El Beato Santiago nació en 1407, en Ulm de Suabia, Alemania, en el seno de la respetable familia de los Griesinger, hijo de Teodorico. A los veinticinco años partió de su patria a Italia a peregrinar en cuaresma a las tumbas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, donde se enroló como soldado del rey Alfonso V de Aragón en Nápoles para reunir dinero y poder volver a casa; pero, disgustado por las costumbres licenciosas de sus compañeros de filas y al comprobar que su buen ejemplo no les hacía mella, abandonó el ejército y entró a servir como secretario a un abogado de Capua en 1437. Desempeñó su oficio con tanto acierto que, cinco años después cuando decidió partir, el abogado no se lo permitió. Pero Santiago logró escabullirse y se dirigió a Alemania, aunque no llegó a su país natal, pues en Bolonia volvió a enrolarse en el ejército, esta vez del duque de Milán. Durante su estancia en esa ciudad, acostumbraba a ir con frecuencia al santuario de Santo Domingo y acabó por ingresar en la orden como hermano lego. Su prior, queriendo demostrar la obediencia de Santiago a un prelado que se hallaba de paso en el convento, le entregó una carta y le dijo que la llevase inmediatamente a París. No obstante que el viaje era largo, difícil y peligroso, el hermano Santiago (que estaba cocinando vidrio en ese momento) tomó la carta como la cosa más natural del mundo y pidió simplemente permiso de pasar por su celda para tomar su sombrero y su bastón. Al regresar, encontró que el vidrio que tenía en el horno no se quemó sino que estaba cocido en su punto.
Los hijos de Santo Domingo ocupan un sitio distinguido en la historia del arte. El Beato Santiago, como su hermano en religión Guillermo de Marcillat, era un maestro consumado en el arte de pintar sobre vidrio, oficio que practicaba, según parece, ya desde su hogar paterno. Se conserva una vidriera en la capilla de la Santa Cruz (o de los Notarios) en la basílica de San Petronio, que creó en 1464/66 sobre la base de un diseño de Michele di Matteo, y otro en la capilla del palacio Bentivoglio. Sus superiores le dedicaron a ese trabajo y el beato solía prepararse a él con la oración asidua. Entre sus devociones destacan el rezo continuo del Padre Nuestro y la preparación para la Sagrada Comunión, que realizaba, sin interrupción durante toda una noche. En cierta ocasión, fue arrebatado en éxtasis y se le atribuyeron numerosos milagros, antes y después de su muerte. Dios le llamó a Sí el 11 de octubre de 1491, cuando tenía ochenta y cuatro años. Fue beatificado el 3 de agosto de 1825, cuando León XII confirmó su culto para la Archidiócesis de Bolonia y la Orden Dominica.
Su contemporáneo y discípulo, Fray Ambrosino de Saracino, nos legó una semblanza del beato en italiano; puede verse traducida al latín en Acta Sanctorum, oct., vol. V., CL. Hieronymus Wilms OP, Der selige Jakob Griesinger aus Ulm, Laienbruder des Dominikanerordens (Dülmen, 1922); y John Procter, Dominican Saints, pp. 287-291.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)