Durante su homilía el 18 de Junio en la iglesia María Auxilio de los Cristianos en Garden Grove (California), el sacerdote Robert Michael Johnson FSSPX dijo:
«Y los sacerdotes de hoy no enfatizan esto, no lo hacen, porque personalmente, mi convicción es que los sacerdotes del Novus Ordo no son válidamente ordenados, y podría ir a una muy larga discusión sobre esto, pero no será aquí. Tal vez sea en otro momento. Ellos no lo son. Yo no creo que sean sacerdotes, porque el sacramento que supuestamente los ordena sacerdotes y realmente solo los ordena como celebrantes y como facilitadores, no como sacerdotes (a ellos ni siquiera les gusta la palabra sacerdote) es tan escaso que no es capaz de realizar ese milagro, de convertir un hombre en sacerdote».
Nacido en Australia, Robert Michael Johnson fue ordenado sacerdote por Mons. Richard Williamson en el seminario de la Santa Cruz en Goulburn (Australia) el 27 de Diciembre de 2006. En 2019, dio un sermón donde, parafraseando a Catón el Viejo († 149 a.C.), dijo «Deléndum est Vaticánum secúndum» (El Vaticano II debe ser destruido) y criticó la política de apaciguamiento seguida por el ex-superior general Bernard Fellay después de la elección de Ratzinger. Política de apaciguamiento reflejada en este particular porque no se reordena (al menos bajo condición) a los presbíteros conciliares que adhieren a la Fraternidad, y en forma más escandalosa por el caso de Vitus Huonder, que “consagró” los santos óleos el pasado Jueves Santo siendo obispo y sacerdote inválido.
El vídeo del sermón (y la Misa donde se dio este sermón, desde luego) fue bajado del canal en YouTube de la iglesia luego que Novus Ordo Watch (que recuperó el fragmento presentado arriba) dio a conocer su existencia.
Católicamente, el problema de las órdenes conciliares (curiosamente promulgadas por la Constitución “Pontificális Románi recognítio” un 18 de Junio de 1968) es en dos partes: primero porque el rito en sí mismo es inválido al adulterar la forma (las palabras esenciales) y eliminar las ceremonias circundantes, y segundo porque quienes lo administran son obispos inválidos porque fueron instalados en ese rito (para recordar, Ratzinger fue “instalado” obispo en 1979, y Bergoglio fue “instalado” presbítero diez años antes con el nuevo rito).
Aun así, hay que reconocer el mérito y coraje del padre Johnson en decir lo que la actual Fraternidad calla desde 2010 (si no es que de antes): LAS “ÓRDENES” MODERNISTAS SON INVÁLIDAS.
FRATÉRNITAS, FRATÉRNITAS, CONVERTÉRE AD DÓMINUM DEUM TUUM!
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)