Tomado del libro “Devocionario Carmelitano”, por un Devoto
Carmelita. Impreso en la Tipografía del Monte Carmelo, Burgos, España.
Año 1921.
EJERCICIO PARA EL DÍA 24 DE CADA MES A NUESTRO PADRE SAN JUAN DE LA CRUZ
Arrodillado ante la imagen del Santo Padre y persignado devotamente, se dirá el Acto de contrición y después la siguiente:
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN – PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mio,
por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más
pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta: ofrézcoos mi
vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como
os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita me
los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre,
Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en
vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh
glorioso y amantísimo Padre mío San Juan de la Cruz, a quien el
Todopoderoso destinó para compartir con la Santa Madre Teresa las
tribulaciones y trabajos ocasionados por la Reforma de la Orden
Carmelitana, hasta poblar a España de numerosos monasterios de la
Descalcez que enaltecieron vuestro nombre e hicieron veneranda vuestra
memoria! Yo, vuestro hijo y devoto, admirado de vuestra grandeza, vengo a
rendiros hoy el homenaje de mi veneración y amor, a la par que a
tributaros mi más entusiasta felicitación por la dicha inefable que el
Señor os concedió, reservándoos para una empresa de tanta gloria suya
como beneficiosa para las almas, rogándoos al propio tiempo, ¡oh Santo
Padre mío!, que os dignéis aceptar benévolamente este devoto ejercicio
con que me propongo honraros en este día a Vos consagrado, y que me
alcancéis de su Divina Majestad la práctica de las virtudes que voy a
solicitar en las siguientes deprecaciones para que amando y sirviendo a
Dios en esta vida mortal, me haga acreedor a gozarle después con Vos en
la eterna bienaventuranza. Amén.
I. Amorosísimo
San Juan de la Cruz, que, por vuestra fe inquebrantable, esperanza
firmísima y ardiente caridad, fuisteis ejemplar admirable para todos
vuestros hijos y devotos: os suplico me alcancéis de Dios estas tres
importantes virtudes, para que amándole como Vos le amasteis y
cumpliendo su santísima voluntad en todas las cosas, me haga digno de
gozarle eternamente. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
II.
Humildísimo San Juan de la Cruz, cuyo único deseo fue siempre ser
despreciado y vilipendiado por todos; haced que el recuerdo de vuestros
heroicos ejemplos y vuestro ardiente amor a la humildad, reina de todas
las virtudes, me induzca a imitaros, para que reconociendo mis muchas
faltas y miserias, me humille profundamente, me sujete a los castigos
que mis pecados merecen y logre las divinas misericordias. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
III.
Pacientísimo San Juan de la Cruz, vuestros grandísimos trabajos,
enfermedades y persecuciones me dicen que fuisteis un mártir en el
cuerpo, y vuestras penas interiores, sequedades y desolaciones de
espíritu me aseguran que los fuisteis también en el alma: haced que,
imitando vuestro ejemplo, acepte resignado las tribulaciones que Dios
tuviere a bien enviarme, para que luego pueda gozar de las santas y
perpetuas alegrías. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
IV.
Purísimo San Juan de la Cruz, a quien Nuestro Señor y su Madre
Santísima concedieron la gracia singular de reprimir los movimientos y
deseos impuros de los que os miraban: dignaos alcanzarme la hermosa
virtud de la castidad en que tanto resplandecisteis, para que viviendo
limpio de cuerpo y de inteligencia, y rechazando valerosamente las
asechanzas del enemigo infernal, persevere en la gracia de mi Dios hasta
la muerte. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
V.
Obedientísimo San Juan de la Cruz, inspiradme una perfecta abnegación y
una obediencia santa a todos mis superiores, aunque para ello tenga que
declarar la guerra a todos mis sentidos y sostener luchas continuas
contra las pasiones, a fin de que, imitándoos en esta virtud, me haga
merecedor de la recompensa que Dios tiene reservada a los verdaderos
obedientes. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
VI.
Grandísimo amador de la pobreza, San Juan de la Cruz, dignaos encender
en mi alma un ardiente amor a la pobreza evangélica y un total abandono
en la Divina Providencia, para que, desligando por completo mi corazón
de todo afecto a los bienes terrenos, y aceptando gustoso y satisfecho
las privaciones y escaseces, sirva con perfección al Señor y llegue a la
posesión de los bienes celestiales. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
VII.
Extático San Juan de la Cruz, que por vuestra altísima oración y
contemplación sublime merecisteis el renombre de Doctor Iluminado, y luz
especialísima para elevar las almas a Dios y hacerlas vivir de continuo
en su presencia, alumbrad la mía con las luces de vuestra celestial
doctrina e inclinadla al santo ejercicio de la oración, para que
desprendiéndose del amor a las criaturas se eleve más y más hacia el
Creador. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
VIII.
Penitentísimo San Juan de la Cruz, que movido del espíritu de
mortificación de que fuisteis dotado, refrenasteis constantemente
vuestra carne con durísimas penitencias, de tal modo, que llegaron a
causar asombro aún a la misma Santa Madre Teresa: infundid en mi alma
este espíritu de penitencia, para que sujetando todos mis sentidos a la
ley divina y alcanzando completa victoria sobre todos sus enemigos,
quede completamente purificada de todos sus pecados. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
IX.
Dichosísimo San Juan de la Cruz, que llevado al más ardiente amor a la
cruz de Cristo, hasta en vuestra preciosa muerte renunciasteis a los
alivios y consuelos que a todo moribundo suelen prodigarse, prefiriendo
morir desamparado de todo humano auxilio, para más asemejaros al Divino
Modelo: alcanzadme un grande amor a las tribulaciones y a las cruces,
para que si un día fuese preguntado por Dios, qué es lo que quiero en
recompensa de mis trabajos, pueda responder como Vos respondisteis:
“Señor, padecer y ser despreciado por Vos”. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CONSAGRACIÓN A NUESTRO PADRE SAN JUAN DE LA CRUZ
A
vos, ¡oh benditísimo Padre mío San Juan de la Cruz!, os elijo en este
día por mi protector abogado, y a Vos me consagro con todas las fuerzas
de mi alma poniéndome por completo bajo vuestra amorosa tutela y
especialísimo amparo: os elijo también por maestro y guía en el sendero
de la vida espiritual que resueltamente quiero emprender, a cuyo fin
imploro humildemente vuestro poderoso valimiento para que pueda seguirlo
animoso sin vacilaciones ni retrocesos, pues estoy firmemente
persuadido de que teniéndoos por intercesor ante el trono de Dios, lo
habré de lograr seguramente, ya que en vida fue siempre vuestro más
ferviente anhelo la salvación de las almas; y si este deseo tuvisteis
entonces, ¡cuánto mayor habrá de ser el que tendréis ahora, sobre todo,
tratándose de vuestros hijos y devotos! Así, pues, confiadamente espero,
¡oh amorosísimo Padre mío!, que interesándoos por la salvación eterna
de mi alma, con solicitud verdaderamente paternal, atenderéis mi ruego y
aceptaréis benigno la consagración solemne que os hago de mi corazón,
de mi alma y de todo mi ser; y para que yo no quede defraudado en la
ilimitada confianza que en Vos he puesto al elegiros por mi especial
protector, dispensadme Vos vuestro excelso patrocinio, y así no podré
dudar de que os ha sido grata la elección que de Vos he hecho. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración es causal de no publicación.
Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.
+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)