El presbítero beninés residenciado en Costa de Marfil Janvier Gbénou (nombre literario, Jesus-Marie Nisigbètò), después de haber sido suspendido del Opus Dei el 4 de Marzo del año pasado por criticar “la ética de la situación” que ha dominado el
La decisión fue tomada el 1 de Febrero de 2022 por el presbítero Serge Abdoulayed Baziat Sissoko (instalado el 23 de Mayo de 2009 con el inválido rito montini-bugniniano), vicario regional de La Obra en Costa de Marfil. Recurrida por Gbénou, la sentencia de dimisión fue confirmada el 8 del mismo mes por el Prelado, Fernando Ocáriz Braña.
Decreto de Serge Abdoulayed Baziat Sissoko, vicario regional del Opus Dei en Costa de Marfil, expulsando a Janvier Gbénou (1 de Febrero de 2022).
Decreto de Fernando Ocáriz Braña, prelado del Opus Dei, ratificando la expulsión de Gbénou (8 de Febrero de 2022).
Gbénou recurrió la decisión ante Francisco Bergoglio (que tiene agendado entre el 2 y el 5 de Julio próximo venidero viajar a la República Democrática del Congo –antiguo Congo Belga– y Sudán del Sur) en una carta que publicó en inglés, español, italiano y francés, en la que sostiene que está siendo perseguido por denunciar los errores objetivos de Bergoglio. A ello agregó una carta privada manuscrita en español.
El detonante de todo este culebrón fue que el 21 de Octubre de 2020, Bergoglio dijo en el documental Francesco del director israelo-estadounidense y homosexual Evgeny Afineevsky que «Lo que hay que hacer es una ley de convivencia civil; [los homosexuales] tienen derecho a estar cubiertos legalmente. Yo defiendo esto». A partir de estas declaraciones, y de la exhortación post-sinodal “Amóris Lætítia”, es que Gbénou (que ha sido miembro del Opus Dei por 25 años –tiene 42 actualmente de edad–) ha denunciado por cartas abiertas y dos libros el triunfo de la “Situationsethik” en la Iglesia Conciliar, y pedido a Bergoglio escoger entre corregir sus errores o renunciar al “papado”, como hace siete siglos Santa Catalina de Siena le dijo al Papa Gregorio XI. Pedido el cual para La Obra, papólatra como la que más (para lo que les conviene, pero con todo y eso, los alejó de la influencia que gozaron en el Vaticano cuando Wojtyła y le ha negado la mitra a Ocáriz Braña) constituye pecado mortal y crimen de lesa majestad.
Unas consideraciones finales a Janvier Gbénou: ¿Ha considerado que ese triunfo de la “Situationsethik” que Vd. denuncia no es una consecuencia natural y lógica del Concilio Vaticano II, en el cual el modernismo y la “Nouvelle Théologie” fueron reivindicados y el Magisterio previo ignorado como si no existiera nunca? Así pues, más que esperar que Francisco Bergoglio (o un próximo “Papa”) lo reivindique a Vd. –lo cual probablemente NUNCA suceda, si no que confirme su remoción–, es conveniente adherir al Sedevacantismo, LA ÚNICA CONCLUSIÓN TEOLÓGICA Y CANÓNICA POSIBLE Y ADMISIBLE frente al interrogante ut supra, y desde luego, contactar a un Obispo Católico válido para que le confiera las Órdenes Sagradas y la Confirmación y pueda hacer realidad lo que ha querido siempre: ser sacerdote. El ejemplo ya lo dieron Michael Oswalt CMRI y Jorge Angga y Sánchez.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)