Si bien la Catedral Primada de Toledo está profanada hace rato con el Novus Ordo Missæ (tanto en el Rito Romano como en el Hispánico) y los rituales paganos o ecuménicos de ocasión, esta vez hubo un hecho que le pone la guinda.
A inicios de Septiembre, el cantante madrileño Antón Álvarez Alfaro (C. Tangana) grabó con la cantante argentina Nathalia Beatriz Dora Peluso (Nathy Peluso) el vídeo de su reciente canción “Ateo” en las instalaciones de la Catedral. Una canción con una letra y coreografía obscenas, que la modestia no autoriza presentar.
Ante el hecho, el Arzobispado de Toledo declaró mediante comunicado en nombre del arzobispón Francisco Cerro Chávez que este «desconocía absolutamente la existencia de este proyecto, el contenido del mismo y el resultado final», «lamenta profundamente estos hechos y desaprueba las imágenes grabadas», y pide «humilde y sinceramente perdón a todos los fieles laicos, consagrados y sacerdotes, que se han sentido justamente heridos por este uso indebido de un lugar sagrado», al tiempo que se comprometió a «revisar el procedimiento seguido para evitar que vuelva a suceder algo semejante. Para ello, se comienza a elaborar inmediatamente un protocolo para la grabación de imágenes de difusión pública en cualquier templo de la archidiócesis».
Por su parte, Juan Miguel Ferrer Grenesche, deán del Cabildo Catedralicio, defendió la canción en un comunicado, diciendo que esta es la «historia de una conversión mediante el amor humano», y que «a ciertas actitudes de intolerancia contrapone la comprensión y acogida de la Iglesia [del Novus Ordo], tal y como se manifiesta en las secuencias finales del video». Para el deán «es cierto que el video utiliza un lenguaje visual provocador, pero no afecta a la fe. Es un lenguaje propio de la cultura de nuestro tiempo y se ha atendido al bien que pueda producir en los alejados».
Católicos tradicionales, ante esta situación, además de reprochar esta afrenta acolitada por unos perros mudos, debemos recordar las palabras de San Atanasio el Grande a sus fieles escritas hacia el año 356, cuando él fue desterrado de su diócesis por los arrianos (que se apoderaron de los templos):
«He sabido que no sólo os entristece mi exilio, sino sobre todo lo que tanto os entristece es que los enemigos han ocupado por violencia vuestros templos, en tanto que vosotros, en todo este tiempo, os encontráis afuera. Es un hecho, que ellos tienen los templos; pero, en cambio, vosotros tenéis la fe apostólica. Ellos han podido quedarse con nuestros templos, pero están fuera de la verdadera fe. Vosotros tenéis que permanecer fuera de los lugares del culto, pero permanecéis, en cambio, dentro de la fe» [Colléctio selécta SS. Ecclésiæ Patrum. Armand Benjamin Caillau y Marie-Nicolas-Silvestre Guillou, compiladores. Tomo XXXII, París 1832, págs. 411-412. Traducción de la Revista “Trento”, N.º 44, 1 de Enero de 1975, pág. 1].
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)