Fue anunciado que Francisco Bergoglio viajará a Baréin entre los días 3 y 6 de Noviembre, donde participará en el “Foro de Baréin para el Diálogo: Oriente y Occidente por la Convivencia Humana”.
La gira incluirá como etapas la ciudad capital Manama, y la ciudad de Awali. En esta última se halla la kikocatedral de Nuestra Señora de Arabia, sede del vicariato apostólico del Norte de Arabia, inaugurada en Diciembre del año pasado con presencia del cardenal llorica Luis Antonio Tagle y Gokim.
Tagle le entregó una carta de Bergoglio al rey Hamad bin Isa al Jalifa agradeciéndole por la corona-inauguración el día 9 de Diciembre de 2021 (y la “consagración” el día 10) de la catedral. Este, a su vez, respondió expresándole «su gran deseo de ver un día al Pontífice en Baréin», reiterando «su intención de favorecer una apertura cada vez mayor del país a las personas que no siguen la religión musulmana».
Bueno, en rueda de prensa fue revelado el logo del viaje, y el itinerario del mismo, que incluirá encuentro con Ahmed el Tayeb, gran imam de la mezquita cairota Al-Azhar, oración ecuménica en la catedral de marras, y servicio novusordita en el Estadio Nacional de Baréin.
De acuerdo a un informe del Departamento de Estado estadounidense de 2018, del 1,7 millón de habitantes de Baréin, el 73,7% de la población es musulmana, distribuidos entre un 65% de chiíes y suníes (a esta rama pertenece la élite y la dinastía reinante Al Jalifa). Solo 80.000 personas (menos del 5%) son católicos, en su mayoría trabajadores expatriados de Sri Lanka, India, Líbano, Filipinas y varios países occidentales.
Baréin ha estado gobernado por la dinastía Al Jalifa desde el siglo XVII. El rey (antes emir) Hamad ibn Isa al Jalifa es un tirano apoyado por los Estados Unidos (que mantiene allí su V Flota de la Armada, apuntando contra la vecina Irán), y ha sido criticado por los organismos internacionales de Occidente por la brutal represión contra las protestas del año 2011 en la otrora Rotonda de la Perla (en árabe دَوَّار اللُّؤْلُؤ, Dawwār al-luʾluʾ) en la capital Manama. Para tranquilizarlos, donó el terreno para alzar la catedral, decisión criticada igualmente por organizaciones de derechos humanos, quienes denunciaron que se convirtió un terreno de uso público a uno privado de uso real, y por los mismos musulmanes (tanto chiíes como suníes), que fueron alentados por un proyecto de ley en Kuwait el año 2020 que buscaba prohibir la construcción de nuevas iglesias en el país.
Ante la noticia, la oenegé estadounidense Americanos por la Democracia y los Derechos Humanos en Baréin (ADHRB, en inglés) pidió a Bergoglio el 12 de Octubre cancelar el viaje ante la discriminación rampante en el país (o por lo menos denunciar públicamente esta situación). «Las exhibiciones públicas de coexistencia religiosa no absuelven al dictador de su represión y acoso hacia otros. El papa Francisco viaja el mes próximo a Baréin (...) donde la mayoría religiosa (chií) es reprimida a través de la discriminación religiosa, el acoso y la fuerza. Los derechos religiosos que aparecen en las leyes locales son solo un subterfugio, un impreso para que la familia dirigente bareiní tenga acceso a los beneficios de la amistad con líderes mundiales más poderosos y oculte la miseria de sus abusos a los derechos humanos», dijo la organización con sede en Washington DC.
Por otra parte, el principal partido opositor chií Al Wefaq (الْوِفَاق, La Concordia), le pidió el viernes que en su viaje solicite un “diálogo nacional serio” que busque la libertad de los presos políticos (sometidos a tortura por el gobierno) y el regreso de los exiliados, como también el fin de la discriminación a los chiíes. Al Wefaq fue disuelto en 2016 junto a otros partidos de oposición, acusado de presuntamente conspirar con Irán para derrocar la dinastía suní Al Jalifa por medio de protestas. Su secretario general, el jeque Ali Salmán, está detenido desde 2014 y fue condenado en 2018 a cadena perpetua por presunto espionaje y traición, y el líder espiritual del partido, el ayatolá jeque Isa Ahmed Qassim, está exiliado en Irán desde que le fue removida la nacionalidad bareiní en 2016 acusado de presuntamente «usar su cargo para servir a intereses extranjeros» y «promover el sectarismo y la violencia» en las protestas pro-democracia desde 2011.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)