Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
James Vann Johnston Jr. Huber ya no sonríe más mientras que el director de “Administración y Desarrollo” de la diócesks de Kansas City-San José (Misuri) malversó 150.000 dólares durante cinco años delante de sus narices del fondo de becas de la diócesis para niños necesitados.
Pero a los hipócritas neoiglesianos no les importan realmente los niños. En la Iglesia Sinodal siempre es «Primero yo».
El Gran Holocausto Sexual y Malversación de fondos conciliar continúa sin cesar. Los pseudopapas apóstatas no tienen ningún interés en detenerlo. Mientras obtengan sus beneficios, no les importa nada más. León XIV Riggitano-Prévost es igual de malo en este sentido, si no peor, que sus predecesores. Comenzó con los presbíteros, luego se extendió a los obispones, después a los cardenales y finalmente a los pseudopapas. Ahora incluso los laicos neoiglesianos se han contagiado de la corrupción.
El 5 de Noviembre de 2025, la fiscalía federal arrestó a Jeremy Lillig, un directivo neoiglesiano en la Diócesis de Kansas City-San José (Misuri), por malversar mediante tarjetas de regalo Visa la suma de 150.050 dólares del fondo de becas diocesano entre los años 2017 y 2021. Irónicamente, se trataba del Fondo “Futuros Brillantes”, que ofrece ayuda económica para la matrícula a estudiantes necesitados de las escuelas diocesanas. Pero a los hipócritas neoiglesianos no les importan los niños. En la Iglesia Sinodal, siempre es «Primero yo» De nuevo, irónicamente, el empleado trabajaba como Director de “Administración y Desarrollo” de la Diócesis mientras robaba a los propios niños de Diócesis. Lillig, de 44 años, se enfrenta a una pena de hasta veinte años de prisión y una multa de 250.000 dólares [Parte de la información para este Comentario proviene del National Catholic Register].
Católicos tradicionales, es obvio que la Iglesia Sinodal miente cuando sigue afirmando que ha «reforzado la seguridad y la supervisión». El empleado llevaba unos cinco años malversando fondos diocesanos mientras el obispón se quedaba de brazos cruzados. El obispón James Vann Johnston Jr. Huber debería estar en la cárcel con él. Si los obispones fueran encarcelados, ¡la malversación en la Antiiglesia se detendría de inmediato!

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)