Traducción del artículo publicado por el padre fray Paolo María Siano FFI, tomado de CORRISPONDENZA ROMANA (Parte 1, Parte 2, Parte 3 y Parte 4).
Desde 1995 al 2013, a través de conferencias, simposios en Italia y en el extranjero, libros, estudios y artículos, los Franciscanos de la Inmaculada han dado un gran apoyo y contribución a la promoción:
1) de la doctrina de la cooperación subordinada, inmediata y activa de María Santísima a la Redención operada por Cristo; María, Nueva Eva, subordinada a Cristo, Nuevo Adán (cf. P. Stefano Manelli, “La Corredenzione Mariana” en Corredémptrix – Annali Mariani 1995, Casa Mariana Editrice, Castelpetroso (IS) 1996, pp. 13-45). Tal doctrina está también en Lumen gentium, nn. 56, 61, 63;
2) del título mariano de «Corredentora» que el Concilio Vaticano II, aunque no usándolo en sus documentos por respecto a los protestantes, con todo reconoce como verdadero y legítimo («expressiónes et vocábula quǽdam a Summis Pontifícibus adhíbita, quæ licet in se veríssima, […]. Inter ália vocábula adnumerári quéunt sequéntia: “Corredémptrix humáni géneris” [S. Pius X, Pius XI]; […]»: cf. Acta Synodália Sacrosáncti Concílii Œcuménici Vaticáni II, Vol. 1, Periódus Prima, Pars IV, Typis Poliglottis Vaticani 1971, p. 99).
En recuerdo de mi “ADN” vocacional, franciscano-mariano y corredencionista, ofrezco también yo una modesta contribución y homenaje a la «Corredentora».
Casi desde el siglo XVII, los ambientes católicos influenciados o atemorizados por el protestantismo (que no acepta ninguna cooperación humana en la Redención) rechazan la Corredención mariana y/o el título de Corredentora. En la obra “Mónita salutária Beátæ Maríæ Vírginis ad cultóres suos indiscrétos” (Gante 1673, mónita 10) el jurista Adam Widenfeld [c. 1618 - 1678, convertido del protestantismo] contesta los títulos marianos «Salvatrícem aut Corredentrícem». La obra fue difundida con particular empeño por los círculos jansenistas (cf. Manfred Hauke, Introduzione alla mariologia, Eupress FTL, Lugano 2008, p. 266). El estudioso Carlo Francovich observa que en el siglo XVIII, en Praga, Viena, Toscana y el Estado Pontificio hay contactos, convergencias de ideas, o doble pertenencia, entre los ambientes masónicos y los jansenistas (“Storia della Massoneria in Italia. Dalle origini alla Rivoluzione francese”, versión digital, 2012, págs. 21, 34, 65, 88, 126-127, 207).
Sin embargo, también el Santo Oficio censura aquel título mariano en 1620 en Mantúa, en 1723 en Bolonia y en 1747 en Áscoli Piceno (cf. Andrea Villafiorita Monteleone, “Alma Redemptóris Sócia. Maria e la Redenzione nella teologia contemporanea”, EUPRESS FTL, Lugano 2010, págs. 6-10). No obstante esto, fuera del territorio pontificio, entre el Seiscientos y el Setecientos el título «Corredentora» aparece en obras de teología y de predicación, especialmente en las obras de los jesuitas.
Uno de los primeros compañeros de San Ignacio de Loyola, el P. Alfonso Salmerón S.J. (1515-1585), teólogo en el Concilio de Trento, en su obra póstuma “Commentárii in Evangélicam Históriam, et in Acta Apostolórum” (Tomus III, Nunc primum in lucem editus. Permissu Superiorum, Colonia, 1602), llama a la Virgen: «corredémptrix, mediátrix, & cooperátrix salútis humáni géneris, […] singulárem advocátam» (p. 38).
En los “Commentárii in Matthǽum” (Tomo primero, Parte segunda, Madrid 1640), el P. Jerónimo de Guevara S.J. afirma que Cristo es el Redentor y María es la Corredentora («conredémptrix»), Cristo el Nuevo Adán y María la Nueva Eva. Adán, con el consejo de Eva trajo la muerte, y Cristo con la ayuda de María trajo la vida (cf. p. 81). María: «conredemptrícem & subsidiatrícem» (p. 82).
En la obra “Deípara ab oríginis peccáto preserváta” (Lyon, 1642), el P. Andrés Pinto Ramírez S.J. (1595-1654), docente en la Universidad de Salamanca, habla de la Corredención unida al Redentor: «Christus ad méritum, peccáti Redémptor destinátur: María Corredémptrix ad intercessiónem: imo et ipsíus Christi piíssime captívi pia Redémptrix» (pp. 23-25). Ramírez llama a María: «Corredémptrix Deípara», «María Sponsa conregnátrix», «Corredémptrix humáni géneris» (p. 495).
El P. Fernando de Quirino Salazar S.J. (1576-1646) en su “Defénsio pro Immaculata Deíparæ Vírginis Conceptióne” (Colonia, 1622) llama a la Virgen «corredémptrix géneris humáni» (p. 205).
Cerca de veinte años después, el P. Fernando de Quirino Salazar, devenido consejero real en el Supremo Senado de la Inquisición General de España también en la obra “Cánticum Canticórum Salomónis, Allegórico Sono, et Prophética, Mýstica, Hypermística expositióne prodúctum” (T. primus, Lyon 1642) escribe de María: «adjútrix fuit redemptiónis Christi», «corredémptrix, & salútis humánæ causa, & áutrix» (p. 128).
En “Rutham. Commentárii Litteráles & Moráles” (1651), el P. Diego de Celada S.J. (1586-1661), Rector del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús en Madrid, escribe de la: «Corredemptrícis, seu Reparatrícis glóriam» (p. 595) y agrega «Te Reparatrícem intélligant Corredemptrícis nómine, & Restauratrícis vocábulo» (p. 595). Y acerca de la Bienaventurada Virgen María que ofrece el Sacrificio del Hiijo como precio de nuestra Redención, el P. de Celada exclama: «O Deíparæ gloriósa pássio, quæ illi Corredemptrícis gloriósam fœnerávit!» (p. 596).
En el escrito “De concórdia débiti peccáti negáta in Deípara cum gratia Redemptióni”, publicado en “Ópera parthénica de super-exímia et omnímoda Puritáte Matris Dei” (Lyon, 1659), el P. Juan Eusebio Nieremberg y Ottin S.J. (1595-1658) afirma que María fue elegida para ser medio de la Redención humana, cooperadora y corredentora subordinada a Cristo único Redentor («ut esset médium Redemptiónis humánæ, & cooperátrix atque corredémptrix cum Christo primário, solum efficáce, & únice sufficiénte Redemptóre» (p. 437). María es «Corredémptrix data in Adjutórium Redemptiónis» (p. 449), «Corredemptrícem humáni genéris» (p. 451). María es «Adjútrix Redemptiónis» y «Corredémptrix Mundi» (p. 480). Eva, con Adán, ha arruinado al género humano; en cambio María ha reparado con Cristo al género humano («illa humánam Natúram debilitávit, hæc reparávit»), por esto María es «Corredémptrix & Adjútrix ejus fuit ad opus Redemptiónis» (p. 496), María «utilíssimum adjutórium Christi fuit» (p. 496). En todo, María se opone a Eva: «Per ómnia María fuit oppósita Evæ» (p. 496).
En el “Commentárius litterális, panegýricus, morális, in caput 24. libri Ecclesiástici” (Amberes, 1661), el P. Ildefonso de Flores S.J. llama a María: «humáni géneris corredémptrix» (Index Concionatórum, Domínica in Passióne, nº 2, sin número de página).
En la obra “De Deo Uno” (Tomus secondus, Lyon 1671) el P. Cristóbal de Ortega S.J. (1598-1686) llama a María: corredentora y madre de todas las gracias («corredemptrícis, & gratiárum ómnium Matris glória»: p. 412).
El P. Cristóbal (Cristophoro) de (la) Vega S.J. (1595-1672) en la obra “Theología Mariána sive Certámina litterária De B. V. Dei Genitríce María” (Tomus Primus, Editio prima neapolitana, Nápoles 1866), llama a María: «Corredémptrix» (pp. 207-208, 379), «primórum paréntum corredémptrix una cum Fílio, totiúsque natúræ reformátrix» (p. 457).
El P. Pietro Paolo Gherardi, Definidor General de la Provincia florentina de la Orden de los Siervos de María, en sus “Prediche Quaresimali” (Florencia 1671) llama a María: «Corredentora de la naturaleza humana» (p. 465) y «Corredentora del hombre» (p. 480).
En el “Tractátus de Incarnatióne Verbi Dívini: Opus pósthumum locupletíssimis” (Tomus Quartus, Lyon, 1678), el P. Leonardo Peñafiel S.J. (1597-1657), teólogo, profesor y Provincial de la Provincia Peruana, llama a María: «Corredémptrix, & Mediátrix, ut loquúntur Sancti Patres» (p. 232).
Entre los “Panegirici in lode del Santissimo Nome di Maria” (Presso la Gran Curia Innocenziana, Roma 1699), libro publicado con el Imprimátur del entonces Maestro del Sacro Palacio Apostólico (o sea el Teólogo del Papa) P. Gregorio Sellari O.P., está el panegírico dado en Roma en 1697 por Don Roberto Valia, «Archidiácono de Nazaret, Doctor de las Leyes, y de la Sacra Teología Profesor», el cual define a María: «Corredentora de los hombres» (p. 64), «hóminum Corredémptrix» (p. 64, cursiva del texto), «la Crucificada de amor con el Hijo crucificado en redención del Mundo» (p. 64).
El agustino descalzo P. Angelo Maria da S. Filippo, Lector de Teología, en sus “Oraciones Panegíricas” (Milán 1699) afirma que en los «eternos decretos» de Dios, María es «corredentora del Mundo» (p. 57).
En el “Rosétum Theológicum Scholásticum Mariánum” (Hispali 1702), el teólogo P. Pedro de Medrano S.J. afirma que la Virgen es llamada “corredentora” por los Santos Padres («corredémptrix»: p. 261) y también él comparte este título mariano: «corredémptrix» (p. 304), «Deípara Dómina corredémptrix nostra» (p. 380).
El P. Simone Bagnati S.J. (1651-1727) en su obra “Il Venerdì santificato cioè la Passione Santissima di Gesù Cristo” (Venecia 1714) llama a María: «Corredentora» (p. 138).
El P. Alessandro Diotallevi S.J. (1647-1722), en sus “Trattenimenti spirituali. Per chi desidera d’avanzarsi nella Servitù e nell’amore della Santissima Vergine” (Parte Prima, Venecia 1723) llama a María: «Corredentora del mundo» (pp. 22, 230, 241).
En el “Calendárium veritátis, id est: Cogitatiónes, sive Consideratiónes Christiánæ pro síngulis anni diébus. Triméstrem Secúndum” (Viena, Austria, 1720), el P. François Nepveu S.J. (1639-1708) llama a María: «Corredemptrícis hóminum» (p. 86).
En la “Palǽstra bíblica, seu Enchíridion Neotericórum pro sácrisi codícibus rite tractándis, et difficultátibus Sacræ Scriptúræ scholásticæ discutiéndis” (Tomus secundus, Madrid 1727), el P. Diego De Cuadros S.J., profesor de Filosofía y Teología Escolástica, y también de Lengua Hebrea en el Colegio Imperial de Madrid, después de haber citado algunos Santos Padres, sostiene el título de Corredentora: «ergo B. V. M. título, Corredemptrícis, verum habet domínium creaturárum» (p. 395).
En la “Ópera ómnia ascética” (Tomus primus, Ingolstadt 1732), el jesuita polaco P. Kasper Druzbicki S.J. (1589-1662), por dos veces Ministro Provincial, llama a María «Corredémptrix mundi» (p. 506).
En la obra “Discúrsus prædicábiles super Litanías Lauretánas Beatíssimæ Vírginis Maríæ, in duo Tomos distribúti” (Tomus primus, Augsburgo & Dilinga, 1735), en un discurso sobre el honor y la dignidad que deriva a la Santísima Virgen por ser Madre del Salvador, el P. Justin Mieckow O.P. la llama: «nostra corredémptrix, orbis reparátrix, humáni géneris renovátrix, redemptiónis nostræ adjútrix, & cooperátrix salútis géneris humáni» (p. 443).
En la obra “Delle grandezze di Gesù Cristo e della gran madre Maria Santissima” (Tomo III, Napoli 1746), el P. Francesco Pepe S.J. (1684-1759), escritor jesuita muy estimado por San Alfonso María de Ligorio, afirma que la Santísima Trinidad ha querido a María cual «Corredentora del género humano» (p. 213); es «verdad innegable» y «negar tanta gloria a la Divina Madre» sería desmentir a los Santos Padres, los Teólogos y las mismas Divinas Escrituras que nos muestran a María como «causa secundaria de nuestra Redención». Los herejes con Lutero y Calvino niegan esta verdad (cf. pp. 213-214).
María «debe decirse nuestra Corredentora» (p. 227), Jesús ha querido que «nosotros viviésemos obligados a la Madre como a Corredentora de todo el Ser sobrenatural reconquistado» (p. 227). El P. Pepe habla de «María Reparadora de las ruinas de Eva. […]. Tanto bastaría para coronar a María con la Diadema de Corredentora nuestra, una con Su Hijo» (p. 227). María ha ofrecido a su Hijo, por eso merece «el alto título de Corredentora del género humano» (p. 318). Y más: «Ella porque es Corredentora del género humano, es un océano de todos los bienes, para enriquecernos a todos» (p. 318). María no es simplemente parte de la Iglesia, sino que es superior, Ella es «Corredentora» de la Iglesia (p. 319), «verdadera Corredentora del género humano» (p. 321).
En la “Opera Dogmatica contro gli eretici pretesi riformati. Dedicata alla Santità di N.S. Papa Clemente XIV” (Bassano 1770), también San Alfonso de Ligorio (en la época Obispo de Santa Águeda de los Godos y Rector Mayor de la Congregación del Santísimo Redentor) afirma que María es «Corredentora» (p. 394) porque ha cooperado con Cristo a fin que los hombres «naciesen a la Gracia», ella «cooperó en su salvación» (cf. p. 395).
En la obra póstuma «Mariáni Cultus Vindíciæ, seu nonnúllæ animadversiónes in libéllum cui Títulus: Mónita Salutária B.V. Maríæ ad Cultóres suos indiscrétos. Pro vindicánda contra Autórem Anónymum. Deíparæ Glória, Secúndum Orthodóxæ Fídei dógmata, Sanctórum Patrum testimónia, Rectæ Ratiónis dictámina, Et Theologórum princípia concinnátæ» (Praga 1677), escrita contra el jansenista Adam von Widenfeld, el P. Maximilian Reichenberger S.J. (1613-1676), jesuita bohemio y docente de Filosofía y Teología en la Universidad de Praga, llama a María: «Corredémptrix» (p. 38), «Salútis humána Corredemptrícem & Restauratrícem» (p. 120) según la doctrina de los Santos Padres.
En el Sýllabus Mariánus (Leópolis 1717), el P. Anton Wegrzynov de los Hermanos Menores Reformados, Lector de Teología de la Provincia de los Menores de Polonia, llama a la Virgen: «Corredémptrix» (col. 508), «corredémptrix géneris humáni» (col. 1011, cursiva del texto).
Pasemos ahora al siglo XIX.
En el libro El mes de Mayo consagrado a María. Obrita nueva (En Roma 1821, en Vincenzo Poggioli, impresor de la Reverenda Cámara Apostólica, con aprobación) se afirma que «María devino como corredentora del mundo, y verdadera Madre del Hijo mismo de Dios» (p.23).
En el libro Grandezas de María (Tomo V, Foligno 1840), el P. Francesco Di Paola, ex General de la Congregación de los Misioneros del Santísimo Redentor, afirma que María es «nuestra Corredentora» (pp. 174-177, 185-187, 198, 202); «Corredentora del Mundo perdido» (p. 186); «merecía el título glorioso de Corredentora» (p.199); es «verdadera Corredentora» (p.214).
En la obra “Pareceres del Episcopado Católico, de Capítulos, de Congregaciones, de Universidades, de personajes notables, etc. etc. sobre la definición dogmática de la Inmaculada Concepción de la B. V. María entregados a la Santidad de Pío IX P.M. en ocasión de su Encíclica dada en Gaeta el 2 de Febrero de 1849”, (Parte I, vol. I, En las imprentas de la Civiltà Cattolica, Roma 1851), hallamos la carta del Obispo de Asti Mons. Filippo Artico (1798-1859) que, dirigiéndose al Romano Pontífice, llama a María «Corredentora del mundo» (p. 325).
En 1852 en Roma, editada por el P. Marcellino da Civezza M.O. (M.O. = Hermanos Menores de la Observancia), viene publicada la edición italiana de la disertación teológica “De la definibilidad de la Concepción Inmaculada de María” del P. Pedro Gual M.O., Guardián del Colegio de Propaganda Fide de Ocopa (Perú). La Virgen es llamada «la corredentora de los hombres» (p. 7), y «Corredentora de la familia humana» (p. 42).
En el opúsculo devoto Afectos y oraciones para los devotos de la Virgen Dolorosa con la corona de los siete dolores que se recita en todos los viernes del año en la Catedral de Nápoles (Nápoles 1855), está la «Letanía de la Virgen Dolorosa» compuesta por el Siervo de Dios Papa Pío VII (1742-1823), reinante entre 1800 y 1823. En aquella Letanía, la Virgen es llamada también «Corredentora del género humano» (p. 26).
En el libro La Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María considerada como dogma de fe (edición italiana, Giacinto Marietti Tipógrafo-Librero, Turín 1857), Mons. Jean-Baptiste Malou (1809-1864), teólogo y después Obispo de Brujas, llama a María «corredentora» (p. 65), «corredentora del género humano» (pp. 121, 251, 253), «corredentora del mundo» (p. 256), «corredentora en uno con su Hijo divino» (p. 227). María es «corredentora» porque asociada a Su Hijo como «cooperadora de los grandes misterios de la encarnación del Hijo de Dios y de la redención de los hombres» (p. 251). María ha tomado «una gran parte en los padecimientos de su Hijo», ella une su voluntad a la del Hijo; María «inmolaba» a su Hijo Cordero divino (cf. p. 251). Ella «es por tanto verdaderamente la corredentora del mundo, y, después de su Hijo, el instrumento principal de la redención» (p. 252). Para ser «corredentora del género humano», María «ha debido ser preservada de la mancha original» (p. 252).
En el libro Per le Feste della Solenne Coronazione del V. Simulacro di Maria Santissima sul Monte di Varallo nell’agosto 1857 (Novara, Tip. di Girolamo Miglio, sine data), hallamos en cuatro homilías el título de «Corredentora».
En la homilía del 18 de agosto de 1857, el Obispo de Ventimiglia Mons. Lorenzo Biale llama a María: «Corredentora de la humanidad perdida» (p. 44), «Corredentora y Co-reparatriz de nuestras desgracias» (p. 46), «afectuosa Corredentora nuestra» (p. 50).
En la homilía del 19 de agosto de 1857, Mons. Raffaele Biale, Obispo de Albenga habla «del sublime título de Corredentora con que la honra la Iglesia» (p. 65), del «grandioso título de Corredentora de la humanidad» (p. 66), María es «Corredentora del mundo» (p. 65).
En la homilía del 20 de agosto de 1857, Mons. Fr. Giovanni Tommaso Ghilardi O.P., Obispo de Mondovì, afirma que María ha merecido «¡el título de nustra Corredentrice!» (p. 86).
En la homilía del 22 de agosto de 1857, Mons. Alessandro d’Angennes, Arzobispo de Vercelli, afirma que María «fue dicha, y es realmente Corredentora del género humano» (p. 119).
En el Compendio dell’Instituzione del Terzo Ordine del Padre S. Francesco d’Assisi a cura dei Padri Minori Riformati di S. Pietro ad Aram (5a edición mejorada, Nápoles 1858), se lee sobre el «Seráfico Patriarca» San Francisco que «la pasión del Redentor, y el martirio de la Corredentora» (p. 172) fueron «el objeto de sus pensamientos y afectos» (p. 172). En una coronilla de los Dolores de María, se contempla también que el «perenne agradecimiento» de María a Dios «habiéndola elegido como Corredentora para la gloria del Cielo, y para la salvación de la tierra» (p. 184).
En la Relazione di quanto si operò a festeggiare la venuta del Sommo Pontefice Pio Nono nella città di Ascoli del Piceno escrita por el caballero Gaetano Frascarelli (Áscoli 1859), leemos que en una columna «erigida temporalmente» en la Plaza del Pueblo en honor de la Virgen Inmaculada, en las inscripciones marianas estaba el título: «Corredentora del humano género» (p. 120).
En los Discorsi sacri in onore della Gran Madre di Dio Maria SS. con una Novena per la Festa del S. Natale (Nápoles 1864), el redentorista P. Bartolomeo Giordano llama a María: «Corredentora junto con el Hijo» (p. 74), «nuestra corredentora, y medianera de nuestra salud» (p. 74). «Jesús es Redentor y mediador, como causa primaria; María como causa secundaria» (p. 74). «Tuvieron pues razón los Padres de la Iglesia en llamar a María quién corredentora y coadjutora de nuestra salvación […], quién cooperadora de nuestra salud» (p. 77). «María nuestra corredentora» (p. 77).
En libro Die Mutter Gottes. Geschildert von den Hl. Vätern und Lehren der Kirche (Viena 1866), el P. Geminiano Mislei S.J. afirma que María puede ser llamada Corredentora («die heilige Maria Miterlöserin nennen kann»: p. 329), Jesús es el nuevo Adán («den neuen Adam»), María es nuestra Corredentora («Maria auch unsere Miterlöserin nennen»: p. 329).
En el Panegirico dei dolori glorificati di Maria Santissima (Sanremo 1871), el P P. Girolamo Priori, «ex General de los Carmelitas Descalzos, Examinador de los Obispos ante el Sumo Pontífice y Consultor de varias Congregaciones Eclesiásticas», afirma que María «padeció como Corredentora con la oblación de un sacrificio el más doloroso» (p. 5). María es «nuestra Corredentora» (p. 13), «nuestra amable Corredentora» (p. 17).
En el libro Il mese di Maggio. Sermoni sopra la dignità altissima di Maria Vergine detti in Roma nella chiesa di Santa Maria della Pace (Turín 1872, Pietro di G. Marietti, Tipografo Pontificio), el sacerdote Natale Severini, exprofesor de Elocuencia y Teología Dogmática, llama a María «corredentora» (pp.199-201), «medianera, corredentora y madre nuestra ternísima» (p. 269).
En la Vita di Maria Santissima (Turín 1874, caballero Pietro Marietti, Tipogr. Pontif. ed Arciv.), el capuchino P. Teodoro Piccone escribió que «María, como corredentora, intrépida estábase al pie de la Cruz […]. Jesús se inmoló a Sí mismo por nosotros sobre el granulos leño ensangrentado; y María, en el colmo de su dolor, ofrecía magnánima al Padre el precio del gran rescate» (p. 154). María, ofreciendo a Jesús al Eterno Padre, «propiamente deviene corredentora de la humana familia» (p. 154).
En el libro La dottrina cattolica esposta in tre libri, Vol. II (Nápoles 1877), el sacerdote oratoriano Alfonso Capecelatro (1824-1912), luego Arzobispo de Capúa desde 1880, Cardenal desde 1885, Bibliotecario de la Biblioteca Apostólica Vaticana desde 1890, llama a María: «corredentora, porque por la inefable fortaleza de alma ofreció al Padre por nosotros el sacrificio de su Hijo dulcísimo, y participó con el Hijo en todos los maltratos, en todas las ignominias, y en todos los dolores que redimieron al género humano» (p. 195).
En sus Discursos Sacros (Génova 1877), el sacerdote Don Paolo Tirinzoni, Párroco preboste de Buglio, llama a María: «verdadera corredentora del género humano» (p. 317), «corredentora del mundo perdido» (p. 325).
En 1877, en el interior de la Iglesia del Espíritu Santo de los Frailes Menores en Ferrara fue puesta una lápida en recuerdo de la beneficencia extendida por la condesa Elisa Gulinelli en Fioravanti por la reconstrucción del pavimento adyacente a la Capilla del Crucifijo. En la inscripción leemos que con tal beneficencia, la condesa ha deseado emular «la piedad de sus ilustres antepasados hacia las penas del Divino Redentor y de la Corredentora María» (cfr. P. Teodosio Lombardi OFM, I Francescani a Ferrara. Vol. II: “Il Convento e la Chiesa di Santo Spirito dei Frati Menori”, Bolonia 1974, p. 100).
En el libro L’amico del clero secolare e regolare (Milán 1878), el sacerdote barnabita P. Carlo Parea, ex Penitenciario Honorario en la (Basílica) Metropolitana de Milán, llama a María: «Corredentora del género humano» (pp. 285, 689), «Corredentora nuestra […] cual nuestra Corredentora devino canal de caridad» (p. 682). Además, «la vida de María, Madre de Dios y nuestra Corredentora, es un tejido de maravillas» (p. 684); «Madre del Redentor y digna Corredentora, toda pura, santa, inmaculada y de la cabeza a los pies adornada de una incomparable belleza, admirad por los mismos Ángeles» (p. 687); «verdadera Corredentora» (p. 689).
En el libro Sculture e mosaici nella facciata del Duomo di Firenze (Florencia 1883), el profesor Augusto Conti del Instituto de Estudios Superiores en Florencia afirma que «María Virgen, Madre de Jesucristo, es la Corredentora de los hombres» (p. 16), «corredentora con Jesús de la antigua Eva y del viejo Adán» (p. 79), «la Corredentora de los hombres» (p. 98).
En el “Boletín Salesiano” de junio de 1884 (Turín, Año VIII, N. 6), aún en vida de San Juan Bosco (1815-1888), en la «Relación sobre la Fiesta de María Auxiliadora», la Virgen es llamada «corredentora, abogada y madre nuestra dulcísima» (p.83).
En las Acta Sanctæ Sedis del 1885 (vol. XVIII, Roma, Typis Poliglottæ Officinæ S.C. de Propaganda Fide), en la rúbrica «Ex S. Congreg. Indulgentiarum» se lee que en fecha 18 de julio de 1885, el Papa León XIII ha concedido una indulgencia de 100 días a quien rece las Alabanzas a Jesús y María Santísima («Láudes in Christi Jesu et Maríæ Vírginis honórem cum indulgéntia centum diérum») en la cual hay también el título mariano (en italiano y en latín) de «Corredentora del Mundo» (p. 93) — «Mundo rediméndo coadjútrix» (p. 93).
Finalmente, en “La Palestra del Clero” de 1893 (Roma, vol. XXXII), órgano oficial de la Sociedad para los Estudios Bíblicos presidida por mons. Giambattista Anania («Camarero Secreto de Su Santidad»), en el discurso “Il Sacro Cuore di Maria”, la Virgen es llamada «corredentora» (p. 289), «Eva nueva» (p. 289), y «la cooperadora de la regeneración de todas las almas» (p. 293). Además: «Bajo este respeto de corredentora y madre de vida, nosotros debemos siempre reconocernos como verdaderos hijos de su Corazón» (p. 294).
En el libro “The Foot of the Cross: or The Sorrows of Mary” (Londres 1858), el P. Frederick William Faber (1814-1863), sacerdote católico oratoriano, ex-párroco anglicano, afirma que María merece el título de Corredentora («co-redemptress», pág. 453) por su Cooperación a la Encarnación del Verbo (Maternidad Divina) y luego a la Pasión de su Hijo (págs. 453-454). Los Santos y doctores han llamado a María Corredentora del mundo («co-redemptress of the world», pág. 447).
En 1870, bajo la dirección del “Sacra Rítuum Congregatióne E.mo et R.mo Dómino Cardináli Constantino Patrizi (Obispo de Porto y Santa Rufina, Prefecto de la S.R.C., etc.) Relatóre”, fue publicado el texto “Urbis et Orbis Concessiónis Títuli Doctóris et extensiónis ejúsdem títuli ad Universém Ecclésiam néque non Offícii et Missæ sub Ritu Dúplice de Commúne Doctórum Pontíficum in honórem Sancti Alphónsi Maríæ de Ligório, Fundatóris Congregatiónis Sanctíssimi Redemptóris ac olim Epíscopi S. Ágathæ Gothórum” (Roma 1870, Ex Typographia S. Congreg. De Propaganda Fide sócio équite Petro Mariétti Adminístro).
En defensa del “Doctorado” de San Alfonso, el abogado Ilario Alibrandi (1823-1894; insigne jurista que, docente de derecho en la Universidad La Sapienza, gozaba de toda la confianza del Papa Pío IX), a propósito de la Mariología alfonsiana, afirma que María puede justamente ser llamada Corredentora: «“Unde María, hoc sensu rectíssime nuncupátur Corredémptrix hóminum» (p. 80). Luego Alibrandi cita a Ligorio [Las Glorias de María, 2. Parte, discurso VI: “De la Purificación de María”]: «Luego la divina Madre… justamente viene llamada… Reparadora del género humano… Redentora de los esclavos… Restauradora de nuestras miserias» (p. 80).
Ahora entremos a comienzos del siglo XX.
En su “Tractátus de Beatíssima Vírgine María Matre Dei” (Lethielleux, París 1901), el padre Alejo María Lépicier (docente de Teología en el Pontificio Colegio Urbano de Propagánda Fide, y Procurador General de la Orden de los Siervos de María) trata en el Art. III: «De offício Corredemptrícis» (pp. 386-399). María es Corredentora porque ha dado su consentimiento a la Encarnación del Verbo y ha cooperado a Su Pasión («compássio») por nuestra salvación. María puede ser llamada «excellentióri modo quam álios sanctos et justos», y «cum Christo redemptórem seu nostram Corredemptrícem» (p. 397). María es «Corredémptrix» (p. 466), «hóminum corredémptrix» (p. 475). Este libro del padre Lépicier, aprobado por el Prior general de la Orden de los Siervos de María, contiene las cartas de agradecimiento del Papa León XIII y del cardenal Mariano Rampolla Del Tíndaro.
Veamos algunas intervenciones en las “Actas del Congreso Mariano Mundial realizado en Roma en el año 1904” (Tipografia degli Artigianelli S. Giuseppe, Roma 1905), compilados por Mons. Giacomo Maria Radini Tedeschi (Obispo de Bérgamo y Secretario de la Comisión cardenalicia) y del padre Pellegrino Maria Stagni (Prior general de la Orden de los Siervos de María y Secretario general del congreso).
En su “Saludo”, el comendador Filippo Tolli (laico, Presidente honorario del Círculo de la Inmaculada) llama a María «inmaculada corredentora del género humano» (p. 67), y concluye con una oración espontánea en versos donde dice entre otras cosas: «Y Tú, Corredentora, / Por todos ruega: a una palabra tuya / Saldrá el sol de una feliz edad» (p. 67).
En la relación “La Iglesia griega a los pies de María Inmaculada”, Don Arsenio Pellegrini, abad de Grottaferrata, habla de «María corredentora del mundo al pie de la cruz, víctima también ella inmolada con Aquel que nunca conoció el pecado» (p. 80); y María es «corredentora del género humano» (p. 81).
En la relación “Vínculos entre la devoción de Santo Domingo hacia María Santísima y la fundación de la Orden de los Frailes Predicadores”, el padre P. Jacinto María Cormier OP, Maestro General de los Predicadores, afirma que los herejes albigenses combatían «a Jesús Redentor» y «por infernal lógica, también a María Corredentora» (p. 111).
El padre Alejo Lépicier tiene una relación en latín sobre “La Inmaculada Madre de Dios, Corredentora del género humano” (“Immaculáta Deípara, géneris humáni Corredémptrix”). En ella, el P. Lépicier habla de María: «illam, utpóte plene sanctam, géneris humáni digníssimam Corredemptrícem exístere» (p. 149). Hasta el sacerdote, que celebra la Santa Misa, y que continúa la obra de la Redención, puede ser llamado «corredemptor» (p. 149). María es «Corredémptrix, étiam sacerdótum Regína et Patróna» (p. 149). Ella merece «digníssime» el título de «Corredémptrix» (p. 150). Ella es «nostri géneris Corredémptrix, et sacerdótum, Christi cooperatórum, Regína» (p. 151), «géneris humáni Corredémptrix» (p. 151), «gloriósa Corredémptrix» (p. 151).
En la relación “La Inmaculada y la civilización”, el profesor Giuseppe Toniolo de la Universidad de Pisa y miembro de la Obra de los Congresos, alude a la «corredentora María» (p. 186).
El cardenal Domenico Ferrata, miembro de la Comisión cardenalicia para la celebración del 50.° aniversario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada, y presidente del Comité de la exposición, en su discurso llama a María «Corredentora de la humanidad» (p. 468).
- Veamos algunos artículos de la revista mensual “La Verna” de los Frailes Menores.
- En “La Verna” del 8 de diciembre de 1904 (Revista ilustrada sanfranciscana histórico-social dedicada a San Antonio de Padua, Año II, N.° 7), en el artículo “La gloria de la Orden Franciscana en el triunfo de la Inmaculada”, el padre Anselmo Sansoni OFM llama a María «Aquella que es la segunda Eva, la Corredentora de los hombres y la Reina de todos los elegidos» (p. 399).
- Aún en “La Verna” Nr. 7/1904, en el artículo “La Inmaculada y la Oratoria cristiana”, el padre Bernardino Sderci OFM llama a Jesús «el Redentor» y a María «Corredentora» (p. 411), «la nueva Eva, más pura, más grande, y más bella que la antigua, porque siempre fue intacta» (p. 411).
- En “La Verna”, Nr. 8 del 13 de enero de 1905, en el artículo “Super montes arómatum”, un tal Testis habla de María como Aquella que fue «Preservada en vista de la misión divina de Corredentora» (p. 479).
En 1905 en Siena, la Tipografia Pontificia S. Bernardino imprime el libro “La Virgen-Madre en las obras y en el pensamiento de Dante Alighieri” de mons. Giacomo Poletto, a quien entre 1881 y 1883 el Papa León XIII había confiado la cátedra de Teología dantesca, la primera en Italia. Mons. Poletto llama a María «corredentora» (pp. 56, 64, 198, 250, 377, 493), «corredentora del humano género» (pp. 170, 185), «corredentora de los hombres» (p. 190), «corredentora del mundo» (p. 190, nota 13 de la pág. 189) y «corredentora del género humano» (p. 366).
En las Acta Sanctæ Sedis, Vol. XLI, 1908, en el “Decreto” del 13 de mayo de 1908 de la Sagrada Congregación de Ritos, que eleva a rito doble de 2a clase para toda la Iglesia la fiesta de los Siete Dolores de María del tercer domingo de septiembre [con Divíno Afflátu, tres años después, fue fijada para el 15 de septiembre, N. del. T.], Maria es llamada: «humáni géneris Conredemptrícem» (p. 409).
En 1908, Marietti Editore (de Turín) publica el libro de Don Gaetano Finco (1843-1909) “La Corredentrice, ossia Il Mese di Settembre dedicato alla Regina dei Martiri. Ad uso dei predicatori”. El autor dedica al Papa San Pío X este libro «sobre los dolores de la Corredentora del mundo» (p. III). María es «la Corredentora de la Humanidad» (p. 8), «la Corredentora del género humano» (p. 17), «verdadera Corredentora» (p. 24), y «tiene todo el derecho de ser llamada nuestra Corredentora» (p. 26).
En las “Acta Apostolicæ Sedis” del 1913 (Año V, Vol. V, Roma, Typis Poliglottis Vaticanis), la “Suprema Congregatio S. Officii (Sectio de indulgentiis)”, con la firma del cardenal Rampolla, promulga un “Decreto” con el cual el Papa San Pío X, en fecha 26 de junio de 1913 concede a la invocación de los nombres «Laudétur Jesus et María – Hódie et semper» la misma indulgencia otorgada a la invocación del solo Nombre de Jesús. En aquel “Decreto”, la Virgen es llamada Corredentora: «corredemptrícis nostræ, Beátæ Maríæ» (p. 364).
En las “Acta Apostolicæ Sedis” de 1914 (Vol. VI), la “Suprema S. Congregatio S. Officii (Sectio de indulgentiis)”, con la firma del cardenal Domenico Ferrata (Secretario), promulga un “Decreto” del 22 de enero de 1914 con el cual el Papa San Pío X concede la indulgencia de 100 días a quien rece la «Oración de reparación a la Bienaventurada Virgen María». En aquella oración, la Virgen es llamada «corredentora del género humano» (p. 108).
El cardenal Alfredo Ildefonso Schuster OSB (1880-1954), Arzobispo de Milán entre 1929 y 1954, y cardenal desde 1929, en su obra “Liber Sacramentórum. Note storiche e liturgiche sul Messale Romano”, llama a María «Corredentora del género humano» (Marietti, Editore-Tipografo Pontificio, vol. VII, Turín-Roma 1930, pág. 89, págs. 90-91). Ella, «al pie de la Cruz de su Hijo, nos regenera en Dios y deviene así la Madre de los hombres» (vol. VII, p. 93).
«María es la reina del mundo, porque es corredentora del género humano junto con Jesús y por Jesús […]» (vol. VIII, 1932, p. 79). «A Adán y Eva, pecadores y causantes de nuestra original culpa, Dios ha contrapuesto a Cristo y María, el Redentor y la Corredentora del género humano» (Ibid., p. 182).
María es «la Madre de Dios y de los hombres, corredentora del género humano» (op. cit., vol. IX, 1932, p. 21).
El primer Papa en usar directamente el título de Corredentora es Pío XI.
A un grupo de peregrinos de Vicenza, el 30 de noviembre de 1933, el Papa afirma en un discurso (“Ecco di nuovo”): «El Redentor no podía, por necesidad de cosas, no asociar a Su Madre a Su obra, y por esto nosotros la invocamos con el título de Corredentora. Ella nos ha dado al Salvador, y la ha llevado a la obra de Redención hasta al pie de la Cruz compartiendo con Él los dolores de la agonía y de la muerte en la cual Jesús consumaba la Redención de todos los hombres. Y precisamente bajo la Cruz, en los últimos momentos de Su vida, el Redentor la proclamaba madre nuestra y madre universale» (cit. en Insegnamenti Pontifici – 7. Maria SS., 2a edición actualizada, Edizioni Paoline, Roma 1964, pág. 242; cf. L’Osservatore Romano, 1 de diciembre de 1933, p. 1).
El 23 de marzo de 1934, ante dos grupos de peregrinos españoles, Pío XI nota con placer que ellos han venido a Roma para celebrar «no solo el XIX centenario de la divina Redención, sino también el XIX centenario de María, el Centenario de Su Corredención, de su universal Maternidad» (cf. L’Osservatore Romano, 25 de marzo de 1934, p. 1).
Aún en aquel discurso, Pío XI dice a los jóvenes peregrinos que ellos deben «seguir el pensamiento y el deseo de María Santísima, que es nuestra Madre y Corredentora nuestra» (p. 1), y «esforzarse en ser, también ellos, corredentores y apóstoles, según el espíritu de la Acción Católica, que es precisamente la cooperación del laicado al apostolado jerárquico de la Iglesia» (p. 1).
Finalmente, el 28 de abril de 1935, en la clausura del Jubileo de la Redención, en el radiomensaje a los peregrinos de Lourdes, Pío XI eleva una oración a la Virgen, donde dice entre otras cosas: «[…] Oh Madre de piedad y de misericordia, que asististe a tu dulcísimo Hijo, mientras realizaba en la hora de la Cruz la redención del género humano, siendo Corredentora y partícipe de sus dolores; […]» (cf. María Santísima, Edizioni Paoline, o.c., p. 246; cf. L’Osservatore Romano, 29-30 de abril de 1935, p. 1).
En 1937, el título “Corredentora” es usado por el cardenal Eugenio Pacelli en un discurso informado en L’Osservatore Romano el 8 de diciembre de 1937, págs. 3-4 (cf. G. Roschini, Maria Santissima nella storia della salvezza, vol. II, Isola del Liri 1969, p. 126).
El 27 de febrero de 1939, en el interregno entre Pío XI (muerto el 10 de febrero de 1939) y Pío XII (electo el 2 de marzo de 1939), la Sociedad Editorial “Vita e Pensiero” de Milán termina la estampa del libro “María Medianera de todas las gracias” del padre P. Leonardo María Bello OFM, Ministro General de los Frailes Menores. En el capítulo “María Medianera como Corredentora” (pp. 21-29), el padre Bello afirma que la Virgen «es también merecidamente proclamada Medianera universal, porque como Corredentora (3), por redundancia de los méritos de Cristo, adquirió verdaderamente todas y cada una de las gracias defluentes en todo el cuerpo místico de Cristo, radical y remotamente por su colaboración en la Encarnación del Verbo, y formal y próximamente por su estrechísima unión a toda la obra de Cristo Salvador» (L. Bello, Maria Mediatrice di tutte le grazie, Vita e Pensiero, Milano 1939, p. 21).
Precisa el padre Bello: «La voz “Corredentora”, recomendada en las actas de los Sumos Pontífices, es de uso común por los franciscanos ya desde el siglo XVII» (p. 21, nota 3).
María se ofreció «con su Hijo como Corredentora de todos» (p. 25). Más adelante, escribe también el padre Bello: «Puesto que además la Virgen dolorosa ofreció a Dios, por la salvación del género humano, la Pasión de Cristo y los inefables dolores de su propio Corazón, los cuales, unidos juntamente con los de Cristo, eran satisfactorios y tenían razón de precio redentivo, bien merecidamente es llamada la Corredentora de todos» (p. 28).
El padre Bello concluye así su capítulo: «De todo lo que se ha expuesto, resulta claro que la Bienaventurada Virgen María, con el oficio de Corredentora, ha debidamente pagado el precio de nuestra salud, como piadosísimamente piensa el Seráfico Doctor [San Buenaventura], y que ella, por el mérito al menos de su dignidad, ha positivamente merecido todas las gracias. Con razón además, la Iglesia llama a María la Medianera universal» (p. 29).
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)