«Ironía simbólica: Mientras las sesiones del Concilio Vaticano II tenían lugar cada día, el episcopado del mundo católico, y los arquitectos de los decretos conciliares, eran procesados en la Basílica de San Pedro. A un lado de la entrada se encuentra la tumba de San Pío X, que condenó el modernismo, y al otro descansaba el cuerpo de Inocencio XI, que condenó el quietismo. ¡Cuán irónico que los mismos errores, condenados por estos Papas canonizados, estaban siendo propagados allí y entonces por estos mismos obispos que caminaron entre estos monumentos!» [Padre PAUL A. WICKENS, Christ Denied: Origin of the Present Day Problems in the Catholic Church/Cristo negado: Origen de los problemas presentes en la Iglesia Católica. TAN Books and Publishers Inc., 1982].
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)