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jueves, 10 de febrero de 2022

JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO: EL “MÁRTIR” PROMOCIONADO POR LOS MACIELISTAS TRAS LA CAÍDA DE MACIEL

Pedimos perdón a nuestros hermanos mexicanos, pero la verdad hay que decirla AUNQUE CUESTE.
   
La “historia oficial” muchas veces presenta a niños y adolescentes como modelo para la juventud de sus colectividades o promocionar una causa. A veces, esto se hace con meros fines propagandísticos, como el caso de Pedro Pascasio Martínez Rojas en Colombia, Huang Jiguang en la China comunista y en Corea del Norte, Aleksandr Matrósov en la Unión Soviética, los “Niños héroes de Chapultepec” (que NO ERAN NIÑOS) en México, Analía María “Ana” Frank Hollander para la Holocaustianidad o más recientemente, Carlo Acutis en la secta conciliar. Para conseguirlo, se sacrifica la verdad histórica en el intento.
  
Hubo un caso en la iglesia conciliar mexicana que se puede considerar también un producto de mercadotecnia para levantar imagen después del escándalo de la revelación de casos de abuso sexual y la doble vida del sacerdote-presbítero Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo. Es el caso de José Sánchez del Río.
   
No se pretende negar aquí su existencia histórica y la persecución religiosa movida por el gobierno mexicano bajo el mandato de la Constitución de Querétaro (más radical incluso que las juaristas Leyes de Reforma), faltara más. Se busca presentar los extremos que la Iglesia conciliar mexicana ha usado para promover la causa de su “canonización” a través de un “martirio” que a todas luces es sospechoso, y que tristemente algunos tradicionalistas también han comprado este relato.
 
Al estilo de Wojtyła Katz, un muñeco de cera es promovido por los legionarios del hebreo Maciel Degollado Guízar. 
   
INTRODUCCIÓN 
A un verdadero católico, defensor de la Fe y de su nación como Don Gabriel García Moreno, se le siguió un proceso de beatificación y fue suspendido por un solo detalle (aparte, claro, que para los conciliares es una causa incómoda como la de Isabel la Católica, la de Pío XII o la del padre León Dehon)… Quienes los vieron morir en el atentado perpetrado por la masonería en Ecuador a manos del colombiano Faustino Lemus Rayo, afirmaban que don Gabriel trató de sacar su pistola para defender su vida. Una defensa legítima, pero que para los tartufos dejaba en duda la condición de abnegación heroica atribuida a los santos martirizados, y la causa abierta por el arzobispo de Quito Carlos María Javier de la Torre y Nieto en 1939 fue suspendida poco después de iniciado el Vaticano II.
   
Asesinato de Don Gabriel García Moreno. A diferencia del “beato” Sánchez del Río, a los estudiosos de la causa del presidente ecuatoriano sí les impidió continuar el testimonio de que que quiso defender con un arma.
  
Llama la atención el caso del millonariamente publicitado “santo” José Sánchez del Río, con películas hollywoodescas, documentales y todo.
   
Destaca que según sus historiadores fue capturado disparando su arma para defenderse. Al menos es lo que afirman sus promotores, léase Legionarios de Cristo y su líder, el cotijano Marcial Maciel Degollado-Guízar, y cuya principal fuente viene del infiltrado marrano en el ejército cristero, general Luis Guízar Morfín.
   
Guízar Morfín, pariente de Maciel y del obispón traidor “san” Rafael Guízar y Valencia, así como del general Jesús Degollado Guízar, sustituto de Gorostieta cuando éste fue delatado y asesinado y quien organizó junto al iscariote Guízar las “tratativas” para poner en bandeja de plata las cabezas de los cristeros en manos del hebreo anticristiano Plutarco Elías Calles y sus esbirros.
  
Todos ellos, los Guízar, provenían del célebre poblado sefardita de Cotija, Michoacán.
   
Los Del Río de Michoacán tienen su propia estirpe sefardita: de ella proceden personajes como Lázaro Cárdenas del Río, el “obispón rojo” Sergio Méndez Arceo Del Río, el fundador de la “Nueva Jerusalén” Nabor Cárdenas Mejorada, entre otros.
   
LA HISTORIETA DE JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO
   
Benedicto XVI Ratzinger Tauber ante el muñeco de cera de José Sánchez del Río, confeccionado por los Legionarios de Maciel, al igual que el Juan Pablo II, para impresionar a los fieles con un símil de “cuerpo incorrupto”…
    
Al comenzar la persecución en Sahuayo, la familia se trasladó a Guadalajara. Allí José visitaba la tumba del licenciado Anacleto González Flores, recientemente martirizado, donde pedía también la gracia de morir como él. Se copian el relato de Santa Lucía cuando visitaba en Catania la tumba de su prima Santa Águeda, y el de Santa Emerenciana de Roma cuando visitaba la tumba de su hermana de crianza Santa Inés.
   
El libro “El Niño Ángel” de Silviano Hernández dice entre otras cosas:
«José fue capturado cuando se le agotó el parque y fue conducido a la cárcel de Cotija».
Otra vez Cotija, la población fundada por sefarditas, donde dominaban los Guízar y Degollado.
   
Aquí se confirma que el “santo” trató de matar a cuantos federales pudo antes de ser capturado. Por eso sólo hecho, declarado en su biografía y testimonios aceptados, nunca hubiese sido siquiera candidato para ser canonizado (de aplicarse el mismo criterio para García Moreno).
  
Además, existen tantas incongruencias en la biografía de José Sánchez del Río, que resulta difícil saber por cuál comenzar. Mencionaremos algunas: 
  
Primeramente se describe que el general Prudencio Mendoza Alcázar, comandante de la región de Cotija, lo rechazó para combatiente por su temprana edad (primero fue rechazado por el general Ignacio Sánchez Ramírez, comandante de la región de Sahuayo y protagonista de la fallida toma de Jiquilpan) y que ante la insistencia del niño el militar sólo lo aceptó para labores domésticas y condicionado al permiso de sus padres. Mendoza lo puso bajo el cuidado de Luis Guízar y Morfín, que lo tomó como ayudante de campo. 
   
Luis Guízar y Morfín era pariente de Jesús Degollado Guízar y de “San” Rafael Guízar y Valencia (5.º obispo de Veracruz y con aquellos, artífices de la capitulación que puso en bandeja la cabeza de los cristeros) y de Marcial Maciel. Había asumido la dirección de la brigada tras insubordinarse contra el general Luis Navarro Origel y conseguir su destitución (quien poco después murió en Jalisco, donde lo habían enviado), pero carecía de liderazgo en combate y se hizo muchos enemigos entre los mismos cristeros, que lo mataron en Marzo de 1929.
      
Pero la biografía luego da un contradictorio giro:
«Edificaba a la tropa dirigiendo por las noches el rezo colectivo del Rosario, entonando cánticos religiosos, siendo uno de sus preferidos “Al Cielo quiero ir”…».
Improbable casualidad que ese era su cántico favorito, y que siendo el más joven dirigiera el Rosario (normalmente lo dirige o el capellán o el capitán de la unidad).
   
Y otra más:
«en premio a su conducta, el general Mendoza le otorgó la distinción que le enseñasen los toques de ordenanza y una vez aprendidos fuese el clarín de órdenes y como portaestandarte y abaderado de la tropa»…
¡Qué imprudencia del general Prudencio!… Sin tener mucho conocimiento en cuestiones militares, el dejarle ese puesto a un niño inexperto, era como echarse la soga al cuello…. Imaginemos que por los nervios tocara retirada en vez de carga o viceversa…. eso no lo haría ningún general prudente, menos ubicarlo justo en el centro de las batallas, como portaestandarte.
   
Una fotografía que ha circulado en biografías, imaginería y en vídeos atribuyendo que representa a José Sánchez del Río con uniforme, fusil y doble correa de munición. En realidad, la foto correspondía a Antonio Gómez Delgado “El negro” (+ 2007), que fue enlistado a la fuerza el 2 de Julio de 1910 en Acatzingán (Michoacán), en las tropas federales de José Victoriano Huerta Márquez durante la Revolución mexicana, 16 años antes de la Cristiada.
   
Y de nuevo: se afirma que el 6 de febrero de 1928, estando en la cárcel de Cotija, supuestamente escribe una carta a su madre María del Río Arteaga. Decimos supuestamente, primero; porque no se tiene el original y la explicación que dan sus biógrafos es graciosísima o mejor dicho ridícula:
«esta carta escrita en Cotija por José dirigida a su madre le fue entregada a un oficial para que la hiciera llegar a su destinataria, pero el oficial la guardó y no se la envió. En dar en Jiquilpan su ropa a lavar, las lavanderas la encontraron y entregaron al párroco de Sahuayo, el P. Antonio Rojas…».
Bueno, ¿a quién se le ocurre confiarle a sus enemigos una carta para su madre?… Y eso de las lavanderas que se lo crean los crédulos sentimentales amantes de las telenovelas… que se creen todo. Pero vayamos a la carta en sí:
«Cotija, lunes 6 de febrero de 1928.
  
Mi querida mamá:
  
Fui hecho prisionero en combate este día. Creo en los momentos actuales voy a morir, pero nada importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios, yo muero muy contento, porque muero en la raya al lado de Nuestro Señor.
  
No te apures por mi muerte, que es lo que me mortifica; antes, diles a mis otros hermanos que sigan el ejemplo del más chico y tú haz la voluntad de Dios. Ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre.
  
Salúdame a todos por la última vez y tú recibe por último el corazón de tu hijo que tanto te quiere y verte antes de morir deseaba.
  
(Fdo.) José Sánchez del Río».
   
Además de la historieta de la carta entregada a un enemigo y casualmente “descubierta” por la lavandera de otro pueblo lejano (Jiquilpan de Juarez queda a casi una hora de distancia de Cotija, y ¡a solo 7 kilómetros de Sahuayo!), esta se ve muy bien redactada para un jovencito de 14 años que, con todo y ser de una familia “bien” (la palabra “fresa” no se usaba entonces en la acepción actual) pasó su vida en el México profundo y que solo alcanzó a la primaria, y con una total falta de modestia, pues se ejemplifica a sí mismo como ejemplo para sus hermanos y habla de tú y en tono imperativo a su madre. Algo similar al pasaporte de un terrorista aparecido en la Zona Cero en el mítico 11 de septiembre. Muy extraño también que en tan “piadosa” carta no añadiera una sola palabra para su padre Macario Sánchez y Sánchez…
  
Esta es una de las típicas historietas elaboradas para que se vea como un santo a quien no lo es, al estilo de la fábula de Ana Frank. Pero hay más.
  
El “libanés” Mauricio Kuri (aquí dando un autógrafo) interpretó a Sánchez del Río en la hollywoodense Cristiada, basada en el texto del hebreo Jean Meyer. 
 
Luego de que el general Prudencio Mendoza recibiera al niño condicionado a no participar en combate, se nos quiere hacer creer que cuando fue herido el caballo del general Guízar y Morfrín en la batalla contra el general callista Tranquilino Mendoza Barragán (donde murió el jefe de la “Defensa Popular” de Sahuayo Eufemio Ochoa Gutiérrez alias “La chiscuaza”, odiado por sus desmanes en San José de Gracia), tuvo las perversas entrañas de dejar a pie al infantil “beato” quien “valerosamente” le ofreció su propio corcel para que escapara de los federales con el argumento de que Sánchez del Río le dijo:
“Mi general, aquí está mi caballo, sálvese usted aunque a mí me maten, yo no hago falta y usted sí”
Y ¿qué se imaginan los lectores que hizo el general cristero quien decía luchaba por su pueblo y por la Fe?… según la historieta, ¡aceptó y dejó al niño a pie!… eso sí… con un rifle y municiones para que ¡se enfrentara solito a los federales!
   
¿Hubo testigos de este “hecho heroico”?… se dice que solamente el propio general (aunque otras versiones afirman que fue a Anatolio Partida Pulido quien le entregaron el corcel), quien según la historieta contó a todos la forma en la que COBARDEMENTE sacrificó al pobre angelito… en lugar de llevarlo con él en el caballo. ¿Acaso era un caballo “monoplaza”?
    
En un acto de compasión, apelando a que José era su ahijado de Primera Comunión y a la amistad con los Sánchez del Río, el diputado agrarista Rafael Picazo Sánchez (si bien nacido en familia católica practicante, fue quien llevó a Sahuayo el texto de la Ley Calles el 26 de Julio de 1926) le dijo a su padre Macario que le perdonarían la vida a cambio de pagar 5000 pesos oro, una gran suma de dinero entonces. Macario fue a Guadalajara a reunir la suma, pero José le pidió que no lo hicieran (de todas maneras, el rescate se consiguió y se entregó a Picazo, aun cuando ya José había sido muerto).
  
La historieta también sugiere que al niño Sánchez del Río le urgía que lo asesinaran, así que en su primera noche de prisión mató los gallos de pelea importados de Canadá y cegó el caballo del gamonal (a ello hará alusión el monumento erigido en su primera tumba). Al día siguiente, se lo tomó a afrenta personal y aceleró su ejecución, no sin antes quebrarle los dientes por medio de un ayudante toda vez que José Sánchez le dijo tuteándolo: «La casa de Dios es para rezar, no para usarla como un establo de animales… Estoy dispuesto a todo. ¡Fusílame para que yo esté luego delante de Nuestro Señor y pedirle que te confunda!».
   
Primera tumba de José Sánchez del Río. En la parte superior se observan estatuas de gallos.
     
Si esta fábula no pareciera suficientemente bizarra, el biógrafo Jean Meyer añade que al ser sentenciado, de alguna manera consiguió escribir una nueva carta a su tía paterna María Sánchez de Olmedo, en la que señala:
«Sahuayo, 10 de febrero de 1928.
  
Sra. María Sánchez de Olmedo.
  
Muy querida tía:
  
Estoy sentenciado a muerte. A las 8 y media se llegará el momento que tanto he deseado. Te doy las gracias de todos los favores que me hiciste, tú y Magdalena.
  
No me encuentro capaz de escribir a mi mamá, tú si me haces el favor escribe también a María S. Dile a Magdalena que conseguí con el teniente que me permitiera verla por último, yo creo que no se me negará a venir.
  
Salúdame a todos y tú recibe, como siempre y por último, el corazón de tu sobrino que mucho te quiere y verte desea.
   
¡Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera!… ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!
    
José Sánchez del Río, que murió en defensa de su fe.
  
No dejen de venir. Adiós».
¿Una mujer con el santo viático en la época pre conciliar? No es verdad, pero pretenden que les crean. Además, aseveran que en la comida, su tío paterno el Padre Ignacio Sánchez puso subrepticiamente una Hostia consagrada; y al recibir la cesta, se arrodilló y se dio la Comunión él mismo (recordemos que la iglesia parroquial de Sahuayo había sido convertida en caballeriza y prisión).
  
Por otra parte, el lema: «¡Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera!» no lo usaban comunmente los cristeros (que en su mayoría eran campesinos). Solamente usaban el de «¡Viva Cristo Rey!» (y en ocasiones también añadían «¡y Santa María de Guadalupe!»). No obstante, no es un lenguaje acorde a un niño.
     
Se nos dice que, para quebrantar su resolución, los federales le hicieron presenciar el ahorcamiento de Lázaro otro cristero que habían apresado, pero nuestro Josecito le alentó, diciendo que se encontrarían nuevamente en el Cielo después de morir. Para más giros joligüdenses, Luis Gómez, encargado del panteón municipal, sacó a Lázaro (que milagrosamente sobrevivió a la ejecución) y le ayudó a escapar.
   
Ya después, cuando resolvieron ejecutarlo, un soldado conocido con el alias de “El Malpola” le desolló los pies y lo obligaron a ir caminando por todo el Mesón del Refugio sobre sal de Colima (una sal de granos grandes y que alberga agua en su interior), luego le sacan por la calle Insurgentes, después dio la vuelta por el bulevar hasta llegar al panteón municipal de Sahuayo. Más, le daban de machetazos en el camino, y le decían: «Si gritas “¡Muerte a Cristo Rey!”, te perdonaremos la vida», a lo que respondió: «Nunca me rendiré. ¡Viva Cristo Rey!». Llegados al panteón, le fue señalado el sitio donde debía cavar su propia tumba y poniéndose al pie de ella fue sometido a ahorcamiento y acuchillamiento por sus verdugos. Uno de ellos, Alfredo Amezcua Novoa alias “La Aguada” (apodado así porque –tomarlo con beneficio de inventario– no participaba en las violaciones a mujeres y profanaciones de templos por sus compañeros de armas), lo bajó del árbol donde había sido colgado y le preguntó: «¿Qué mandas decir a tu padre?», respondió: «Que viva Cristo Rey, y que nos veremos en el cielo ¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!». Rafael Gil Martínez alias “El Zamorano” sacó su pistola y lo remató de un tiro en la sien. Eran las 23:30h del viernes 10 de Febrero de 1928.
  
Las reliquias de los santos (en especial si son mártires) deben tratarse con reverencia. ¿Aquí hay tal? (Si preguntáis, es una integrante del equipo que hizo la estatua de cera de José Sánchez del Río).
     
Como todo relato martirial, no podía faltar el relato de los castigos y conversiones de los asesinos en la historia de Josecito: En un libro el presbítero Luis Manuel Laureán Cervantes LC recoge que “La Aguada” se lió a tiros con un hombre apodado “El Barzón”, quien le asestó un tiro en la ingle, y si bien se casó con una mujer llamada Sara, todo le fue mal en la vida: acabó con una vejez triste, pidiendo limosna y señalado de todos como asesino y sacrílego  (así acabaron también la hermana de él, conocida como La Pispirria, y el Malpola). Picazo, soberbio y vengativo, nunca se arrepintió de sus pecados, y pretendía comprar el Cielo sosteniendo a su costa el convento de las Adoratrices del Santísimo Sacramento en Uruapan donde estaban sus hermanas Ana María y Adela. Murió asesinado a balazos mientras viajaba en tren el 22 de Enero de 1931 a las 18:30h por Manuel Cuesta Gallardo, dueño de la hacienda Maltaraña. Sus hijos, el padre Melecio Picazo Gálvez M.Sp.S. y el médico Rafael Picazo Gálvez (criados en la fe por su madre Consuelo Gálvez) cuentan que el padre Ramón González Silva, que casualmente viajaba de incógnito en ese mismo tren, le ayudó a bien morir, lo que Laureán atribuye a la intercesión del niño mártir. Años después, en 1955, Rafael hizo trasladar los restos de su padre a la cripta de la Catedral Metropolitana de México, donde está sepultado junto con su esposa Consuelo.
   
¿OMINOSO PARALELO?
Se puede afirmar incluso que después de irse a pique las causas de “beatificación” de Marcial Maciel Degollado y su madre Maura Degollado Guízar, los Legionarios buscaron apuntalar un proceso que fuese similar al de su desgraciado fundador, y hallaron el de José Sánchez del Río. Quizá suena irrespetuoso, pero poneos a pensar en estos tres hechos:
  • Marcial Maciel y su madre Maura Degollado Guízar eran nativos de Cotija de la Paz (Michoacán). José Sánchez del Río era de Sahuayo de Morelos, a poco más de una hora de carretera de Cotija.
  • Marcial Maciel tuvo parientes cristeros (traidores), y la Legión de Cristo pretendió emularlos. José Sánchez del Río no sólo los tuvo, sino que fue parte de ellos.
  • Marcial Maciel fue muy aferrado a su madre, la única que lo quería y lo protegía de los malos tratos de su padre y sus hermanos mayores (y que le aconsejó irse al seminario para salvar su vida). José Sánchez del Río en su carta (apócrifa) solo se acordó de su madre, a quien finalmente convenció de dejarlo unirse a los cristeros. De su padre de él, ni una sola palabra.
Así pues, el hecho que los Legionarios promovieran la causa de “canonización” de José Sánchez del Río debe a los ojos católicos despertar mayor sospecha. Y que lo “canonizara” Francisco Bergoglio el 16 de Octubre de 2016 (casi un año después de la “absolución” de estos), es otro elemento que juega en su contra.
  
Lienzo conmemorativo de la “canonización” de José Sánchez del Río por Francisco Bergoglio.
   
Finalmente, es de recordar que la Iglesia Católica contaba con un proceso de beatificación y canonización estricto y que una causa podía durar hasta siglos en investigarse, para salvaguardar ante todo la Fe y la verdad (cosa que no se puede decir de la Secta del Vaticano II y sus pseudosantos, hechos las más veces, por intereses económicos o propagandísticos). Y si se trata de ejemplares para la juventud católica, tenemos muchos y avalados tanto por la autoridad de la Iglesia como por la devoción de los fieles: Santa Inés, San Tarcisio, la Beata Imelda Lambertini, Santo Tomás de Aquino, San Luis Gonzaga, Santo Domingo Savio, los pastorcitos de Fátima (si bien no fueron canonizados por Papas legítimos, son ejemplo de piedad y sacrificio) y Santa María Goretti, por mencionar algunos.
  
JORGE RONDÓN SANTOS
10 de Febrero de 2022.
Fiesta de Santa Escolástica de Nursia, Virgen y Fundadora, hermana de San Benito Abad; de San Guillermo el Grande, Ermitaño y Fundador; de San Silvano, Obispo de Terracina; de Santa Austreberta de Pavilly, Virgen y Abadesa; y de la Beata Clara de Rímini OSC, Viuda. Tránsito de los Papas León XII y Pío XI, y del cardenal Luis Stepinac, Arzobispo de Zagreb. Naufragio de San Pablo Apóstol en Malta; partida de Hernán Cortés y Pedro de Alvarado a México.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)