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martes, 16 de agosto de 2022

EL ATENTADO A RUSHDIE, ADVERTENCIA A OCCIDENTE

Traducción del artículo publicado en LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA.
  

El escritor Salman Rushdie fue acuchillado ayer (12 de Agosto), mientras participaba en un evento público en la ciudad de Chautauqua, en el estado de Nueva York. Según la policía, un hombre saltó al palco, en torno a las 11 de la mañana (las 17 en Italia), poco antes que Rushdie comenzase a hablar, y le atacó con un cuchillo de cocina en el cuello. Según Kathy Hochul, gobernadora de Nueva York, Rushdie está a salvo porque fue inmediatamente socorrido por un agente de policía que protegió al famoso escritor y al moderador de la conferencia. Mientras escribíamos, aún no habían noticias ciertas de la identidad del agresor [Después se reveló que era Hadi Matar, un joven estadounidense de 24 años, de ascendencia libanesa, N. del T.].
    
Rushdie, nacido en Bombay en 1947 de una familia musulmana originaria de Cachemira, es famoso en todo el mundo, más que por sus libros, porque en 1989 fue objeto de la fetua del ayatolá Ruhollah Jomeiní: Rushdie fue juzgado culpable de haber escrito “Los versos satánicos”, una novela que, según la autoridad político-religiosa de Irán, insultaba la religión islámica y su profeta. La fetua es la sentencia islámica emitida por una autoridad religiosa, y vinculante para todos los musulmanes. En su caso, vino acompañada con la condena a muerte por blasfemia. Hasta hoy ha causado la muerte del traductor japonés del libro Hitoshi Iragashi, la agresión del editor noruego William Nygaard, la destrucción de diversas librerías en todo el mundo, fuera de continuar obligando a Rushdie a una vida de ocultamiento bajo la protección del gobierno británico. No se olvida, además, el atentado de Julio de 1991, cuando el traductor italiano del libro, Ettore Capriolo, fue emboscado y herido a cuchilladas en su casa milanesa, reportando también la lesión en un tendón; el agresor quería conocer el paradero de Rushdie.
    
En el momento no sabemos si la agresión de ayer esté ligada en algún modo a la fetua, pero sabemos que la noticia del atentado acabó inmediatamente en las primeras planas de los principales diarios en Irán. La agencia más importante del país, la IRNA, publicó un artículo titulado: «Ataque a Salman Rushdie, autor del libro blasfemo Satanic Verses». En el artículo se lee que el autor era un blasfemo que «insultaba al Profeta del islam». En la misma línea todas las agencias, incluida Press Tv, que transmite en inglés y francés e informa la noticia de un atentado a «un famoso autor blasfemo». Mientras, un representante de la Sección de Intereses de la República Islámica de Irán en los Estados Unidos –que está situada junto a la embajada paquistaní en Washington y representa diplomáticamente al gobierno iraní en los Estados Unidos– ha rechazado comentar la agresión a Rushdie liquidando todo con un «no nos entrometemos en lo sucedido».
   
La novela que lo ha llevado al centro de la atención mundial salió en 1988. Se trata de una visión satírica del islamismo en la cual viene retratado un personaje inspirado en Mahoma y presentada su transcripción del Corán en un modo que, poco después de la publicación, ha atraído violentas críticas por parte de los líderes de la comunidad musulmana en el Reino Unido. Rushdie se había trasladado a Londres a la edad de 14 años y, después de haber completado los estudios de historia en el King’s College de Cambridge, obtuvo la ciudadanía británica en 1964.
   
A nueve días de la publicación, la novela fue prohibida en la India. Siguieron las primeras amenazas de muerte y la quema del libro en la ciudad inglesa de Bolton, donde siete mil musulmanes, después de la oración del viernes, organizaron una manifestación feroz contra la novela de Rushdie.
    
Fue el día de San Valentín de 1989 cuando la vida de Rushdie cambia para siempre, con la condena a muerte emitida por el ayatolá: «Invito a todos los valientes musulmanes, donde quiera que se encuentren en el mundo, a matarlo de prisa, en modo que ninguno osará en adelante insultar las sagradas creencias de los musulmanes», declaró Jomeini. Era la primera vez que, en nombre del islam, un escritor fue condenado a desaparecer. Mas era solo el inicio. Después sabríamos del asesinato de Theo van Gogh en Ámsterdam, la muerte de tantos intelectuales árabo-islámicos reos de tener opiniones discordantes respecto a la doxa musulmana, las viñetas danesas, Charlie Hebdo, los incendios de Ratisbona, y las representaciones de Mahoma eliminadas en las revistas de los museos de medio mundo.
    
Han transcurrido 33 años y algunos meses de la publicación de aquella novela, y la lección que la historia nos da es que, hoy, aquella novela no sería publicada. Ninguna gran casa editorial como la Penguin saldría adelante y las diplomacias occidentales estarían prófugas porque no pocos han acabado en el tribunal por “islamofobia”. Hace treinta años, Scotland Yard debió proteger a todos los directivos de la Penguin y la Mondadori fue obligada a aumentar las pólizas de seguros. ¿Habría hoy un editor dispuesto a apoyar a semejante autor?
    
En el 2015, numerosos escritores [entre ellos Peter Carey, Michael Ondaatje, Francine Prose, Teju Cole, Rachel Kushner y Taiye Selasi] se retiraron de la gala del PEN American Center para protestar contra la decisión de la organización de honrar a Charlie Hebdo. Rushdie comentó: «Si el PEN como organización por la libertad de expresión no puede defender y celebrar a las personas que fueron asesinadas por haber hecho estos dibujos, entonces francamente la organización no merece este nombre. Lo que quisiera decirles [a Peter, Michael y a los otros] es que espero que ninguno venga a por ellos». Solo el año pasado Rushdie había confesado al Irish Times: «Pongámoslo así: el tipo de personas que me han defendido en los años malos –en otras palabras, las personas en las artes liberales y de izquierda– podrían no hacerlo ahora. La idea que ser ofendido es una crítica válida ha ganado mucha popularidad».
    
El 15 de Febrero de 1989, Rushdie fue sacado por los servicios secretos ingleses de su casa en Islington, al norte de Londres, para ser llevado a una de las más de cincuenta “casas de seguridad” en que el escritor habría vivido por diez años. Y llegamos precisamente a ayer, 12 de Agosto de 2022, con el escritor acuchillado en un evento público y colmado. Y pocos relatan que Teherán había lanzado una recompensa de tres millones de dólares para cualquiera que estuviese en capacidad de matarlo. Hace diez años se recogieron 3,3 millones para dar a cualquiera que matase al novelista. Rushdie había siempre menospreciado las amenazas, diciendo que no habían pruebas de que las personas estuviesen interesadas en ello. Después de un atentado de esta magnitud, ¿a dónde ira? ¿Y qué será de la libertad de expresión en Occidente?

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)