Vexílla Regis

Vexílla Regis
MIENTRAS EL MUNDO GIRA, LA CRUZ PERMANECE

LOS QUE APOYAN EL ABORTO PUDIERON NACER

LOS QUE APOYAN EL ABORTO PUDIERON NACER
NO AL ABORTO. ELLOS NO TIENEN LA CULPA DE QUE NO LUCHASTEIS CONTRA VUESTRA CONCUPISCENCIA

NO QUEREMOS QUE SE ACABE LA RELIGIÓN

NO QUEREMOS QUE SE ACABE LA RELIGIÓN
No hay forma de vivir sin Dios.

ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

jueves, 14 de agosto de 2025

EL TURCO QUE SE CONVIRTIÓ ANTE LOS MÁRTIRES DE OTRANTO


El 14 de Mayo de 1480, una armada turca capturó la ciudad de Otranto y dio muerte al arzobispo Esteban Agrícola de Pendinellis (descuartizado en el altar de la catedral y su cabeza, puesta en una pica, fue paseada por toda la ciudad), al capitán de la guarnición Francisco Largo (aserrado vivo por medio), al sastre Antonio Pezzula Primaldo y otros ochocientos habitantes (decapitados) después de tres semanas de asedio, cumpliéndose la profética advertencia de San Francisco de Paula. Pero en esa jornada, uno de los turcos, ante el testimonio de los mártires, profesa la fe cristiana de la que, cuando joven, apostató al ser capturado por los infieles. Esta es su historia:
«Pero en aquel día nada debía faltar a la gloria de la religión cristiana, todo debía concurrir a la derrota del tirano. Uno de los verdugos, y específicamente aquel que le había cortado la cabeza de Antonio Primaldo, al prodigio de su mutilado cadáver, que se mantuvo erguido después del golpe y permaneció inmoble hasta el final, y mucho más para prueba de la invicta costancia dada por tanta multitud y de tantas edades, elevó la voz y comenzó a gritar, que desde aquel momento también este se declaraba Cristiano, porque no había otra verdadera religión sino la de aquellos santos Mártires. Dicen las crónicas de aquel tiempo que este, cristiano en origen, había sido hecho esclavo con el padre a temprana edad, y conducido a Constantinopla en medio de los musulmanes se había comportado siempre como musulmán, y por tal considerado de ellos, llamándolo por sobrenombre Beylerbey [Capitán general]. Ahora, la gracia de Dios por vía de aquellos prodigios lo había conquistado, y con la luz de la mente su corazón devino tan fuerte e intrépido, que no dudó en arriesgar su propia vida con aquel repentino manifestarse cristiano; y esto lo hizo frente a tantos turcos y al mismo supremo comandante Ahmed Pachá, especialmente al punto que le devoraba la rabia que tantos cristianos hayan preferido la muerte antes que abrazar la religión de Mahoma. Cuando los presentes, que antes no habían bien oído qué cosa quería, estuvieron ciertos de su inesperado cambio de religión, grito y amenazas  que llovieron de todas partes; en la que Ahmed escupiendo furor por la contradicción que encontró aquella mañana también entre los suyos, lo condenó a muerte de palo, y quiso que sin ninguna demora se ejecutase su mandato ante su presencia. Pero en medio de los dolores de aquella muerte atrocísima, aquel hombre desde la altura de aquella viga, como desde una sublime cátedra, no cesó de predicar la cristiana religión, hasta que su alma fue gloriosa a unirse en el Cielo a la invicta multitud que lo había precedido [1].
   
En tal modo se comprende que Antonio Primaldo, el cual, como San Esteban, había visto en el acto de poner el cuello al verdugo los cielos abiertos y a Jesucristo, rodeado por los ángeles de Dios, sentado a la diestra del Padre, había como él orado por sus asesinos e impetrado la conversión de su verdugo: y también se comprende que Dios tuvo razón del fervor de la caridad de aquellos sus confesores, donde exhortaban mutuamente para que nadie de ellos faltase a la corona del martirio. Con esto y con aquella conversión, completó su número, disminuido por aquel que se sustrajo de la muerte con la fuga poco antes de llegar al lugar del suplicio; lo que trae a la memoria los cuarenta Mártires de Sebaste, uno de los cuales después que no supo perseverar hasta el fin, fue sustituido por su pagano custodio, que convertido al Cristianismo, cuando ninguno se lo esperaba, tomó su lugar y su corona.
   
Así tuvo fin este día que será siempre recordado en los fastos de la Católica Religión, y da el título de una singular gloria a la Iglesia idruntina. Si no que el tirano, para que nada más le faltenal espléndido triunfo de la virtud cristiana, nada quiso que faltase a la plena manifestación de su ánimo más que brutalmente feroz, y prohibió que a aquellos cuerpos se diese sepultura».
   
De’ Beati martiri d’Otranto, por el canónigo Giovanni Scherillo, Nápoles, 1865, págs. 47-51. Traducción propia.
  
NOTA (En el original)
[1] Los Bolandistas (Tomo III., Aug.) tratando bajo este día de nuestros Mártires, no ponen en duda la conversión de esre verdugo, pero quisieron mayores pruebas. Este es un elogio de las críticas de aquellos escritores, porque es un hecho que los documentos que estaban a su mano eran demasiado escasos, que razonablemente mueven querrella. Pero este punto posteriormente fue puesto en toda su luz cuando fueron compilados para el proceso de confirmación del culto público de estos gloriosos Mártires, dada por la Santa Sede en 1771. Fueron entonces dados por primera vez a la prensa las deposiciones de nueve testigos, todos presentes en el martirio en el Monte de Minerva, recogidos jurídicamente en ocasión que la Ciudad de Otranto en 1539 pedía adoptar como sus Patrones a estos santos Mártires. El primero de ellos, Angelo Pendinello, de 84 años, que era Diácono en la época de aquel noble martirio, hablando del verdugo, se expresa así: «Tunc (esto es, después que el tronco de Antonio Primaldo quedó inmoble hasta que todos sus compañeros fueron muertos) cárnifex Turcárum Berlébei nómine Christiánam fidem conféssus fuit, et pethit Christiánum se fácere, pro qua confessióne indignátus Bassa, ad palum affígi jubet, et dúplici miráculo comprobátur fides nostra». El segundo Giovanni Panemolle, de 70 años: «Respóndit quod ipse testis vidísset Antónium Primáldum, avúnculum suum, cápite evúlso, támdiu eréctum permansísse, quoúsque omnes fúerunt obtruncáti, et tunc una cum ipsis cecídisse, nec conátus Turcárum potúerunt cum sternére nec movére: pro quo miráculo solus cárnifex Christiánam Religiónem veram conféssus fuit, et cum profitéri cupíebut, ídeo morti pali tráditus fuit». El tercero, Francesco della Cerra de 72 años: «Respóndit quod Antónius Primáldus primus trucidátus est, et evúlso cápite, immóbilis stetit, nec omnes conátus inimicórum potúerunt eum sternére, donec omnes interfécti fúerunt: tunc per se se statiónem suam dedit. Cárnifex stupefáctus de miráculo confitétur Cathólicam fidem esse veram et públice instábat fíeri Christiánus, et hæc fuit cáusa, quod morti pali tráditur jussu Bassá». Luego siguen los Procesos: «Assentiúntur in eádem Informatióne examináti sex álii páriter oculáti Testes, descrípti fólii etc. (que son los que hemos nombrado en nuestro texto), nec non Históricus coǽvus Joánnes Míchaël Lagéttus ibídem pag. 23. § 7». En el proceso del Ordinario Idruntino, instruido en 1755 y 1756 super fama Martýrii et miraculórum etc., el primer testigo Orazio Francesco Latini, Canónigo Primicerio de la Iglesia Metropolitana de Otranto, dice: «Indignado, Ahmed ordenó que a todos le fuese cortada la cabeza, y entre estos antes que todos Antonio Primaldo, al cual cortada la cabeza, se puso en pie, ni fue posible hacerlo caer a tierra, sino que solo cayó después de haber sido todos muertos, y a vista de tal milagro, confesando el verdugo ser verdadera la cristiana fe, buscó hacerse cristiano, confesión por la cual indignóse Ahmed, ordenó que fuese puesto en el palo, donde pendiendo no cesó confesar la verdad de la fe Cristiana, conforme todo esto es verdadero, se lee en las Historias y se ve pintado en los cuadros antiguos». El segundo Giacomo Latino Grassi, patricio idruntino y Canónigo de la misma Catedral, dice: «El primero que sometió su cabeza al filo de la segur fue Antonio Primaldo, quien cortada su cabeza, se levantó el cuerpo en pie, y con todo que fue con viva fuerza golpeado y empujado, no fue posible por fuerza humana extenderlo a tierra: después que a todos se la cortaron, él por sí cayó: de los ángeles de Dios, sentado a la diestra del Padre, había como él rogado por los asesinos e impetrado la conversión de su verdugo: y se haya con ningún otro sono Dios: a vista de tal portento el verdugo confesó la fe católica ser la verdadera, y quiso hace cristiano. Por esta confesión misma Ahmed ordenó enseguida que el verdugo fuese empalado, se ejecutó la condena, mas no cesó por eso dicho verdugo de confesar la fe de Cristo: y esta Historia es firme y constante, sabida de todos, hay una tradición no interrumpida, se lee en la Historia, cual está expresada en todos los cuadros antiguos y modernos». Luego siguen los Procesos: «Adstipulántur in Procéssu examináti tredécim álii testes folii etc.».

Interrogado sobre este particular el Vicario General de Otranto Mons. Luigi Bienna, Obispo de Hierocesarea, el día 25 de Junio de 1857, así respondía: «La Conversión del verdugo es confirmada por testigos presenciales, y por escritores contemporáneos que se citan en los Procesos antiguos y en los compilados en ocasión que fue confirmado el culto público a nuestros Mártires en Diciembre de 1771. En prueba de esto, además de los dichos Procesos, basta añadir lo que el escritore del Ensayo histórico manuscrito redactado en 1772, y que tiene por título: Relación de los hechos que interesan a la fidelísima ciudad de Otranto, dice en estos precisos términos: “Y después trajeron al verdugo a la Religión Cristiana, por la cual sufrió pacientemente muriendo la dura pena del palo, como se halla en la Historia de Laggetto, cuyo padre se halló presente al prodigioso hecho, por los Diarios de Lucio (Giulio) Cardamo Gallipolitano, reportados por Bernardino Tafuri en la Obra de los hombres ilustres del Reino, parte 1. Tom. III.; por el P. Verricelli, título 15 pág. 313; de la Historia de Francisco Araújo español; de la Relación de Giovanni Antonio Cello, y por otros infinitos autores síncrones, además de la antigua y constante tradición, confirmada por las pinturas antiguas expresando tal prodigio de la Divina Providencia”. A esto se debe agregar que el hecho de la conversión del verdugo estuvo representado incluso en el cuadro ofrecido al Sumo Pontífice Clemente XIV por los Otrantenses, en ocasión que fue confirmado el público culto a estos Santos Mártires».

Y esto basta, si no erro, sobre este argumento, sin aumentar en otras citas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad civil, administrativa, penal y canónica por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración constituyen causal de no publicación.

Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.

+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)