«… Y Jesús no muere haciendo un sacrificio de un holocausto. Jesús muere como un laico asesinado, que él decide no responder con venganza y que acepta la cruz para darnos signo de vida. Y muere como un laico que da esperanza a la humanidad. Muere como un ser humano como todos ustedes que están aquí presentes, porque nosotros no podemos ser sacerdotes sin primero ser laicos bautizados».
Si no puede verse el vídeo, clic aquí (las palabras arriba señaladas, del minuto 10:50 al 11:15).
Ahora,
si él pretendía enfatizar que Nuestro Señor era laico en el contexto
del Antiguo Testamento y del sacerdocio levítico, debió especificar que
hablaba en tal escenario. Pero como estamos en el Nuevo Testamento,
Castillo Mattasoglio debió recordar que Nuestro Señor es Sacerdote
eterno según el orden de Melquisedec (cf. Salmo CIX, 4; Hebreos V, 6.
VI, 20), y de este Sacerdocio es que reciben la potestad los obispos y
sacerdotes católicos. Y su muerte en la Cruz fue una muerte sacrificial
para remisión de los pecados (I Juan II, 2) y causal meritoria de la
justificación y satisfacción de la Justicia divina en favor de quienes
acogen el Sacrificio en la Cruz (Concilio de Trento, Decreto sobre la
Justificación, cap. VII, 13 de Enero de 1547), Sacrificio renovado
incruentamente en el Santo Sacrificio de la Misa. Sostener lo contrario, usando las palabras de Castillo Mattasoglio o similares, es próximo a la “teología” de los testejehovistas o de los mormones.
Y
si fuera poco, también dijo que la Santísima Virgen «no se quedó
enredada en los problemas» que le generó la Anunciación (siguiendo a su
nominador Francisco Bergoglio, que más temprano, dijo en su discurso del
Ángelus que Ella «no se queda en casa, pensando en lo sucedido y
considerando los problemas y los imprevistos, que ciertamente no
faltaban»), como se ve más adelante entre el minuto 12:26 y 12:58:
«Este encuentro sencillo de dos personas pobres, sencillas, marginales, está lleno de una fuerza renovadora, porque dos personas marginadas han sentido y han vivido en el corazón de sus propias vidas la apertura al Señor, y el encuentro con un Señor que ellas no esperaban porque las dos son actrices de un acontecimiento al cual van a tener que ofrendar sus vidas».
cuando
en realidad la Santísima Virgen es entre las puras criaturas la más
elevada de todas (incluso por encima de todos los Ángeles), por ser
Inmaculada desde el primer instante de su Concepción, y escogida desde
toda la eternidad para ser la Madre de Dios. Ítem, Ella era la que más
esperaba el advenimiento del Mesías, cuyas profecías conoció por la
enseñanza recibida primero de sus padres San Joaquín y Santa Ana, y
posteriormente durante su estadía en el Templo de Jerusalén.
En vano pedirán los neocones que Francisco Bergoglio (quien en su momento calificó la Crucifixión como un fracaso, afirmó que «por las venas de Jesús corre sangre pagana», y llamó a la Virgen «una chica normal, llena de gracia, normal»)
reprenda pública y severamente a Castillo Mattasoglio toda vez que fue
él quien lo nombró el 25 de Enero de 2019 en remplazo del opusino Juan
Luis Cipriani Thorne, sin más méritos que ser alumno de Gustavo
Gutiérrez Merino OP (el “padre” de la “Teología de la Liberación”) en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, haber estado vinculado al extinto Partido Comunista Revolucionario (brazo político la
organización terrorista marxista-leninista-maoísta “Sendero Luminoso”), ser profesor de teología de la hoy apóstata e inmoral Pontificia Universidad Católica del Perú y adorador de la Pachamama. «Quien con lobos anda, a aullar se enseña».
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)