Traducción del artículo publicado en INTROIBO AD ALTARE DEI.
MEZCLANDO EL OCULTISMO CON SAN IGNACIO
Presentamos al “padre” Robert E. “Bobby” Karle McSorley SJ (donde “SJ” evidentemente significa “Spiritual Junk”, Basura espiritual), fundador y director de Espiritualidad Ignaciana y Yoga. Su misión, desde 2013, consiste en explorar la filosofía que conforma el camino del yoga hacia el samadhi (समाधि, union con lo Divino) e integrar esta tradición en su plenitud al diálogo con la Espiritualidad Ignaciana. Como dice el “padre” Bobby: «El yoga me ayudó a profundizar mi relación con Jesús y a integrar las distintas facetas de mi ser».
«¿Qué tiene que ver una práctica espiritual hindú, inherentemente pagana y ocultista, con San Ignacio y sus Ejercicios Espirituales?, te preguntarás. «La espiritualidad ignaciana y el yoga se fundamentan en la experiencia y el encuentro. Nuestros programas crean y mantienen espacios para participar en prácticas que fomentan una mayor quietud y una conciencia más profunda del cuerpo, la respiración y el espacio interior». ¿Qué significa exactamente ese galimatías? «A través de la quietud y la consciencia, nos encontramos con Dios y podemos explorar cómo y dónde se nos llama en nuestras vidas» (Énfasis mío). ¡«Experiencias» y «encuentros»! El Concilio Vaticano II se mezcla bien con lo oculto y lo pagano.
¿Aún no lo entiendes? ¡Eso es porque el “padre” Bobby está iluminado por el Vaticano II y tú no! El párrafo 2 de Nostra Ætáte dice:
«Así, en el hinduismo, los hombres contemplan el misterio divino y lo expresan a través de una inagotable riqueza de mitos y una profunda indagación filosófica. Buscan liberarse de la angustia de la condición humana mediante prácticas ascéticas, meditación profunda o una búsqueda amorosa y confiada de Dios… El budismo, en sus diversas formas, reconoce la radical insuficiencia de este mundo cambiante; enseña un camino por el cual los hombres, con espíritu devoto y confiado, pueden alcanzar la liberación perfecta o, por sus propios esfuerzos o con ayuda divina, la iluminación suprema… La Iglesia Católica [sic] no rechaza nada de lo que es verdadero y santo en estas religiones. Considera con sincera reverencia aquellos modos de conducta y de vida, aquellos preceptos y enseñanzas que, aunque difieren en muchos aspectos de los que ella profesa y expone, reflejan a menudo un rayo de esa Verdad que ilumina a todos los hombres».
Por lo tanto, el “padre” Bobby afirma: «Como organización, es vital para nosotros abordar esto de una manera respetuosa, responsable y no opresiva, honrando los contextos y la profundidad de ambas tradiciones» (es decir, la hindú y la “católica”). ¡Ah, sí! “Conversación” y “diálogo”: eufemismos modernistas para el sincretismo, es decir, el intento de reconciliar o fusionar filosofías o principios opuestos, y que constituyen un sello distintivo tanto del modernismo como del ocultismo (A excepción de Nostra Ætáte, todas las citas anteriores provienen de https://ignatianspiritualityandyoga.com).
El objetivo de esta entrada es examinar el ocultismo —en la forma del yoga— que se ha introducido en lo que la secta del Vaticano II denomina blasfemamente “espiritualidad ignaciana” (Nota: La información de esta entrada proviene de numerosas fuentes, tanto en línea como impresas. No me atribuyo la autoría del material aquí presentado, sino únicamente el haberlo condensado en una entrada concisa y legible — Introibo).
HINDUISMO: EL PAGANISMO DETRÁS DEL YOGA
El hinduismo es la tercera religión más grande del mundo, con aproximadamente 800 millones de seguidores. No tiene un fundador único. Los estudiosos suelen remontar sus orígenes al año 1500 a. C. en lo que hoy se conoce como India. Comenzó como una familia de religiones politeístas y ritualistas, con diversos ritos sagrados realizados por los jefes de familias o tribus. Entre el 800 y el 300 a. C. se escribieron los Upanishads, que podrían considerarse, en términos generales, el equivalente hindú del Nuevo Testamento. Este libro expone la idea de que, tras la multitud de dioses, existe una realidad suprema conocida como Brahman (ब्रह्मन्). Brahman [con acento grave, porque con acento agudo es la primera de las castas hindúes, N. del T.] es una esencia impersonal que constituye la base de toda la existencia. Los pensadores hindúes de la época comenzaron a comprender a Brahman como “nirguna” (निर्गुण), que significa «sin atributos ni cualidades».
Aquí radican las tres principales enseñanzas falsas dentro del hinduismo: (a) es politeísta, (b) es panteísta y (c) es inherentemente inmoral.
LA DOCTRINA DE LA IGLESIA
El Concilio Vaticano I decretó en la Constitución Dogmática Sobre la Fe Católica (“Dei Fílius”), Capítulo 1:
«La Santa Iglesia Católica Apostólica Romana cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y viviente, Creador y Señor del cielo y de la tierra, Todopoderoso, Eterno, Inmenso, Incomprensible, Infinito en inteligencia, en voluntad y en toda perfección, quien, siendo una, única, absolutamente simple e inmutable sustancia espiritual, ha de ser declarado real y esencialmente distinto del mundo, de suprema bienaventuranza en y desde Sí mismo, e inefablemente exaltado por encima de todas las cosas que existen o son concebibles, excepto Él mismo».
El hinduismo es politeísta y cree en una multiplicidad de “dioses”. Estos supuestos dioses forman parte de la realidad impersonal última de Brahman. Esto es una forma de panteísmo que enseña que “Dios” y la naturaleza son lo mismo. El panteísmo proviene de dos palabras griegas: πᾶν (pan), que significa “todo”, y θεός (theos) que significa “dios”. Dado que Dios es el Ser Supremo, es ilógico afirmar la existencia de más de un “dios”, a menos que se reduzca la definición de “dios”, que es precisamente lo que han hecho los hindúes. Los “dioses” tienen poder sobre ciertas cosas y a veces incluso necesitan cosas de nosotros. Esto no es Dios.
El panteísmo afirma que el universo y Dios son idénticos (lo cual es básicamente ateísmo con reverencia por la naturaleza), o que la naturaleza es parte integral de Dios (por ejemplo, mi corazón no soy yo, sino una parte esencial sin la cual no puedo sobrevivir). Ahora bien, releamos la definición del Concilio Vaticano I. Es inequívocamente monoteísta (un solo Dios verdadero, distinto del universo que Él creó). ¿A qué “dios” se dirigen los hindúes “con amor y confianza”, como enseñó el Vaticano II?
El hinduismo es inherentemente inmoral. No puede haber mandamientos divinos. Los hindúes consideran sagrado todo. ¿Sagrado para quién? Si todo es sagrado, ¿cómo puedo sobrevivir comiendo carne o vegetales, que también son sagrados? Si no existe un estándar objetivo externo, tampoco existen estándares morales objetivos. Matar o no matar a alguien es, por lo tanto, una mera cuestión de preferencia o aversión. ¿Quién o qué determina qué es sacrílego? Esto es un modelo para el relativismo moral y el caos. La enseñanza hindú sobre la reencarnación conduce a un sistema de castas donde los pobres se encuentran en esa condición supuestamente debido a una vida pasada de la que no guardan ningún recuerdo (lo cual es falso). Finalmente, el alma se unirá a Brahman.
Enseñanza infalible del Vaticano I:
- Si alguno negare al único Dios verdadero, Creador y Señor de las cosas visibles e invisibles: sea anatema.
- Si alguno fuere tan osado como para afirmar que no existe nada fuera de la materia: sea anatema.
- Si alguno dijere que es una sola y la misma la substancia o esencia de Dios y la de todas las cosas: sea anatema.
- Si alguno dijere que las cosas finitas, corpóreas o espirituales, o por lo menos las espirituales, han emanado de la substancia divina; o que la esencia divina, por la manifestación y evolución de sí misma se transforma en todas las cosas; o, finalmente, que Dios es un Ser universal e indefinido que, determinándose a Sí mismo, establece la totalidad de las cosas, distinguidas en géneros, especies e individuos: sea anatema.
- Si alguno no confesare que el mundo y todas las cosas que contiene, espirituales y materiales, fueron producidas de la nada por Dios de acuerdo a la totalidad de su substancia; o sostuviere que Dios no creó por Su voluntad libre de toda necesidad, sino con la misma necesidad con que se ama a Sí mismo; o negare que el mundo fue creado para gloria de Dios: sea anatema.
EL HINDUISMO AUMENTA SU INFLUENCIA
Como resultado del Concilio Vaticano II, el hinduismo se ha afianzado en Occidente. Según “The Yoga Tradition. Its History, Literature, Philosophy and Practice” (La tradición del yoga: su historia, literatura, filosofía y práctica), de Georg Feuerstein, doctor en filosofía (Hohm Press, Prescott, Arizona [1998], p. XVIII), «el yoga es la unión de la psique individual con el Ser trascendental». Al “dios” del yoga se la denomina Absoluto, Ser Superior, Último, Conciencia Divina, Ser Trascendental y con una multitud de otros títulos que aluden a una deidad impersonal y panteísta presente en todas las cosas, aunque trasciende a ellas. El yoga se promueve durante los retiros del Vaticano II e incluso se ofrece en sus escuelas e iglesias. Ahora, los “jesuitas” lo están fusionando con la “espiritualidad ignaciana”
ENTRA EL “HERMANO” JOE
El “padre Bobby”, hijo menor de Barbara M. McSorley y Robert J. Karle, recibió un impulso de la revista America, publicación panfletaria de la secta jesuita del Concilio Vaticano II. El hermano coadjutor Joseph “Joe” Hoover SJ dice lo siguiente:
«El “yoga ignaciano”, una nueva práctica que atrae multitudes entusiastas a retiros y talleres por todo el país, suena a truco publicitario. A la gente le encanta el yoga. A la gente le encanta la espiritualidad de San Ignacio de Loyola. Al combinar ambas cosas, se crea un concepto atractivo y comercializable que puede llevar a mucha gente a los brazos del Señor y/o la Compañía de Jesús. Pero pensemos en esto: la mayoría del yoga estadounidense es, en realidad, yoga para hacer ejercicio. No implica que los estadounidenses —el 80% de los cuales son cristianos de una u otra forma— hagan súplicas a dioses paganos. Contrariamente a las advertencias de algunos líderes religiosos, la práctica del yoga no equivale a una herejía física. El yoga en los gimnasios estadounidenses lo practican principalmente personas que quieren ponerse en forma, aliviar tensiones, hacer ejercicio cardiovascular, conocer gente, encontrar paz interior, fortalecer los músculos, centrarse, perder peso, ligar con mujeres: las razones habituales por las que la gente va al gimnasio» (Ver americamagazine.org/faith/2019/02/08/whats-deal-ignatian-yoga-skeptical-jesuit-finds-out-232548).
¿Tiene razón Joe? ¿Existe realmente un yoga “deportivo” y un yoga “pagano/ocultista”? Los expertos en yoga parecen coincidir en que no es posible. El Suami Prabhupada afirma: «El yoga está lleno de sorpresas. La primera fue descubrir que no se trata simplemente de ejercicio. El yoga es una meditación en movimiento, un sistema para desarrollar la mente, el cuerpo y el espíritu en armonía. Este enfoque holístico hace que el yoga se sienta diferente del entrenamiento deportivo occidental» (Véase Abhay Charan De/Abhay Charanaravinda Bhaktivedanta Suami Prabhupada, La búsqueda de la iluminación, Bhaktivendanta Book Trust, Los Ángeles, [1977], pág. 3).
El yoga es sinónimo de meditación oriental y panteísmo , la idea de que la realidad es idéntica a la Divinidad y que todas las cosas componen un “dios” omnipresente e inmanente. El objetivo del practicante de yoga es unificarse con el “Ser Divino” o “Dios”. Mediante la meditación yóguica, la persona intenta perder el contacto con la mente consciente para alcanzar un estado alterado de conciencia. Esta disociación pretende permitir que la persona se una con “lo Divino”. Incluso quienes no alcanzan tales estados alterados, se exponen involuntariamente a una cosmovisión decididamente pagana y a una posible posesión demoníaca. La idea de ser “divino” es opuesta al cristianismo, que nos dice que somos pecadores que necesitamos la redención del Dios-Hombre Jesucristo.
Cuando se etiquetan las técnicas de yoga como “técnicas de relajación” o “maneras de reducir el estrés y hacer ejercicio para la salud”, se induce a error. La meditación católica tradicional consiste en la atención consciente, enfocada, reflexiva y cognitiva a Dios, como cuando se medita sobre los misterios del Santísimo Rosario. La meditación del yoga produce un estado alterado de conciencia.
Una prueba inquietante de la naturaleza espiritual del yoga es la forma en que afecta a quienes lo practican con el tiempo. La Revista Internacional de Yoga (The International Journal of Yoga) publicó los resultados de una encuesta nacional realizada en Australia (Ver pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3410203):
«Las posturas físicas (asanas) representaban aproximadamente el 60% del yoga que practicaban; el 40% restante correspondía a relajación (savasana), técnicas de respiración (pranayama), meditación e instrucción. La encuesta arrojó resultados muy significativos: si bien la mayoría de los participantes comenzaron a practicar yoga por motivos de salud física, generalmente lo continuaron por motivos espirituales. Además, cuanto más practicaban yoga, menor era su adhesión al cristianismo y mayor su inclinación hacia la espiritualidad no religiosa y el budismo».
Piénsalo:
- La práctica constante de yoga se correlaciona con una disminución de la fe cristiana.
- Quienes practican yoga suelen comenzar por razones físicas, pero lo continúan por razones espirituales.
EL YOGA FÍSICO ES YOGA ESPIRITUAL
La premisa básica de la teoría del yoga es la unidad fundamental de toda la existencia: Dios, el ser humano y toda la creación son, en última instancia, una sola realidad divina. Un editorial de la revista Yoga Journal declara esta premisa:
«todos sabemos que yoga significa “unión” y que la práctica del yoga unifica cuerpo, respiración y mente, centros energéticos inferiores y superiores y, en definitiva, el ser y Dios, o el Ser Superior. Pero, en un sentido más amplio, el yoga dirige nuestra atención a la unidad que subyace a nuestras experiencias fragmentadas y a un mundo igualmente fragmentado. La familia, los amigos, la guerrilla drusa en el Líbano, la gran ballena migrando hacia el norte: todos comparten la misma naturaleza esencial [divina]» (Véase Yoga Journal, mayo/junio de 1984, pág. 4).
Por ello, el yoga físico y el paganismo oriental son mutuamente interdependientes. Dos aspectos de los tipos de yoga (ásanas: ejercicios físicos; y pranayáma: trabajo con la respiración) se consideran el tercer y cuarto paso de una disciplina de ocho pasos que conduce al practicante al Samadhi (iluminación, conciencia de Dios). Estos ocho pasos son:
- Yáma/यम (autocontrol, moderación, devoción a los dioses [por ejemplo, Krishna] o al “Dios” impersonal final [por ejemplo, Brahman]).
- Niyáma/नियम (deberes religiosos, prohibiciones, observancias).
- Ásana/आसन (posturas adecuadas para las prácticas de yoga; estas representan la primera etapa en el aislamiento de la conciencia y son componentes vitales para “trascender la condición humana”).
- Pranayáma/प्राणायाम (el control y la dirección de la respiración y la supuesta energía divina dentro del cuerpo humano [prana] para promover la salud y la conciencia y evolución espiritual [oculta/pagana]).
- Pratiáhara/प्रत्याहार (control o privación sensorial, es decir, la retirada de los sentidos del apego a los objetos externos).
- Dhárana/धारणा (concentración más profunda o control mental).
- Dhyana/ध्यान (contemplación profunda propia de la meditación ocultista o pagana).
- Samadhi/समाधि (iluminación oculta o “realización de Dios [Brahman]”, es decir, “unión” del practicante con “Dios”).
Los ocho pasos son interdependientes; los pasos de “posturas” y “respiración” no pueden separarse lógicamente entre sí. Así, la interdependencia de los ocho pasos revela por qué los ejercicios físicos del yoga están diseñados para preparar el cuerpo para los cambios espirituales (ocultos) que supuestamente ayudarán a alcanzar la “divinidad” (Véase, por ejemplo, Suami Nikhilananda, Vivekananda: The Yogas and Other Works, Nueva York: Centro Ramakrishna- Vivekananda, 1953, pág. 592). Se cree que las posturas «abren los chakras del cuerpo». Estos chakras (चक्र) son supuestos puntos energéticos que van desde la base de la columna vertebral hasta la cabeza. En la base de la columna reside el poder, que debe liberarse elevándolo hacia la cabeza. La idea de una “fuerza energética” que puede despertarse se basa en la creencia hindú de que la “Realidad Última” es una “fuerza vital” impersonal que fluye a través de todo el universo (“Brahman”).
Por el mero hecho de practicar esto, estás dando credibilidad a las ideas paganas de que la “fuerza energética” que “te sana y fortalece” también te eleva a un estatus de “divinidad” panteísta con la “realidad última” Seas consciente de ello o no, has adoptado creencias paganas mientras te autodenominas católico tradicionalista. La ignorancia de una persona no purifica al yoga de su falsedad espiritual. La mayoría de la gente conoce la famosa “postura del loto” (पद्मासन/padmásana, senrarse con las piernas cruzadas como una estatua de Buda) que utilizan los practicantes de yoga con la espalda recta, con los dedos índices curvados tocando los pulgares mientras respiran o meditan. Los instructores de yoga les dirán a sus alumnos que es una forma de mantenerse concentrados y que la postura favorece el fortalecimiento de ciertos músculos.
En realidad, la posición representa un concepto espiritual llamado Gyan mudra (मुद्राग्यान, “Sello del conocimiento”), que «simboliza la unión del Ser con el universo, la unificación del alma propia y el alma suprema. El pulgar simboliza el alma suprema y el dedo índice se refiere al alma del practicante» (Véase https://www.yogapedia.com/definition/6444/gyan-mudra).
La teología del yoga debe ser evidente. No está separada del ejercicio.
ENCUENTRO CON “DIOSES” Y “DIOSAS” A TRAVÉS DEL YOGA
He leído muchos relatos de personas que han experimentado “contacto” con “deidades” paganas. Aquí os presento uno de esos relatos:
«Ellen es estudiante de medicina y se considera una persona racional que no suele tener experiencias místicas. Pero un día, mientras cerraba los ojos y se relajaba en Savasana, sintió una poderosa energía maternal a su alrededor y “vio” a la diosa hindú Durga, cuya imagen adornaba la pared del fondo del estudio de yoga. Por un instante, el rostro de la diosa de múltiples brazos permaneció frente a ella, con un aspecto vivo y lleno de amor compasivo. Luego la imagen se desvaneció, aunque la dulce y poderosa energía acompañó a Ellen durante horas.Meses después, en un taller de meditación, me preguntó qué creía que significaba su experiencia. Tras enterarme de que había estado bajo mucha presión durante sus estudios de medicina, le dije que quizá la Gran Madre le estaba brindando algo de apoyo.Cuando Ellen me miró sin comprender, le sugerí que intentara acceder a la energía de nuevo. “Sin ideas preconcebidas. Simplemente siéntate a meditar y pídele a la energía Durga que te acompañe. Luego observa cómo te sientes”. Con voz muy dubitativa, Ellen me preguntó qué debía esperar. Me resistí a la tentación de decir algo indescifrable, como “No esperes nada”, y la dije: “Probablemente sentirás una energía fortalecedora y benévola, una energía que puede abrirte a una fuente de fuerza más profunda”.La práctica que le sugerí a Ellen se llama yoga de la deidad, y no es exclusiva de la tradición hindú. Los cristianos realizan una práctica similar, invocando a Cristo, a María u otros santos. Los budistas invocan diferentes formas del Buda. En las tradiciones del yoga, la diosa se considera la encarnación de la energía vital. Ya sea que encontremos esta energía de forma espontánea, como le sucedió a Ellen, o que la exploremos deliberadamente como una práctica, la energía de lo divino femenino puede abrirnos a nuestra propia fuente interna de poder» (Véase yogajournal.com/yoga-101/philosophy/oh-goddess; Énfasis mío).
¿De verdad alguien cree que inducir un estado alterado de conciencia mediante la meditación pagana/ocultista y tener una alucinación (quizás una visión) de una deidad pagana es como invocar a Cristo y a su Santísima Madre en oración? ¿Lo “divino femenino”? Esto es una puerta oculta/pagana al infierno.
CUATRO PELIGROS INHERENTES AL “YOGA IGNACIANO”
- Posesión demoníaca. Puede producirse al cantar la palabra “OM” (u otro “mantra”), lo que induce un estado alterado de conciencia, o al adoptar diversas posturas de yoga dedicadas a las “deidades” hindúes malignas. Invócalas y te obedecerán, como descubrió Ellen anteriormente.
- Apostasía. Quienes se involucran en los ejercicios físicos básicos a menudo se sienten atraídos por los aspectos filosóficos más profundos del yoga y se vuelven tibios en su fe o incluso terminan abandonando la Iglesia para dedicarse al misticismo pagano. Este peligro incluso cuenta con el respaldo de un estudio, como se observó en el estudio australiano citado anteriormente.
- Indiferentismo. Aunque una clase de yoga “ignaciano” parezca inofensiva, sin énfasis espiritual pagano ni parafernalia hindú externa, todavía entraña un peligro real. Al participar en una clase de yoga, se está avalando un sistema de creencias no católico incompatible con la doctrina de la Iglesia, independientemente de lo que digan el “padre” Bobby y el “hermano” Joe.Al hacerlo, aceptas implícitamente la herejía del indiferentismo: la falsa enseñanza de que una religión es tan buena como otra, y que no importa lo que creas o hagas. Cuando los miembros de la secta del Vaticano II oran o hablan sobre la espiritualidad católica antes, durante o después del yoga, se produce sincretismo, el intento de “fusión o amalgama” de todas las religiones en una Iglesia mundial. Es la consecuencia lógica del ecumenismo, que está en el corazón del modernismo (y del ocultismo), y que alimenta a la secta del Vaticano II.No creas que existe el yoga “ignaciano” o “cristiano”. Ciertas cosas pueden ser, por así decirlo, “bautizadas” y puestas al servicio de Dios. Por ejemplo, el uso de ciertos axiomas y conceptos verdaderos empleados por el filósofo pagano Aristóteles fue aplicado a la Iglesia gracias al gran Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, aquello que es malo per se (en sí mismo) jamás podrá ser “cristiano”. ¿Te imaginas a estas mismas personas diciendo que se puede practicar un “aborto cristiano” rezando y cantando himnos durante el asesinato del niño en la clínica abortista? Igualmente absurda es la idea de que realizar rituales paganos creados en honor a dioses falsos e ideas heréticas se convierta de repente en “ignaciano” si se reza al mismo Dios que ordena: «No tendrás dioses falsos delante de mí».
- Asociación con paganos y ocultistas. Al asistir a clases de yoga, estarás influenciado por personas que se adhieren al paganismo, son paganas, practican otras formas de ocultismo o que incluso podrían ser víctimas de influencias demoníacas. Una cosa es ir a un lugar con el propósito de convertir a la gente a la fe, y otra muy distinta es participar en prácticas y filosofía paganas. ¿Por qué exponerte a tal peligro espiritual? Quien juega con fuego se quema.
CONCLUSIÓN
No te dejes engañar por las numerosas actividades extrañas, ocultistas y paganas que ahora los jesuitas apóstatas denominan “ignacianas”. He visto estatuas de Buda en antiguas capillas católicas dirigidas por la Compañía de Jesús. Asimismo, es cada vez más común ver a supuestos sacerdotes jesuitas practicando Reiki y “oración contrmplativa”. Ahora, además, se está extendiendo el “yoga ignaciano”. ¡Cuidado!
Si fuera posible que un santo en la Gloria se entristeciera, creo que podríamos oír llorar a San Ignacio de Loyola por las muchas maneras en que Nuestro Señor está siendo negado y denigrado por aquellos que utilizan el apelativo ignaciano.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)