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lunes, 15 de agosto de 2022

RECUERDOS DE UN PASADO GLORIOSO: LA CAPILLA PAPAL DE LA ASUNCIÓN

Por Giuliano Zoroddu para RADIO SPADA. Traducción propia.
   
Proclamación del dogma de la Asunción de Santa María (1 de Noviembre de 1950).
  
La  fiesta de la Asunción de María Santísima fue desde antiguo solemnísima en Roma. La introdujo Sergio I (687-701) y León IV (847-855) la dotó de octava. El Pontífice celebraba la misa en Santa María la Mayor, después de haber tomado parte en la fastuosísima procesión de la noche precedente.
   
Los rituales tenían inicio la mañana del 14 de Agosto, cuando el Papa se dirigía al oratorio de San Lorenzo en el Patriarcado Lateranense, donde hacía siete genuflexiones ante la imagen aquerópita (no hecha por mano de hombre) del Salvador, le besaba los pies y descubría el rostro al canto del Te Deum.
   
Llevada por los Cardenales Diáconos y escoltada por doce ostiarios con los cirios encendidos, seguidos por el subdiácono regionario con la cruz estacional, por el clero de palacio, por el primicerio con la schola cantórum, por el Præféctus Urbi con doce romanos (seis con la barba y seis sin ella) en representación del Senado, y por el pueblo todo, el icono atravesaba la Vía Sacra hasta la iglesia de Santa María la Nueva, bajo cuyo pórtico en acto de adoración los pies del Salvador eran lavados con aromas, y de aquí a San Adriano, donde recibía un lavado adicional. La etapa final era la Basílica Liberiana para la celebración de la misa estacional por parte del Pontífice.
   
Estas ceremonias, sentidísimas por el pueblo romano, tuvieron en el curso del Medioevo, varios enriquecimientos por un lado, pero no faltaron los abusos, sobre todo con motivo de las turbulencias que padeció Roma particularmente durante la permanencia de la Santa Sede en Aviñón. Así, San Pío V pensó bien en abolir la procesión.
    
Quedó solamente la misa solemne en Santa María la Mayor, después ratificada por Sixto V en sus constituciones sobre la reforma de las estaciones.
   
La celebración de la misa correspondía al Cardenal Archipreste. El Sumo Pontífice asistía al trono en manto blanco, rodeado por el Sacro Colegio Cardenalicio.
   
Hasta 1828, la predicación era realizada por el Procurador de la Orden de Santa María de la Merced, como fue establecido por Clemente XI en 1718. Sin embargo, León XII transfirió este honor a un convictor del Colegio de los Nobles (instituido por los padres jesuitas bajo su pontificado), el cual daba el sermón con birreta y capa con forro de seda carmesí.
   
Al final de la misa, que no preveía particularidades, el Pontífice y los Cardenales daban respectivamente cincuenta y un escudos de oro a la Confraternidad del Gonfalón para el rescate de los esclavos.
   
Por voluntad de Benedicto XIV, esta Capilla Papal era seguida por la bendición del pueblo en la logia de la Basílica, que fue hecha construir por el mismo Pontífice en 1741.
    
Los diarios de los ceremonieros nos transmiten algunos datos: Julio II tuvo Capilla papal en la Basílica Liberiana el 15 de Agosto de 1509; también Pablo III en 1538 y Gregorio XIII en 1572 y en 1573. Benedicto XIII en 1724 celebró misa él mismo en la Capilla Borghese. Clemente XII, en 1732, ordenó que allí se cantase el Te Deum con motivo de la toma de Orán en Argelia realizada por Felipe V de España. León XII estableció que la ceremonia debía realizarse nuevamente en el altar papal. El último Pontífice que tuvo la Capilla Papal de la Asunción en Santa María la Mayor fue Pío IX en 1869.
  
El ingreso de las tropas italianas en Roma el 20 de Septiembre del año siguiente, marcaron el fin del centenario rito, cuyo desarrollo se trasladó a la Capilla Palatina.
   
Referencias bibliográficas: Caballero GAETANO MORONI, Las capillas pontificias, cardenalicias y prelaticias, Venecia, 1841; Cardenal ALFREDO ILDEFONSO SCHUSTER OSB, Liber Sacramentórum. Notas históricas y litúrgicas sobre el Misal Romano. Vol. VIII. “Los Santos en el Misterio de la Redención (Las Fiestas de los Santos desde la Octava de los Príncipes de los Apóstoles hasta la Dedicación de San Miguel)”, Turín-Roma, 1932.

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