliz y doy gracias a Dios por haberme permitido albergar a tantos sacerdotes santos». Los Beatos Polidoro, Juan y Sidney, fueron ejecutados el mismo día, 10 de diciembre, en Tyburn. Con ellos sufrieron el martirio los Beatos EUSTACIO WHITE y BRIAN LACEY.
Lacey era un gentilhombre de Yorkshire, primo y compañero del Venerable Montford Scott, uno de los primeros alumnos del Colegio Inglés de Duay, y martirizado el 1 de julio con Jorge Beesley en Fleet Street, Londres. Después de ser torturado, se le condenó a la horca por haber ayudado y albergado al P. Scott. El delator había sido el propio hermano de Brian Lacey, Ricardo. Eustacio White, originario de Louth e hijo de padres protestantes, se había ordenado sacerdote en Roma. Cuando Eustacio se convirtió, su padre le maldijo. Ejerció su ministerio durante tres años en el oeste de Inglaterra, hasta que fue delatado, en Blanford, por un abogado con el que en un viaje había hablado con demasiada libertad sobre la religión. Durante el tiempo en que estuvo prisionero en Blanford causó tan buena impresión entre los protestantes del lugar, que éstos comentaban abiertamente su propósito de pedir a la reina que le pusiese en libertad. No obstante aquellas intenciones, el beato fue trasladado a Londres y tratado con gran crueldad. Estuvo más de seis semanas en Bridwell cargado de cadenas y mal alimentado; Topcliffe le torturó siete veces con la esperanza de que indicase los nombres de las personas que le habían dado albergue y de los sitios en que había celebrado la misa. Los jueces le condenaron por ser sacerdote. Fue martirizado en Tyburn el mismo día y en la misma forma que el Beato Edmundo Genings. Eustacio dijo a la multitud: «Pueblo cristiano, ayer fui condenado como traidor, por ser sacerdote y venir a este país para reconciliar y ejercer mis otras funciones sacerdotales; todo lo cual confieso haber hecho por años en varios lugares de este país. Doy gracias a Dios porque le plugo bendecir mis trabajos con este fin dichoso, cuando ahora estoy para morir por mi Fe y sacerdocio», y tras invocar repetidamente el nombre de Jesús, expiró. El Beato Polidoro Plasden fue descuartizado después de su muerte.
Juan Genings escribió la biografía de su hermano Edmundo, que fue publicada en St. Omer en 1614. Se encontrarán otras fuentes que arrojan luz sobre estos mártires en las publicaciones de la Catholic Record Society, Documents relating to the English Martyrs, vol. V (1908), sobre todo pp. 204 ss., 131 ss., y passim. Véase también el artículo de Mons. Richard Challoner en Memoirs of Missionary Priests, pp. 169-185; Bede Camm OSB, Tyburn and the English Martyrs (1904), pp. 60-72; y John Hungerford Pollen, Acts of the English Martyrs, pp. 98-127.
Vidas de los Santos, de Butler. Vol. IV, ed. 1964
NOTAS
[1] El propio Juan Genings confiesa que «más bien se alegró de la temprana y cruel de su pariente más próximo, pues esperaba así verse libre de las exhortaciones que le haría para que se convirtiese al catolicismo». Pero, diez días después del martirio de su hermano, Juan cambió súbitamente, se convirtió al catolicismo, ingresó en la orden franciscana y llegó a ser provincial (custodio) de Inglaterra.
[2] La Sra. Alicia Wells fue indultada y murió en la prisión once años más tarde. Su causa de beatificación no se ha llevado adelante por falta de pruebas.
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